Nuevamente el debate en línea sobre el racismo en el fútbol de Brasil

El partido entre los equipos de Grêmio y Santos el pasado jueves 28 de agosto en Porto Alegre, por la Copa de Brasil se aproximaba a su final. El equipo de casa perdía por dos goles y el portero Aranha, del Santos, para los «gremistas» parecía querer atrasar el saque del balón para ganar tiempo para su equipo. De la hinchada gremista comenzaron a venir sonidos extraños, los comentaristas se preguntaban «¿están imitando a un mono?». Y al girar, la cámara de televisión pilló en primera plana el rostro de una hincha pronunciado claramente la palabra «ma-ca-co» (simio en portugués). Las imágenes mostraron a otro grupo de hinchas imitando a los monos– algunos de ellos eran negros – sin embargo fue el rostro de Patricia Moreira, de 23 años, el que quedó inmortalizado. El portero reclamó al árbitro lo que estaba pasando, y se golpeó el pecho diciendo: “Soy negro, sí!”. Más tarde contó en una entrevista:

Goleiro Aranha responde a agressões de torcedores durante partida. Foto: Revista Fórum

El portero Aranha responde a la agresión  de los hinchas durante el juego. Foto: Revista Fórum

Eu estava no gol e a torcida começou a xingar de preto fedido, cambada de preto, essas coisas. Fiquei nervoso, mas estava me segurando. Foi aí que começou um pequeno coro de ‘macaco’. Mandei o câmera filmar, mas quando ele foi mostrar já tinha acontecido. Fico puto, com o perdão da palavra, e dói muito.

Yo estaba en la portería y la hinchada comenzó a decir insultos como «negro hediondo», «negro ladrón», ese tipo de cosas. Me puse nervioso, sin embargo me aguanté. Fue ahí que comenzaron a corear «macaco». Indiqué a las cámaras que filmaran, no obstante cuando lo hicieron ya el momento había pasado. Me emputé, con el perdón de la palabra, y dolió mucho».

Rápidamente internet se transformó en un tribunal. Brasileños de todas las hinchadas se unieron para criticar la actitud de la aficionada. La etiqueta #FechadoComAranha estuvo entre los temas de tendencia entre los brasileños. El periodista Igor Natusch, también gremista, resumió el episodio:

No solamente Aranha fue ofendido en la Arena el jueves pasado. Fue toda la población negra de Brasil. Es FUNDAMENTAL que el gremista entienda eso.

Casos anteriores

Esa no fue la primera vez que el fútbol llevó a una discusión sobre racismo en Brasil durante el 2014. En abril, ataques racistas contra el jugador Neymar, del Barcelona, motivaron la campaña viral #SomosTodosMacacos, con internautas de todo el mundo sacándose fotos con bananos, como una forma de apoyar al jugador.

Antes de eso, el racismo ya había marcado la pauta del deporte nacional dos veces este año. Primero cuando el jugador Tinga, del Cruzeiro, fue asediado moralmente por aficionados en Peru. Después, el episodio en que el árbitro Márcio Chagas fue víctima del racismo de la hinchada, durante el Campeonato Estatal en Rio Grande do Sul, mismo estado del club Grêmio. El equipo de los aficionados que atacaron a Chagas fue descalificado de la competencia a manera de castigo.

Antes de la Copa del Mundo en Brasil, Chagas y Tinga fueron invitados a una reunión en Brasília con la presidenta Dilma Rousseff y el Ministro de Deportes, Aldo Rebelo, para tratar el asunto. La preocupación, sin embargo, parecía enfocarse solamente en el evento de la FIFA en el país. En su momento, el ministro declaró:

Evidente que a preocupação da presidente é a de expressar solidariedade e a determinação do governo em enfrentar esse tipo de problema. A presidente já manifestou a intenção de fazer uma Copa pela paz e contra o preconceito, junto à ONU e à FIFA, criando mecanismos de expressão de repúdio, com frases, faixas e ações que definiremos. É um evento com muita visibilidade, e as mensagens, transmitidas por ídolos como são os atletas, causam muito impacto.

Es evidente que la preocupación de la presidenta es la de expresar la solidaridad y la determinación del gobierno para enfrentar este problema. La presidenta ya manifestó su intención de realizar una Copa por la paz y contra los prejuicios, junto a la ONU y la FIFA, creando mecanismos para expresar el repudio, con frases, pancartas y acciones que definiremos. Es un evento con mucha visibilidad y los mensajes transmitidos por los ídolos deportivos causan mucho impacto.

La Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) llegó a anunciar una aplicación de celular para que los aficionados hagan sus denuncias de racismo incluso dentro de los estadios. Pero, en la práctica, las acciones tomadas de manera efectiva contra el racismo han sido nulas. El árbitro del jueves anterior no anotó lo ocurrido en su resumen, incuyéndolo después debido a la presión. El propio Aranha denunció la situación con la policía hasta el día siguiente. 

Todos tenemos algún prejuicio

Usuários que criticavam racismo fizeram ataques machistas à torcedora.

Usuarios que criticaron el racismo promovieron ataques machistas en las redes. Foto: Facebook/Quebrando o Tabu

Carlos quedó indignado con la aficionada del Grémio que insultó al portero del Santos diciéndole «Simio». El fue a insultar a la aficionada diciéndole «prostituta» y que merecía «ser violada por un negro». Carlos, la aficionada es racista. Tu eres machista.

El capítulo más reciente de racismo en el fútbol, mientras tanto, también se transformó en una cacería hacia la mujer que aparecía en el vídeo reproducido incesantemente a través de las redes sociales, televisoras y periódicos del país. El periodista gaúcho (originario de Rio Grande do Sul) Daniel Cassol, del sitio web de fútbol Impedimento, ironizó al respecto en su cuenta de Twitter:

Encontraron a la novia de las redes sociales. Linchamiento en curso. Problema resuelto. Solamente fue ella quien llamo simio a Aranha.

Patricia borró todas sus cuentas en redes sociales, fue despedida de su empleo y su casa fue apedreada. Llama la atención que buena parte de los que intentaron reprender la conducta de prejuicio racial de la aficionada también se valieron de los prejuicios para atacarla. Prostituta, vagabunda, y amenazas de violación fueron apenas algunos de los comentarios machistas que proliferaron en la red.

El año pasado, el mismo club Grémio de los aficionados que atacaron a Aranha, lanzó una campaña institucional, junto a sus jugadores, para combatir el racismo. Usar la palabra “macaco” durante los cánticos de la hinchada en referencia al rival Internacional es una tradición de años, pero las acciones intentaron indicar que es tiempo de repensar esa costumbre. El equipo, que publicó una nota de repudio la misma noche del juego, incluso divulgó un vídeo nuevo recordando a ídolos negros y blancos que visitieron la camiseta tricolor. 

Poco después de este episodio, una de las hinchadas organizadas, la Torcida Jovem (Hinchada Joven) pidió a los aficionados que no usasen más la palabra «macaco». Sin embargo el domingo 31, durante un nuevo juego disputado en Porto Alegre un pequeño grupo de hinchas, menospreciando la discusión de los días anteriores, volvió a utilizar la palabra. Fueron abucheados por el resto de los aficionados y criticados por el técnico Luis Felipe Scolari, que clasificó el racismo como una «aberración».

Los aficionados identificados en el vídeo del juego del jueves irán a audiencia con la Policía Civil y podría tener que responder por crímenes de injurias raciales. Tal vez el Grémio esté encontrando una manera de repensar el racismo sutil que ignoró durante años, gracias a esta vivencia. Pero, ¿y el fútbol? Para Observatório Racismo, organización que se dedica a «monitorear y divulgar casos de racismo y acciones afirmativas en el fútbol brasileño» sólo hay una forma de comenzar:

Todo debe comenzar por la acción del club. Identificar y castigar a los aficionados que cometan actos de racismo.

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