¿Por qué los latinoamericanos están bautizando a sus hijos con los nombres turcos «Onur» y «Sherezade»?

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La telenovela turca «Las 1001 noches» ha sido transmitida con éxito en varios países de Latinoamérica y ha tenido también un efecto sensible en la cultura. Fotografía tomada de Ecuavisa y publicada bajo licencia de reuso.

La telenovela es un género que tradicionalmente ha sido descalificado y a la vez asociado con la cultura masiva, especialmente la cultura femenina de las clases populares. Sin embargo, desde la academia se ha destacado su rol mediador entre las instancias de la recepción y producción de contenidos, es decir, entre productores y públicos. Históricamente, Latinoamérica ha sido un productor y exportador de telenovelas por excelencia, un género televisivo distintivo de la región, cuyos productos han sido éxitos comerciales tanto dentro como fuera del continente.

Sin embargo, este fenómeno histórico ha experimentado algunas novedades. Desde hace unos años, Latinoamérica ha comenzado a importar telenovelas provenientes de otras latitudes lejanas.

El melodrama de origen turco, Las Mil y Una Noches -en alusión a la recopilación de historias clásicas de la literatura oriental- , representa un caso paradigmático, protagonizado por una arquitecta viuda con un hijo enfermo, Sherezade Eviyaoglu, quien para poder pagar el tratamiento de su pequeño, se somete por una noche a los deseos de su jefe millonario, Onur Aksal, quien luego se enamora de ella y logra enamorarla. Sin embargo, la pareja se ve envuelta en un sinnúmero de intrigas amorosas y desencuentros que no les permiten alcanzar la felicidad.

La particularidad de este clásico «culebrón» (que es como se conoce comúnmente a las telenovelas en América Latina), es que bien podría ser latinoamericano, pero no lo es. No tiene lugar en México, Colombia, Brasil o Argentina, como estamos acostumbrados, sino en Turquía; un escenario que para muchas percepciones latinoamericanas pertenece al mundo de lo exótico. 

Justamente ese exotismo parece haber conquistado al público latinoamericano. En Argentina, Canal 13 hace gala de sus elevados índices de audiencia, gracias a la telenovela:

En Chile, se recurre al humor para referirse al fanatismo desatado por la telenovela:

La telenovela ha sido también muy exitosa en Colombia, donde ha sido transmitida por Caracol TV:

En Perú y Ecuador, Las Mil y una Noches también está dando que hablar:

En Uruguay, Canal 10 también promociona el melodrama con entusiasmo:

Recientemente, Unitel estrenó la telenovela en Bolivia:

Tanto es el éxito alcanzado por la telenovela en Chile y Argentina, que hay padres que están anotando a sus hijos en el registro civil con los nombres de «Onur» y «Sherezade»:

La introducción de estos nombres de origen oriental en honor a los protagonistas de la telenovela ha desatado variadas críticas en la red:

Por otro lado, otros critican el patriarcalismo implícito en la telenovela, por ejemplo:

Asimismo, las críticas no son solo de índole cultural, sino también políticas. Por ejemplo, la comunidad armenia de Argentina condena la transmisión de la telenovela y la califica como mera propaganda turca. La comunidad destaca también cómo el gobierno de Turquía sigue sin reconocer el genocidio cometido contra el pueblo armenio hace exactamente 100 años.

Pese a las numerosas críticas de diversa índole, la telenovela es un éxito de audiencia entre el público latinoamericano. En este sentido, la consultora argentina, Concept Media, realizó un estudio cualitativo con el objetivo de analizar la recepción de la telenovela y llegó a varias conclusiones. Entre ellas, que el «exotismo cercano» permite al público argentino acercarse a una cultura lejana -la cual en lo cotidiano no es tan diferente a la propia- , y también que existe una familiaridad con elementos clásicos del género de la telenovela y estructuras melodramáticas. Del mismo modo, el estudio señaló que el uso de historias de amor sin escenas de sexo -recurso utilizado en las producciones locales para aumentar la audiencia- , es otro de los aspectos señalados por el público para fundamentar su preferencia por encima de la oferta local.

Pero el éxito de las telenovelas turcas no es un hecho exclusivamente latinoamericano, en el mundo árabe se ha desatado un fenómeno similiar que ha generado fanatismos y críticas. Este fenómeno se presenta como un contrapunto a la tesis de la «occidentalización» del Tercer Mundo y arroja numerosas preguntas acerca de la posibilidad de puntos de encuentro entre sociedades periféricas, en este caso entre Latinoamérica y Turquía, que pese a las diferencias, comparten una posición similar en la estructura global. Una estructura que impregna la vida cotidiana de los públicos, y que abre la posibilidad de una globalización más horizontal a través de la circulación de productos culturales «del Sur al Sur», aunque estos sean productos masivos, conservadores, altamente comerciales y provenientes de un país en el que el gobierno protagoniza permanentemente hechos de censura.

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