El Caribe está atrapado en la mentalidad de «Culpar a la víctima»

A sign from the Men Against Violence Against Women (MAVAW) project at the Live and Learn Offices. Photo taken by Irene Scott for AusAID, used under a CC BY 2.0 license.

Un cartel del proyecto de Hombres en contra de la Violencia Contra las Mujeres (MAVAW por sus siglas en inglés) en las oficinas de Live and Learn. Foto tomada por Irene Scott para AusAID, usado bajo licencia CC BY 2.0.

La sexualidad en el Caribe ha estado muy tensa durante un tiempo, con varios temas recurrentes: violación y violencia de género, acoso sexual en público, una cultura sexista que a la vez objetiviza y exige modestia de las mujeres, y una falta alarmante de equidad de género.

Añadamos homofobia, conflictos con los derechos de homosexuales y abuso sexual de menores a la mezcla y tendrán una idea de cuán enredado y controvertido el sexo puede ser.

Un par de eventos recientes en la región han revelado que uno de los más preocupantes aspectos con respecto a sexo y género, la mentalidad de «culpar a la víctima«, sigue vigente y vivo. En una publicación de un blog que está siendo compartido ampliamente, la residente de Jamaica, Annie Paul discute el problema del acoso sexual en la universidad dónde ella trabaja. Acusa a los altos mandos de ocultar sus cabezas en la arena y no atacar el problema, haciendo notar las respuestas de dos portavoces, mujeres, que refutan los reclamos de que la violencia de género se extiende en el campus.

Paul explica:

The denials come in response to a study […] quoting Taitu Heron, currently National Programme Coordinator at UN Women Jamaica, who chronicled some of the reported cases of violence against women on the campus in her 2013 study Whose Business Is It? Violence Against Women at UWI, Mona. The study, conducted while Heron was a lecturer at UWI’s Institute of Gender and Development Studies, used data compiled from incident reports made to the Office of Security Services on campus. Records showed 67 reported incidents including stalking, physical assaults and domestic disputes.

Astonishingly this was categorically denied by the UWI registrar who stated in the media ‘…while the university cannot say sexual violence does not take place on campus, the university has never had a report of sexual harassment on any of its six halls of residence.’

La negación responde a un estudio […] citando a Taitu Heron, actual Coordinadora del Programa Nacional de la ONU Mujeres Jamaica, quién hizo crónica de algunos casos de violencia contra la mujer reportados en el campus en su estudio del 2013, ¿A quién le importa? Violencia contra las mujeres en UWI, Mona. El estudio, conducido mientras Heron era una conferencista en el Instituto UWI de Estudios de Género y Desarrollo, usó datos compilados de reportes de incidentes hechos en la oficina de servicios de seguridad del campus. Los registros muestran 67 reportes de incidentes incluyedo acoso, asalto físico y disputas domésticas.

Sorprendentemente esto fue categóricamente negado por el registrador público de la UWI quien expresó en los medios «…mientras que la universidad no puede decir que la violencia sexual no tenga lugar en el campus, la universidad nunca ha reportado acoso sexual en cualquiera de sus seis salones de residencias».

Tal argumento tan categórico es una rareza por la experiencia personal de Paul:

I still remember a women’s group on campus in the early 90s putting up posters inviting concerned individuals to a forum to discuss the many violent incidents female students were facing on campus with a view to forming some sort of strategy that would provide women with better support than was then available.

Before the meeting could be held an edict was issued by the administration. There was to be no such forum and all posters advertising it were to be taken down forthwith. Organizers were reprimanded for jeopardizing the ‘good reputation’ of the university by holding such a discussion in public and ordered never to do it again.

Aún recuerdo a un grupo de mujeres en el campus a inicios de los 90 poniendo carteles invitando a las personas preocupadas a foros para discutir los múltiples incidentes violentos contra estudiantes mujeres que el campus enfrentaba con vista a formar alguna estrategia que pueda proveer a las mujeres con un mejor apoyo del que se disponía.

Antes que la reunión se pudiera llevar a cabo se lanzó un edicto de la administración. No debía llevarse a cabo tal foro y todos los carteles promoviéndolo fueron quitados de inmediato. Los organizadores fueron reprendidos por amenazar «la buena reputación» de la universidad al tener tal tipo de discusiones en público y les ordenaron no hacerlo nunca más.

En el 2007, de acuerdo con Paul, «los ataques crecieron tan flagrantemente que otro grupo de defensa de las mujeres llevó el asunto de defensa femenina en los campus de universidades al parlamento», añadiendo que Heron, la investigadora, concluyó que «la preocupación principal fue no que los incidentes de violencia contra la mujer ocurrieran, sino que el hablar de ellos en un foro hicieran que la Universidad se viera mal». Paul cita múltiples instancias de dicha censura en su publicación, diciendo:

What is consistent in all of this is the University’s tactic of demanding and imposing silence on victims and potential victims of sexual harrassment on campus while at the same time doing very little to secure the safety of its female students. […]

Also striking is the emphasis placed by senior UWI management on the lack of reportage of sexual harrassment incidents as some sort of vindication of its reputation rather than recognizing it as an extraordinary situation that requires immediate investigation.

Lo que es consistente en todo esto es la táctica de la Universidad de demandar e imponer silencio a las víctimas y potenciales víctimas de acoso sexual en el campus, mientras que a la vez hacen muy poco por la seguridad de sus estudiantes mujeres. […]

También es sorprendente el enfásis puesto por la gerencia senior de la UWI en la falta de reportes de incidentes de acoso sexual como alguna forma de vindicación de su reputación en vez de reconocerlo como una situación extraordinaria que requiere investigación inmediata.

«Arrojamos piedras a las víctimas»

Las actitudes en Granada hacia las recientes fotos filtradas de adolescentes desnudas no son muy diferentes. El sitio de Groundation Granada mantiene que la filtración de las imágenes en las redes sociales comprometió más a las menores:

Together with the images came the expected commentary and Facebook statuses, much of which made the girls out to be the villains and blamed them for the leaks (as opposed to the the [sic] people who violated their privacy). […]

The comments revealed a cultural disrespect for data privacy and deep-rooted hypocritical values around sexuality and in particularly teenage sexuality. They also revealed some assumptions that we have internalised without thinking too hard about them: that teenagers are not supposed to be sexual beings and they are bad if they are, and, that wise people don’t keep or share sexual images of themselves. The debacle in general revealed very obvious holes in children and teens education, holes concerning comprehensive sexuality education, holes that many children and teens fall through to hurt themselves.

Junto con estás imágenes, vinieron los esperados comentarios y estatus de Facebook, muchos de los cuáles hicieron que las chicas parecieran villanas y las culpaban de la filtración (como opuesto a la gente que violó su privacidad)…

Los comentarios revelaron una falta de respeto cultural por la privacidad de los datos y unos valores hipócritas muy arraigados acerca de la sexualidad y en particular la sexualidad adolescente. También revelaron suposiciones que se han interiorizado sin pensar mucho en ellas: que las adolescentes no se supone que sean seres sexuales y que son malas si lo son, y, que gente sabia no mantiene o comparte imágenes sexuales de ellos mismos. El debate en general reveló vacíos muy obvios en la educación de niños y adolescentes, vacíos que conciernen a la educación sexual comprensiva, vacíos en los que muchos niños y adolescentes caen para herirse.

El post se refiere a las interesantes estadísticas que traen a cuestión la penetrante actitud religiosa y la desesperante necesidad de educación sexual responsable en el país, diciendo «Al revelarse ellas mismas, las chicas revelaron más que a ellas mismas. Ellas revelaron un hueco en la política educacional que tenemos que solucionar»:

Recent statistics from the WHO and the OECS Behavioral Surveillance Surveys (BSS) show that in Grenada about a quarter of young persons between 13-15 are having sex, many of them with multiple partners, many of them without protection. The BSS survey shows that those who attend church are having a lot more sex than those who don’t. Also, 1 in every 8 live births in Grenada is to a young woman, aged 15-19.

Estadísticas recientes de la OMS y la OECS Behavioral Surveillance Surveys (BSS) muestran que en Granada cerca de un cuarto de las personas jóvenes entre 13 y 15 años tienen una vida sexual activa, muchos de ellos con múltiples parejas, muchos de ellos sin protección. La encuesta de la BSS muestra que aquellos que van a la iglesia están teniendo mucho más sexo que aquellos que no van. También 1 de cada 8 nacimientos en Granada son de mujeres jóvenes, entre 15 y 19 años de edad.

Groundation también apunta que la privacidad en línea de los adolescentes está comprometida, lo que añade un insulto a la ofensa:

We pelt stones at the victims while the real wrongdoers skin teeth on the side. I would be very happy to see charges and convictions under the Electronic Crimes Act coming out of this. Maybe then people would begin appreciating the value of respecting people’s privacy.

I get the sense that for a lot of people sharing the images with commentary is about shaming the girls. A shaming that is meant to punish girls particularly for crossing lines that we have told ourselves girls must not cross.

Lanzamos piedras a las víctimas mientras que los verdaderos criminales esconden sus dientes a un lado. Estaría muy contento de ver acusaciones y condenas según la Ley de Crímenes Electrónicos como resultado de esto. Tal vez entonces la gente empiece a apreciar el valor de respetar la privacidad de la gente.

Tengo la sensación de que para mucha gente que comparte comentando las imágenes, se trata de avergonzar a las niñas. Una pena que se castigue a las niñas particularmente por cruzar líneas que nos hemos dicho a nosotros mismos que las niñas no deben cruzar.

En una región dónde los líderes religiosos aún discuten ampliamente sobre las mujeres por supuestamente no hacer nada más que usar bikinis en la playa, en un esfuerzo para avergonzarlas, el debate inteligente acerca del sexo en el Caribe aún tiene un largo camino que andar.

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