Diario desde una cárcel etíope: la ceremonia de Maekelawi

Befeqadu Hailu, bloguero y defensor de los derechos humanos, escribió este testimonio a finales de agosto de 2014. Befeqadu es miembro fundador del colectivo de blogueros Zone9 y miembro de la comunidad de Global Voices, y fue arrestado y encarcelado el 25 de abril de 2014 junto con otros cinco miembros de Zone9 y tres colegas periodistas. El 17 de julio de 2014, los nueve detenidos fueron imputados con arreglo al código penal del país y la Proclamación contra el Terrorismo de 2009. Befeqadu menciona en su texto los nombres de varios de sus compañeros detenidos, incluidos Abel, Mahlet y Natnael. Todos son miembros del colectivo Zone9.

Esta es la segunda de dos entregas de la versión abreviada del testimonio de Befeqadu. Fue traducida del amárico al inglés por Endalk Chala y editada para mayor claridad y contexto por Ellery Roberts Biddle. El testimonio íntegro está disponible en formato PDF aquí.

Aerial view of Maekelawi detention center in Addis Ababa. Source: Google Earth, courtesy of Human Rights Watch.

Vista aérea del centro de detención de Maekelawi en Addis Ababa. Fuente: Google Earth. Publicado Originalmente por Human Rights Watch.

La primera entrega en esta serie cuenta las actividades de los blogueros de Zone9 y la breve historia de su trabajo en colaboración previo a su arresto. Lea la parte uno.

En esta entrega, Befeqadu describe el proceso del interrogatorio al que fueron sometidos en el centro de detención de Maekelawi, donde él y sus compañeros blogueros fueron alojados luego de su arresto.

El interrogatorio estándar de Maekelawi
Los métodos del interrogatorio estándar de Maekalawi tienen más que ver con la dominación y la sumisión que con la confianza o la creatividad. En lugar de obtener información de los “sospechosos”, los oficiales de policía generalmente se divierten. Pasan gran parte del tiempo simulando que ya conocen las malas acciones que ha cometido el detenido. Si no tienen éxito para que revele información de esta manera, ellos obtienen confesiones usando golpes, palizas, prolongada actividad física y azotes.

He llegado a la conclusión que esta es la rutina de interrogatorio estándar en Maekalawi ya que he soportado esos métodos de cinco oficiales de policía diferentes. Otros detenidos me dicen que han pasado por los mismos procedimientos. Hablé con algunos presos que han soportado procedimientos incluso más crueles que fueron claras violaciones a su intimidad. Algunos detenidos fueron obligados a desnudarse y permanecer de pie o realizar sentadillas hasta el amanecer.

Conocí personas que sufrieron torturas propias del medioevo en un centro de detención anónimo antes de ser trasladados al lugar donde permanecerán detenidos hasta el juicio en Maekalawi. Estos detenidos sufrieron barbaridades diabólicas como que les arranquen las uñas, les pongan una capucha en la cabeza y los azoten. Entre ellos estaban los estudiantes de la Haramaya University. [1] La información obtenida de los presos en el centro de detención clandestino es luego verificada mediante más interrogatorios en el centro de detención previo al juicio. Los detenidos nunca se enteran de dónde los llevaron para someterlos a este brutal procedimiento de investigación porque permanecen encapuchados. Los centros clandestinos de detención son como agujeros negros. Resulta que el dolor de los prisioneros etíopes, algo que parecía tan distante en la memoria, no está tan lejos después de todo. [2]

Befeqadu Hailu. Global Voices profile image.

Befeqadu Hailu. Imagen de su perfil en Global Voices.

En nuestro caso, finalmente fuimos obligados a declararnos culpables. Confesamos bajo coacción. No pudimos soportar la presión constante, cruel y psicológicamente degradante. No pudimos seguir viviendo el infierno de Maeklawi. Terminamos diciéndoles a los que nos interrogaron lo que ellos querían escuchar. Para su satisfacción, incluimos tantas frases para autoincriminarnos como fue posible. Pero frases como “sí, queríamos incitar a la violencia” nunca los conformaron. Entonces reescribieron nuestras confesiones para que se ajustaran a su esquema. Algunos de nosotros intentamos dar explicaciones. Otros tuvieron que soportar palizas. Pero al final sucumbimos ante la presión y firmamos las páginas de confesión cuidadosamente guionadas, con excepción de nuestro colega Abel, que se negó a firmar en aquel momento. Ha sobrevivido el dolor que ha tenido que soportar desde ese momento y su confesión, cuando finalmente la obtuvieron, ha sido totalmente falsa, por no mencionar las nuestras.

Lea: Diario desde una prisión etíope, Parte 1

Ahora sabemos que la tortura es parte de la ceremonia de Maekelawi para revelar la “verdad” de un delito. Creía que los interrogatorios policiales eran complejos, involucraban el uso de habilidades sofisticadas, conocimientos y tácticas psicológicas para determinar cuáles fueron los hechos. Ahora se que los interrogatorios policiales en Maekelawi no son tan elaborados. De hecho son simples. Son como máquinas que producen culpa en los detenidos.

En Maekelawi, el principio rector de los interrogatorios policiales es que usted es culpable hasta tanto se pruebe lo contrario. Su declaración de inocencia – o incluso sus explicaciones – caen en oídos sordos. Los encargados de los interrogatorios armarán una causa en su contra.

La evidencia para sustentar cada una de las confesiones a las que nuestras declaraciones de culpabilidad estaban vinculadas incluyen nuestras campañas en línea, nuestros planes, los artículos que hemos escrito, las capacitaciones a las que hemos asistido, los manuales de entrenamiento, las habilidades que intentamos transmitir.

Selected documents presented by the public prosecutor as evidence against the Zone9 bloggers:

  • Stop censorship online campaign
  • “Had Wael Ghonim been an Ethiopian” [an imaginary interview with Egyptian Internet activist] – 18 pages
  • Training manual for defenders of civil liberties
  • “The role of social media in the 2015 Ethiopia election” – 9 pages
  • Digital security manual for human rights defenders – 18 pages
  • Security-in-a-Box book [developed by Tactical Technology Collective]

These and many other documents were confiscated from the bloggers’ homes and computers, all of which were searched by authorities in the months leading up to their trial. Read the full list.

Documentos seleccionados presentados por el representante de la fiscalía como evidencia contra los blogueros de Zone9:

  • Campaña Detengamos la censura en línea
  • “¿Había sido Wael Ghonim etíope” [una entrevista imaginaria con el activista egipcio de internet] – 18 páginas
  • Manual de Entrenamiento para defensores de libertades civiles
  • “El rol de los medios sociales en las elecciones de 2015 en Etiopía” – 9 páginas
  • Manual de seguridad digital para defensores de derechos humanos – 18 páginas
  • Libro: Seguridad en una caja [desarrollado por Tactical Technology Collective]

Estos y muchos otros documentos fueron confiscados de las viviendas y de las computadores de los blogueros, todas ellas fueron registradas por las autoridades en los meses previos al juicio. Lea la lista completa.

Todos suponíamos que su plan era procesarnos por el delito de provocar disturbios contra el orden público. Pensábamos que la máxima acusación en nuestra contra sería el “delito” de violar el Artículo 257/8 del Código Penal de la República democrática federal de Etiopía. Pero no. Fuimos acusados formalmente según la Declaración de Terrorismo de Etiopía, en particular por violar el Artículo 4, que se traduce en penas graves que van desde los 15 años de prisión a reclusión perpetua.

¿Una mala excusa es mejor que ninguna?
Pienso que nuestra historia puede explicarse mejor con un cuento tradicional sobre una hiena y un burro.

Había una vez un burro y una hiena que bebían en el mismo curso de agua. La beligerante hiena se quejó al burro de que estaba ensuciando su agua pese a que la hiena estaba bebiendo aguas arriba. El burro le dijo a la hiena, “deja de buscar motivos para atacarme.” Esta también es nuestra historia: somos el burro.

Ellos nos arrestaron sin saber más que nuestros nombres. En verdad creíamos que si ellos conocían lo que hacíamos, podrían entendernos. Con ese ánimo, les entregamos algunos de nuestros escritos a través de nuestros representantes antes de nuestra detención. Pero no creo que los hayan leído. Nuestros interrogadores solo buscaban desesperadamente que nos declaráramos culpables. ¿Por qué lo harían? Quizás quieren mantenernos alejados de los medios sociales etíopes hasta después de las próximas elecciones nacionales en mayo de 2015.

Por ahora, me pregunto cuál será nuestro futuro. ¿Nos liberarán? No voy a analizar a fondo las posibilidades legales de nuestra “absolución”, pero voy a examinar nuestras hipotéticas probabilidades. Aunque la Policía federal etíope, que es un aparato del gobierno, nos arrestó sin tener una causa probable para justificar nuestra detención, ellos aún pensaban que encontrarían algún tipo de transgresión.

De hecho, ellos no pudieron encontrar nada que nos incriminara incluso en la interpretación más extrema de la amplia declaración anti-terrorismo etíope. Pero eso no evitó que la usaran. El hecho de que ellos ni siquiera pudieron pronunciar una declaración coherente de nuestros supuestos delitos cuando se presentaron en los tribunales para acusarnos demuestra que carecen de sospecha fundada o de evidencia. Pero no creo que nos liberen pronto.

El EPRDF (el partido gobernante) es obstinado. [3] Cuando ven que los detenidos han generado un significativo grado de apoyo afuera y son críticos de su gobierno, no los liberan, al menos no lo hacen sin deshumanizarlos. El EPRDF es tonto como un niño. Tengan en cuenta que no estoy diciendo que el apoyo global que hemos recibido no nos esté ayudando. Su apoyo es nuestro pan de cada día. Nos brinda su calidez tanto como el sol. Estoy seguro que llegará el día en el que podamos darles las gracias.

Ellos tienen miedo. En las semanas previas a nuestro arresto, nos acusaron de planear una revolución de los colores luego de las elecciones nacionales usando sus medios. Aunque deben saber que somos inocentes en cuanto a su temor de que exista incitación a la violencia luego de las próximas elecciones, ellos no quieren correr el riesgo de una reacción violenta contra sus acciones.

Y ellos desean nuestro sufrimiento. Ellos quieren que permanezcamos presos porque somos fuertes críticos de sus políticas. Ellos carecen del sentido de decencia que evitaría que condenen a personas inocentes.

El testimonio de Befeqadu fue traducido del amárico al inglés por Endalk Chala y editado por razones de claridad y contexto por Ellery Roberts Biddle. El testimonio íntegro está disponible en formato PDF aquí.

Lea: Diario desde una prisión etíope, Parte 1

Lea más acerca del caso de Zone9 en el blog de seguimiento del juicio.

Six of the detained bloggers in Addis Ababa. Photo used with permission.

Los seis blogueros de Zone9 en Addis Ababa, antes de su arresto. Befeqadu es el tercero desde la izquierda. Fotografía usada con permiso. 

[1] Haramaya University en Etiopía es una institución independiente dedicada al desarrollo económico. Más: http://www.haramaya.edu.et/about/ 
[2] Las condiciones de detención eran notoriamente inhumanas durante el gobierno de Mengistu Haile Mariam, el ex líder de Etiopía que fue derrocado por el Frente  democrático revolucionario del pueblo etíope en 1991.
[3] El Frente Democrático Revolucionario del Pueblo etíope (EPRDF) es una alianza de partidos políticos  que formaron una coalición de partidos durante las décadas de 1970 y 1980. El EPRDF ha permanecido en el poder en el Congreso etíope y en el ejecutivo desde 1991.

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