La mayor fuente de residuos plásticos de la que nunca habías oído hablar

A greenhouse in Torrazza, Lombardy, Italy. Photo by Flickr user Neimon. CC-BY-NC-SA 2.0

Un invernadero en Torrazza, Lombardía, Italia. Fotografía por el usuario de Flickr Neimon. CC-BY-NC-SA 2.0.

Este artículo de Elizabeth Grossman ha sido publicado originalmente en Ensia.com, una revista que destaca las soluciones ambientales internacionales en acción, y es republicado aquí como parte de un acuerdo para compartir contenidos. 

“Almácigos, cintas de goteo, película para mantillo, cañerías, cubiertas de invernadero, cuerdas, mangueras, bolsas de fertilizantes, mangos de herramientas y todo lo que usamos para mantenernos secos.” En una tarde lluviosa de marzo, Kara Gilbert, copropietaria de la granja Vibrant Valley, enumera rápidamente los usos que se da a los plásticos en la granja mientras se saca el barro de las botas.

En una visita a la granja de casi 2 hectáreas en la exhuberante isla Sauvie en la confluencia de los ríos Willamette y Columbia cerca de Portland, Oregón, Gilbert me ofrece un recorrido por los plásticos de uso agrícola. Los campos se están preparando para la temporada, pero el plástico negro ya está instalado en el invernadero. Las tuberías de agua de PVC se están colocando y la cinta de goteo para riego está lista para ser desplegada, al igual que las bolsas plásticas de fertilizantes. Afuera en el campo que está reverdeciendo, pequeñas etiquetas de plástico naranja rosado colocadas en estacas a la altura de los tobillos flamean en la brisa húmeda para marcar hileras de arvejas que acaban de brotar.

Para los estándares de la agricultura, este es un establecimiento pequeño. Vende vegetales orgánicos a alrededor de 15 restaurantes locales o los distribuye por medio del sistema de agricultura comunitaria y cultiva flores que vende al por mayor. Pero incluso esta pequeña granja, afirma Gilbert, gasta entre $4,000 y $6,000 en plástico al año. Tal vez más. Se trata de una solución de compromiso ambiental, explica: Usar plástico significa ahorrar agua.

“En nuestro clima tan inestable, si quieres desarrollar un movimiento de consumo local de alimentos y pretendes competir con California y México, es casi obligatorio el uso de plástico negro,” señala Gilbert. “La película o el tejido plástico evitan la formación de maleza,” explica la copropietaria de la granja Elaine Walker. “Como el plástico negro puede retener calor y humedad no necesitas regar tanto y puedes cultivar fuera de temporada.”

Plastic buckets, barrels, tubing and more are a huge part of modern agriculture. Photo courtesy of Vibrant Valley Farm.

Recipientes plásticos, barriles, tuberías y demás son componentes preponderantes en la agricultura moderna. Foto cortesía de la granja Vibrant Valley.

Ya sea que se trate de esta pequeña granja orgánica que está obteniendo un rendimiento sorprendente en unas escasas hectáreas en Oregón o de un gran explotación agrícola convencional en algún otro lugar del mundo, el plástico es un insumo preponderante en la agricultura moderna — una industria mundial valuada en miles de millones de dólares, según Penn State Extension. Miles de millones de kilos de plástico se usan anualmente en el mundo, y gran parte de este material ha sido diseñado para ser usado una sola temporada.

Existe un reconocimiento cada vez mayor entre los productores y el resto de la comunidad agrícola de la necesidad de alternativas ecológicamente responsables para disponer de este tipo de residuos. La cuestión, sin embargo, es cómo desechar materiales diseñados para soportar precipitaciones, sol, calor y que — si son incinerados o abandonados para su degradación — pueden representar un peligro para la salud del ambiente.

Cifras elevadas

Es difícil obtener datos ciertos acerca de la cantidad de plástico utilizado en agricultura, pero expertos en este campo, incluso Gene Jones de Southern Waste Information eXchange, estiman que la agricultura norteamericana por sí sola usa alrededor de medio millón de kg. al año. Esta cifra incluye película plástica — usada para mantillo, en cubiertas para invernadero, y para envolver fardos, en tuberías y mangueras. También comprende recipientes para almácigos, envases para pesticidas, bolsas para ensilado, cubiertas para almacenaje, sogas y demás.

Productos especializados también figuran en la lista. Mientras los productores agrícolas de regiones más frías usan plástico para, por ejemplo, aumentar la temperatura, en el sur de EE. UU. lo usan para enfriar el suelo y los cultivos. “Hay plásticos reflectivos, algunos de colores, pero todos soportan el sol en diferentes épocas del año”, señala Jeremy Nipper, representante de ventas de Kennco Manufacturing, una empresa de maquinaria agrícola con sede en Florida, cuyos productos incluyen equipos para instalar plásticos de uso agrícola, recogerlos y desechar los plásticos usados. Las láminas de plástico que se colocan en los surcos también contribuyen a evitar que las lluvias arrastren el fertilizante. Y, como explica Walker, el plástico del mantillo contribuye a eliminar malezas.

En todo el mundo, el mercado de la película plástica para uso agrícola por sí solo se ha calculado en $5.87 mil millones en 2012. La demanda global de ese año, según un analista de mercado, superó los 4.39 millones de kg., con alrededor del 40 por ciento destinado a ser usado como mantillo. China es considerado el principal consumidor de película plástica de uso agrícola del mundo pues usa aproximadamente el 60 por ciento del total de dicho plástico.

“La horticultura y la producción de vegetales usan cantidades asombrosas,” señala Nate Leonard, coordinador de campo del programa de reciclado de plásticos de uso agrícola de la Universidad Cornell.

Reducir, reusar, reciclar

Qué hacer con todo ese plástico cuando ya no se utiliza es un constante desafío.

“Hay mucho interés en reducir el impacto ambiental,” dice Scott Coleman, vicepresidente de desarrollo estratégico de Delta Plastics, una empresa con sede en Arkansas especializada en tuberías para riego agrícola.

Históricamente, los residuos de la agricultura se han usado como relleno, se han incinerado o enterrado, a menudo en terrenos de la misma granja. Pero la mayoría de los estados han dictado leyes prohibiendo la quema de plásticos, y esto ha generado interés en opciones alternativas.

Uno intenta usar menos plástico en primer lugar— a menudo extendiendo su uso durante más de una temporada de cosecha. Por ejemplo, Nipper explica que algunos productores pueden reducir el consumo de plástico reusando la película de mantillo para un cultivo diferente.

Currently only about 10 percent of farm plastics are recycled.

Actualmente solo el 10 por ciento de los plásticos de uso agrícola se reciclan.

Walker señala que en lugar de la película delgada que es difícil de reusar, Vibrant Valley ha estado usando un tejido que durará por varias temporadas para controlar las malezas y para conservar la humedad y el calor. De manera similar, mientras en Florida los productores de sandía usan plásticos delgados de un solo uso, los productores de frutillas aprovechan plástico que no llega a ser el doble de grueso durante dos temporadas.

Por lejos la mejor oportunidad para reducir los residuos plásticos agrícolas, no obstante, es reciclar. Actualmente solo alrededor del 10 por ciento de los plásticos agrícolas son reciclados. Que esa cifra aumente va a depender de lograr que recogerlos sea más conveniente y de ampliar las opciones para darle al plástico una segunda vida.

En el estado de New York, donde desde 2009 está prohibido incinerar plásticos agrícolas, el programa Cornell trabajó con el Departamento estatal de conservación del ambiente para encabezar el reciclado de plásticos agrícolas y la difusión educativa de opciones de reciclado por medio de programas de extensión y unidades de los gobiernos locales dedicadas a la conservación del agua y el suelo.

Aunque recolectar para el reciclado es todo un reto, la tarea de preparar y procesar plásticos agrícolas para que pueden ser reciclados y encontrar un mercado para las numerosas y diversas clases de plástico de uso agrícola es incluso más compleja.

La gente que gestiona los residuos sólidos piensa que estamos locos porque no hay mercado para este plástico,” afirma Leonard. “Fue un descubrimiento sorprendente cuando encontramos a alguien que tomaría esto,” señala. Una de las primeras empresas que el programa de reciclado de Cornell descubrió que podía usar este plástico fue un productor de veredas plásticas y materiales para pavimento.

Cubes of brightly colored plastic twine dwarf a worker at an Agri-Plas recycling facility in Brooks, Ore. Photo by Elizabeth Grossman.

Enormes montículos de sogas plásticas de colores empequeñecen al trabajador en una planta de reciclado de Agri-Plas en Brooks, Oregón. Foto por Elizabeth Grossman.

Otro tema importante en el reciclado de plásticos agrícolas es la tierra y los detritos. “El problema con el alto contenido de tierra es que es realmente dificultoso para la maquinaria,” dice Coleman. También puede haber temores respecto a transportar contaminantes tales como patógenos con esos detritos.

Agri-Plas, una empresa de reciclado de plásticos agrícolas en Brooks, Oregón, trabaja con la mayoría de las variedades de plásticos, desde embalajes de fardos y bolsas para fertilizantes a plásticos duros y cinta de goteo. Enormes pilas de plásticos seleccionados se acumulan en la planta de Agri-Plas, situada en medio de la granja Willamette Valley: coloridos cubos de sogas, cúmulos de cinta de goteo negra y almácigos, montículos blancos de envoltorios y bolsas plásticas, y en un área especial, recipientes azules y blancos de plaguicidas que han sido enjuagados tres veces antes de la recolección.

Agri-Plas es también una de las alrededor de nueve plantas en el país que están trabajando con Ag-Container Recycling Council un programa de recolección y reciclado de contenedores de pesticidas iniciado por 20 grandes productores de químicos agrícolas en 1992. Las empresas miembro contribuyen a financiar el programa y designaron contratistas para convertir el material recolectado en productos plásticos aprobados según el programa para uso seguro “post-pesticida”. Se trata de cosas que la gente no tocaría normalmente, como desagües exteriores para tejados, declara Mary Sue Gilliland, vicepresidente de operaciones y desarrollo de negocios. Esta precaución se toma aunque según las pruebas de ACRC, casi no quedan residuos de pesticidas luego de un lavado y procesado adecuado. El programa es considerado exitoso cuando la tasa de reciclado es de alrededor de 33 por ciento, señala el director ejecutivo de ACRC Ron Perkins.

Tan complicado como puede sonar reciclar contenedores de pesticidas, las cuerdas plásticas parecen un desafío aún mayor. El material, señala Gilliland, “es muy abrasivo y daña la maquinaria”. En un sector exterior de Agri-Plas, los trabajadores están ocupados quitando, a mano, heno de la cuerda plástica. “No hay otra forma de hacerlo,” dice Gilliland.

Encontrar un uso 

Agri-Plas realiza parte del procesado en el lugar, el triturado y la molienda. Pero esa es la parte más simple del reciclado de plásticos, sostiene Gilliland y otros en esta industria. El verdadero desafío es encontrar una empresa que pueda usar el plástico reciclado.

Una empresa llamada Encore en Salinas, California, está fabricando bolsas de compras reusables a partir de plásticos agrícolas reciclados. Delta Plastics está usando plásticos reciclados para fabricar bolsas de residuos que cumplen con los requerimientos de EPA y explorando maneras de convertir plástico usado en nuevas cintas de goteo.

Hace 20 años, cuando fabricábamos tuberías de riego vimos la cantidad de residuos que se generaban, nuestro fundador consideró que era necesario encontrar una solución”, relata Coleman. “Finalmente, se nos ocurrió un método propio para procesar las tuberías sucias”. Delta Plastics usa gran parte de este material para su producción, pero también lo vende en forma de gránulos a otros fabricantes que lo emplean principalmente para elaborar nuevas películas o láminas plásticas.

Another solution some companies have been experimenting with is turning waste agricultural plastic into fuel oil.

Otra solución que algunas empresas han estado probando es convertir los residuos plásticos agrícolas en combustible.

Mientras tanto, otras empresas están fabricando productos que incluyen pavimentos plásticos, materiales de construcción para exteriores, y otros artículos que técnicamente son más fáciles de producir que las láminas plásticas.

Encontrar una empresa que pueda procesar estos plásticos a nivel local continúa siendo un desafío, afirma Gilliland. Ella calcula que alrededor del 40 por ciento o más de los plásticos recolectados para el reciclado se destinan a la exportación, habitualmente a China o a otros lugares de Asia.

Otra solución que algunas empresas — incluso una llamada Agilyxque reúne entre sus inversores a fondos de capital de riesgo y a Richard Branson — han estado intentando convertir a los residuos plásticos agrícolas en combustible. Pero esto ha resultado ser problemático por varias razones, entre otras por el modo en que los gobiernos estatal y federal regulan dichos procesos, señala Gilliland. Aún así ella considera que, si se hace de manera adecuada, esta podría convertirse en una mejor opción para el ambiente teniendo en cuenta las dificultades logísticas de darle un nuevo propósito a grandes cantidades de residuos plásticos agrícolas.

En las afueras de Sauvie Island, el aguacero ha terminado, un águila calva y varios gansos pasaron volando. Kara Gilbert se arrodilla en el lodoso suelo primaveral junto a una pequeña bandera plástica naranja y elige un brote de arvejas. A unos pocos metros, bolsas plásticas de mejoradores de suelo y el tejido plástico negro usado en la última temporada están esperando ser reutilizados en la siembra 2015— testimonio de la complejidad de los suministros necesarios para producir hasta los alimentos más simples. “Tienes que probar esto,” dice mientras me acerca unas pequeñas verduras, “son geniales.”

Elizabeth Grossman es una periodista independiente y escritora especializada en temas ambientales y científicos. Es autora de Chasing Molecules, High Tech Trash, Watershed (Persiguiendo moléculas, basura tecnológica y vertientes) y otros libros. Su trabajo también ha aparecido en diversas publicaciones: Ensia, Scientific American, Yale e360, the Washington Post, TheAtlantic.com, Salon, The Nation, y Mother Jones. Su cuenta de Twitter es @lizzieg1.

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