La fraternidad internacional de los caricaturistas

El ataque contra Charlie Hebdo ha suscitado innumerables reacciones en la sociedad civil mundial sobre la libertad de expresión y el rol de los medios. Surgió así el debate titulado «El periodismo después de Charlie» (#JournalismAfterCharlie), organizado por UNESCO, que se llevó a cabo en París, el 14 de enero de 2015.

El debate no es nuevo, y diseñadores y caricaturistas de diferentes sensibilidades intercambian impresiones sobre su práctica, sus retos y limitaciones.

Una pregunta aparece con frecuencia: «¿Se puede uno reír de todo?»

El caricaturista argelino Ali Dilem cuenta la posición de su amigo y mentor, el dibujante francés Cabu, dijo en sus comentarios, en una conversación reproducida por el semanario Le Point:

Il expliquait les choses de façon tellement simple. Il disait : «Je ne sacralise rien», et c’est cela qui était exceptionnel. Il jonglait avec tous les concepts, ne s’interdisait rien. Moi, quand on m’interrogeait sur l’islam par exemple, je répondais en disant : «Oui, je respecte les musulmans, je ne veux pas les heurter, ma limite est de ne pas heurter.» Mais lui disait : «Non, je suis un dessinateur, je fais de l’humour, prends-moi comme je suis. On n’a pas à mettre le curseur au niveau de celui qui est en face, c’est à lui de s’adapter ou alors qu’il ne regarde pas les dessins, c’est simple.»

Explicaba las cosas de manera tan simple. Decía: «Yo no sacralizo nada», y eso es lo que era excepcional. Manejaba con destreza todos los conceptos, no se prohibía nada. Cuando a mí me preguntaban sobre el Islam, por ejemplo, respondía diciendo: «Sí, yo respeto a los musulmanes, no los quiero ofender, mi límite es no ofender». Pero él decía: «No, yo soy dibujante, hago humor, tómenme como soy. Uno no tiene que poner el cursor al nivel del que tiene delante, es él quien debe adaptarse o que no vea los dibujos, es simple».

El precio a pagar por hacer reír o sonreír para esos dos caricaturistas fue elevado: Cabu fue abatido, y Dilem, en Argelia, manifiesta:

Je vais vous faire un aveu : depuis 15 ans, je n’ai pas mis les pieds dans mon journal. Je dessine à partir de chez moi ou de quelque part en dehors pour ne pas donner d’occasion à ceux qui peuvent me faire du mal ou faire du mal à ceux qui font le même travail que moi.

Voy a hacerles una confesión: desde hace 15 años que no pongo los pies en mi periódico. Yo dibujo desde mi casa o desde cualquier otro lugar fuera para no darles ocasión a los que pueden hacerme daño o hacer daño a los que hacen el mismo trabajo que yo.

Les islamistes veulent limiter la liberté d'expression (Dilem)

«Los islamistas quieren limitar la libertad de expresión. Dicen: ¡Llega hasta acá!» Dibujo de Dilem.

Sin embargo, a pesar de las intimidaciones y las represalias, se esfuerzan por conservar el sentido del humor, como lo expresa el dibujante israelí Michel Kichka en este dibujo, en homenaje al caricaturista sirio Ali Ferzat, que recibió una golpiza por parte de los servicios de seguridad sirios:

Le caricaturiste syrien Ali Farzat battu par les hommes de Bachar el Assad

Dibujo de Michel Kichka del caricaturista sirio Ali Farzat golpeado por los hombres de Bachar el Assad: «Me duele cuando me río, pero cuando pienso que Assad tiene miedo de un lápiz, no puedo evitar reírme»).

Lejos de estar divididos, esos dibujantes encuentran en la pluma, un terreno de armonía y revelan su fraternidad.

Los dibujantes se reúnen y comparten sus experiencias de manera informal o para proyectos como «Cartooning for peace/Dessins pour la paix» (Dibujos por la paz), iniciativa creada en 2006 por Kofi Annan, entonces Secretario General de las Naciones Unidas, y el dibujante Plantu.

Cartooning for peace / Dessins pour la paix

«Dibujos por la paz» diseña y distribuye material educativo a estudiantes de primaria y secundaria, organiza exposiciones y contribuye también a la formación de una «internacional del humor» entre los jóvenes.

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