La #LeyPulpín enfrenta al gobierno y a los jóvenes en Perú

La aprobación y promulgación de la «Ley que promueve el acceso de jóvenes al mercado laboral y a la protección social» o Ley N° 30288 ha enfrentando al gobierno de Perú y a los jóvenes del país, pues estos aducen que recorta sus derechos laborales, mientras que algunos especialistas dicen que beneficia más a las empresas que a los jóvenes, a quienes transforma en «mano de obra barata».

La controvertida «Ley Pulpín», como fue bautizada en las redes sociales en alusión a una bebida llamada «Pulp» dirigida al público infantil, fue publicada en el diario oficial El Peruano el pasado 16 de diciembre, y crea un régimen laboral especial y opcional, para que las empresas puedan contratar jóvenes de entre 18 y 24 años mediante los denominados «contratos laborales juveniles».

En el blog de Iriarte & Asociados explican que este régimen laboral «contempla beneficios socio-laborales reducidos por un periodo específico de tiempo» y está dirigido a jóvenes que van a trabajar por primera vez y a los que tengan por lo menos 90 días desocupados. Añaden que:

- Las empresas que contraten mediante este régimen especial tendrán derecho a un crédito tributario contra el Impuesto a la Renta, equivalente al monto del gasto de capacitación de los jóvenes contratados, siempre que no exceda del 2% de la planilla anual de trabajadores del ejercicio en que se devenguen los gastos realizados.

- Para el caso de aquellas micro y pequeñas empresas que contraten jóvenes a través del régimen especial, el Estado será el responsable de asumir durante el primer año de labores del personal la cotización correspondiente al seguro social de salud, siempre y cuando ingresen por primera vez a la planilla electrónica y se contrate a este personal por 1 año como mínimo.

Muchos, sin embargo, no están de acuerdo con lo dispuesto por la ley y creen que generará más volatilidad en el sector laboral, además de vulnerar los derechos de los trabajadores, e incluso reducirles el sueldo como apunta el periodista César Romero:

Por otra parte, el historiador Daniel Parodi Revoredo señala:

si me dices que frente al sector informal, que no paga absolutamente nada, el sector formal es caro; te responderé que claro que lo es, porque siempre será más barato no pagar ningún beneficio. Por eso me pregunto si todo esto trata simplemente de reducirle sus derechos a los jóvenes porque luego existe la alternativa de contratar en negro. Más bien, yo creo que esto pasa por un tema de civismo, de cultura tributaria, y por la fiscalización del Ministerio de Trabajo al sector informal.

Manuel Angelo Prado se refiere al comentario del presidente Ollanta Humala de que los jóvenes deben pagar «derecho de piso» para ingresar al mercado laboral, y recuerda que este concepto asume que el joven trabajador debe aceptar algunos abusos e injusticias para poder luego ser un trabajador de pleno derecho. Luego reflexiona:

Lo más resaltante sobre la polémica que se ha armado alrededor de este nuevo régimen laboral no son las opiniones discrepantes de nuestros políticos sino su coincidencia en la visión conservadora de cómo debe ser la inserción laboral de un joven: un ciudadano que primero tiene que ‘pagar derecho de piso’ para que se le reconozcan sus derechos. Lamentable.

Otros creen que se debe ser más prácticos y reconocer que la situación laboral del país necesita medidas simples y pragmáticas. Dante Bobadilla en Voz Liberal del Perú cree incluso que debería revisarse el concepto de «estabilidad laboral», y en cuanto a la ley comenta:

se le plantea a las empresas que contraten jóvenes sin tener que pagarles CTS ni gratificación. Por su parte el Estado se hará cargo del pago de ESSALUD. Es una medida opcional y de emergencia para evitar el paro juvenil que alcanza a 4 de cada 5 jóvenes. Acá lo que se quiere es que los jóvenes tengan un empleo. Algo para empezar. ¿No es una gran idea? Claro que sí. Pero para el progresismo no lo es.

El progresismo ha puesto el grito en el cielo porque se atenta contra uno de sus íconos más sagrados: los derechos laborales […] una de las razones (si no la única) de que los jóvenes no tengan empleo es que son muy costosos para cualquier empresa. No tienen experiencia ni referencia alguna y son hasta un riesgo potencial. Por eso las empresas prefieren contratar gente mayor, si al final van a tener que pagar lo mismo. El resultado: desempleo juvenil.

Pero gran cantidad de jóvenes, el público objetivo de esta ley, decidió que la misma no era de su agrado y decidieron protestar contra ella. En Facebook se organizaron varios eventos convocando a una marcha de protesta el jueves 18 de diciembre con punto de reunión en la Plaza San Martín. 

Finalmente el día señalado se reunió un apreciable grupo de jóvenes, algunos dicen que 3.000 otros 15.000, que a pesar de las fuertes medidas de seguridad dispuestas, más que cuando hay desmanes de las barras bravas, marcharon por diversas calles de Lima, no sin enfrentamientos con la policía. A continuación algunos de los muchos tuits enviados desde la marcha:

Esta es una versión del post originalmente publicado en el blog Globalizado.

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