Blogueros encarcelados: Los Zone9 de Etiopía y las amenazas a la expresión en internet a nivel global

CENSORSHIP

«Queremos más apertura, más transparencia» me comentó la escritora etíope Endalkchew Chala, durante una entrevista telefónica. La gente se merece poder elegir, así como tener acceso al conocimiento mundial.» A inicios de agosto, sus amigos iban a ir a juicio, acusados de terrorismo, por el hecho de expresar este punto de vista en internet – sin embargo, el juicio fue aplazado para el 15 de octubre. Se reunieron brevemente losprimeros días de octubre y lo aplazaron de nuevo hasta principios de noviembre

En julio, Ethan Zuckerman escribió en Global Voices un post detallado mediante el cual describía los orígenes del colectivo de blogueros Zone9 (Zona 9) y por qué eligieron ese nombre, así como las implicaciones de su caso en Etiopía. En pocas palabras, hace dos años, Endalk (como a sus amigos y colegas les gusta nombrarle) se reunieron con varios jóvenes escritores y periodistas etíopes de ideas afines con el fin de lanzar un blog contundente, llamado Zona 9. El nombre proviene de la infame prisión Kaliti de Adís Abeba, la cual estaba dividida en 8 zonas y, la Zona Ocho, estaba restringida para los prisioneros políticos. Eligieron el nombre Zona 9 con la intención de insinuar que la nación entera estaba convirtiéndose en una prisión virtual- efectivamente, una novena zona. «Toda Etiopía es parte de ello» explica Endalk. En 2011, un preso, el periodista Eskinder Nega, fue arrestado por sétima vez tras escribir una columna, mediante la cual, criticaba de manera irónica la manera del gobierno etíope de arrestar a periodistas bajo acusaciones de terrorismo.  

Tal crispación era demasiado para que la soportaran sus gobiernos. El pasado abril, seis blogueros de Zona 9 fueron arrestados. Tres meses más tarde, se les acusó formalmente de terroristas y «actividades relacionadas». Cuando tuvieron lugar los arrestos, Endalk seguía un doctorado en Portland, Oregón. Ahora es su portavoz informal, que bloguea y tuitea las últimas novedades. Dentro de los presuntos crímenes del grupo, se incluye la asistencia a entrenamientos impartidos por técnicos internacionales expertos sobre cómo usar herramientas de software con el fin de evitar la vigilancia electrónica. También están acusados de constituirse clandestinamente como un colectivo bloguero – una acusación disparatada, teniendo en cuenta que Zona 9 es una web pública. 

Endalk y otros cuatro miembros de Zona 9 también llevaron a cabo la edición amárica de Global Voices Online. El grupo tradujo al amárico (la lengua local dominante en Etiopía) las publicaciones escritas por los colaboradores de diversas partes del mundo – particularmente aquellas relacionadas con el activismo, la libertad de expresión y la censura – de mucha importancia para el público etíope, cuyos medios de comunicación controlados por el Estado, están duramente censurados. 

Prohibiciones en todo el mundo

Los blogueros de la Zona 9 no son los únicos colaboradores de Global Voices que se han visto recientemente entre rejas, ya que los gobiernos de una creciente lista de naciones, han reconocido que la conexión moderna de hoy en día puede suponer un desafío letal para su legitimidad y existencia. 

Bassel Khartabil, un ingeniero informático sirio-palestino y defensor de la apertura de Internet, lleva encarcelado en Damasco desde marzo de 2012. Alaa Abd El Fattah, un activista egipcio y bloguero arrestado en noviembre de 2013 por violar la nueva ley de protesta de Egipto, se enfrentaba el pasado junio, junto a otros 25 activistas, a una sentencia de cárcel de 15 años. Actualmente, está en libertad bajo fianza, sin embargo, todavía se enfrenta a nuevos desafíos legales, supuestamente por su comportamiento mientras estaba en prisión. El autor tayiko Alex Sodiqov, un estudiante de doctorado de la Universidad de Toronto – fue arrestado mientras realizaba una investigación académica en la Provincia Autónoma de Alto Badajshán en Tayikistán. Se le ha acusado de espionaje. Sin embargo, a pesar de haber sido puesto en libertad y volver a Canadá, los cargos no han sido retirados. 

La idea sobre la red de Global Voices, tuvo lugar tras una reunión en 2004 de los blogueros de todo el mundo. Era una etapa de optimismo, cuando los blogueros estaban a punto de acabar con las barreras y de ayudar a crear un mundo mejor. Creamos una página web con el eslogan «El mundo está hablando. ¿Estás escuchando? Como señalaba nuestro manifiesto:

«Gracias a las nuevas herramientas, la expresión no necesita ser controlada por aquellos que poseen los medios de publicación y distribución, o por gobiernos que pudieran restringir el pensamiento y la comunicación. Ahora, cualquiera puede ejercer el poder de la prensa. Todos pueden contar su historia al resto del mundo.»

Hemos reunido a editores y voluntarios de todas partes del mundo que han ayudado a conservar, traducir y contextualizar lo que los blogueros contaban sobre sus países y regiones – lo que estaban observando en sus comunidades y cómo reaccionaba la gente de su alrededor a los acontecimientos mundiales. Eventualmente, la página ha sido traducida a más de 24 lenguas, mayormente por voluntarios como los de Zona 9.

La conexión digital puede ser realmente revolucionaria. En el siglo XXI, las tecnologías de redes son una condición necesaria para el cambio político y social. Sin embargo, a lo largo de la última década, hemos aprendido que, por sí mismas, son insuficientes para prevenir las violaciones sistemáticas y generalizadas de los derechos humanos – por no hablar de generar un mundo democrático y justo. 

La batalla contra el poder

Los gobiernos están luchando contra el poder de Internet, un símbolo descentralizado. Están actualizando su propio poder institucional, militar y técnico. Aprueban leyes mediante las cuales penalizan varias formas de la expresión online y las refuerzan con policías, seguridad y servicios de inteligencia. Tanto los servicios de seguridad como los servicios de inteligencia de las democracias y los dictadores, están llevando sus esfuerzos en la vigilancia al límite. Muchos gobiernos también están encontrando maneras nuevas y creativas de controlar, a través de sus poderes legales y técnicos, lo que la gente puede y especialmente lo que no pueden hacer en Internet y en dispositivos móviles. 

El gobierno etíope es un claro ejemplo. Ha reformado la ley de tal manera que, cualquiera que use Internet con el fin de construir un movimiento alrededor de un ideal común o realize periodismo independiente, pueda potencialmente ser acusado de terrorismo. El acceso a Internet está solamente disponible a través del monopolio controlado por el Estado, Ethio Telecom, que mantiene unos precios altos y muy por encima de las posibilidades de la mayoría. Aquellos que puedan acceder a Internet, lo hacen a través de los cibercafés que están extremadamente vigilados por cámaras. Deben explorar la censura de páginas web antigubernamentales del extranjero y enfrentarse a una vigilancia exhaustiva debido a las tecnologías que no solo se han comprado a las empresas chinas, sino también a las europeas, como Gamma, una empresa alemana que vende sistemas de monitoreo remoto, y Hacking Team, una empresa italiana especializada en programas espía. 

Cualquier cosa que los blogueros de Zona 9 hayan hecho en internet, puede ser utilizado en su contra sin miramientos. 

De ninguna manera los ataques a la libertad de Internet de los gobiernos están limitados a los dictadores autoritarios. Junto a los sospechosos habituales como Corea del Norte, Cuba y China, Reporteros sin fronteras han incluido al Centro de Desarrollo Telemático del gobierno indio dentro de la lista de los 20 «enemigos de Internet» más grandes. Esto se debe al papel que juegan en el desarrollo de la vigilancia clandestina de los medios electrónicos y en los programas de minería de datos para utilizarlo en las redes del país. 

El Reino Unido también ha entrado en la lista y ha ganado el título «campeón del mundo de vigilancia» debido, en gran parte, al trabajo del Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno (GCHQ, por sus siglas en inglés) que ha desarrollado la recopilación de datos más grande del mundo, así como sistemas de control de comunicaciones. El mes pasado, las autoridades británicas invocaron poderes de emergencia para aprobar una nueva ley que permite al gobierno emitir órdenes judiciales a las empresas que almacenan datos fuera de la jurisdicción del Reino Unido- legalizando efectivamente su ya gran poder técnico para espiar en la mayor parte del mundo. Edward Snowden, extrabajador de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA por sus siglas en inglés), dijo: «son peores que los EE.UU.»

El problema se ha agravado porque las empresas de Internet y telecomunicaciones persiguen intereses comerciales a corto plazo, sin tener en cuenta el impacto que su comportamiento ha supuesto en los derechos de los usuarios de Internet. Desafortunadamente, todos hemos permitido a las empresas a que rastreen, recopilen y vendan gran cantidad de información personal sin apenas darnos cuenta de lo que estaba pasando. Tal y como le gusta decir a Bruce
 Schneier, un gurú de seguridad norteamericano, «la vigilancia es el modelo de negocio de Internet». 

Qué cómodo había sido para la NSA, ya que, hasta que Snowden denunció, había accedido de manera relativamente fácil a las comunicaciones y había almacenado datos de las empresas de Internet de EE.UU. Actualmente, muchas compañías han reconocido que, a largo plazo, esta situación no es sostenible para su negocio. Mientras que no haya unos niveles básicos de confianza por parte de los individuos y las empresas que dependen de Internet, de sus plataformas y redes, el valor económico de Internet (junto con su valor político y social) va a disminuir a lo largo del tiempo. Por eso, precisamente, es por lo que las grandes compañías como Google, Microsoft y Facebook están reclamando públicamente que los poderes de la NSA tengan límites legales y que los gobiernos incrementen la transparencia en cuestiones de vigilancia. 

Los cibersoberanos

Estos soberanos del ciberespacio (un término apropiado debido a las reglas y los parámetros que establecen en sus servicios, de los que dependemos cada vez más) han llegado a ser una forma de gobierno transnacional privado. Internet está repleto de empresas y gobiernos vigilantes. La policía virtual lo controla para cumplir con las leyes del gobierno y los términos de servicio de las compañías. Estos vigilantes y policías deben responsabilizarse públicamente de manera que se pueda limitar el abuso del poder. 

Como ciudadanos del mundo y como usuarios de Internet, depende de todos nosotros el seguir exigiendo responsabilidad sobre cómo están determinadas y gobernadas nuestras vidas digitales por aquellos que tienen el poder sobre nosotros. Si la conexión digital está para cumplir su potencial, los marcos legales de las naciones que rigen las empresas de Internet, así como los usuarios, deben adoptar la protección y ejercer los derechos humanos básicos. Las normas técnicas y las prácticas empresariales de las compañías deben ser compatibles con el tipo de apertura democrática del mundo que buscamos crear.

A pesar de que estamos lejos de alcanzar este objetivo, se han dado grandes pasos en la dirección adecuada. Los esfuerzos por las reformas legales que buscan frenar los poderes de la vigilancia gubernamental en los Estados Unidos están progresando. Se están llevando a cabo iniciativas para que las compañías de tecnología respeten las normativas de los derechos humanos básicos, incluyendo la libertad de expresión y la privacidad. Global Voices está trabajando junto a una comunidad de personas de todo el mundo que, al trabajar con otros grupos transnacionales que defienden la libertad de Internet, está preparada para luchar por la libertad en la red.

Tal y como pensamos, aquellos que viven en países democráticos no deben olvidar que la libertad de Internet empieza en los hogares. Si no podemos descubrir cómo restringir el poder de los gobiernos y de las empresas sobre las redes digitales de las que dependen las personas, deberíamos estar preparados para unirnos a nuestros amigos etíopes de Zona 9.

Lea también: “Los blogueros de Zone 9 escriben desde el anillo exterior de la prisión, la propia nación”

Este artículo fue publicado originalmente en World Policy Journal's 2014 Fall edition Connectivity. 

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