Rusia: Ley blogger atrapa a los activistas en el limbo

Participants of the picket in support of Bolotnaya Square prisoners in St. Petersburg hold banners in the form of prison bars. Photo by Denis Tarasov for Demotix.

Participantes del piquete en apoyo a los prisioneros en la plaza Bolotnaya en San Petersburgo sostienen carteles en forma de barrotes. Foto tomada por Denis Tarasov para Demotix.

Este artículo se publicó originalmente en The Moscow Times el 21 de agosto de 2014.

El 21 de agosto la policía rusa agravó la calificación en la que encuadraría la conducta reciente de cuatro activistas que colgaron una bandera ucraniana de un rascacielos en Moscú y la consideró un acto delictivo. Bajo este nuevo cargo, los cuatro activistas podrían ser sentenciados a cumplir hasta siete años en prisión.

Si se los condena, esto definitivamente enviaría un mensaje significativo a todos los activistas rusos. El miedo al castigo, no el castigo en sí mismo, demostraría ser una medida extrema para controlar el disentimiento en Rusia. Un conjunto de legislaciones recientes sobre el uso de Internet, en particular la llamada ley blogger, promueve que muchos de ellos se autocontrolen. 

Lo que hoy se conoce como la ley blogger rusa se sancionó el 5 de mayo de 2014, como parte de un paquete de leyes aprobadas por el parlamento luego del ataque terrorista a la ciudad de Volgograd en 2013. La ley blogger entró en vigencia el 1 de agosto de 2014, creando un nuevo registro destinado a incluir a los medios de comunicación que tienen una audiencia diaria mayor a 3000 personas. Los blogueros registrados se enfrentan a una serie de regulaciones nuevas que incrementan su vulnerabilidad ante posibles acciones penales.

Hasta ahora la ley parece aplicarse de manera arbitraria. Durante la primera semana de vigencia de la ley blogger, 486 usuarios solicitaron al gobierno su inclusión en el registro y solo 11 fueron registrados. Los primeros en registrarse fueron los miembros de la popular comunidad Yekaterinburg en Vkontakte. Los administradores se sorprendieron al recibir la notificación, ya que ellos no lo habían solicitado y, aparentemente, alguien lo hizo en su lugar.

Los blogueros más destacados, obviamente, no están clamando por un lugar en el registro. Si se registran, sus blogs se convierten necesariamente en un medio masivo, con todas las restricciones y responsabilidades que esto implica. Revelar su identidad y dirección, limitar las ofensas, verificar todos los datos y enfrentar acciones penales por difamación; no hay nada recomendable en esta nueva ley para los que proclaman la verdad frente al poder ni para quienes comparten teorías conspirativas.

La primera reacción de RuNet hacia la ley fue restarle importancia y enfocarse en la vaguedad e imperfección del texto. Muchos señalan que no hay un mecanismo aprobado por el gobierno que permita clasificar a los blogueros. Tampoco está claro con cuanta celeridad podría el gobierno informar a aquellos que terminan en su lista. Esto es importante porque los blogueros no tienen que molestarse por modificar nada hasta que sean notificados de haber sido incluidos en el registro.

La frase «No tememos al bloqueo porque sabemos cómo sortearlo» se escucha cada vez más frecuentemente en la RuNet, debido a que los usuarios tuvieron que encontrar otras maneras de acceder a los sitios web que ya están bloqueados por listas negras o por otros medios. 

El blog del activista opositor Alexei Navalny, por ejemplo, pasó de un servidor a otro y las instrucciones en la RPV (red privada virtual) acerca de cómo enmascarar la dirección IP para evitar los bloqueos rusos ya están disponibles. Cuando la cuenta de Twitter del informante colectivo Shaltay Boltay fue geobloqueada en Rusia, los usuarios retuitearon consejos para sortear el geobloqueo cambiando el país de residencia en el perfil.

Por supuesto que el uso de estos trucos requiere de ciertas destrezas en Internet y no cualquier persona se tomaría la molestia, pero el problema no es el acceso en este caso, sino que algo más importante está en juego.

La ley blogger rusa es una reacción frente al miedo generado por el terrorismo, pero también es un signo del nerviosismo del Kremlin debido a su incapacidad de controlar Internet por completo. La ley puede ser vaga y con puntos débiles y el Kremlin podría no disponer de los mecanismos reales para hacer cumplir dicha ley, pero en términos políticos es aún toda una declaración y una excusa para perseguir a gente que incomoda al gobierno.

De hecho, la vaguedad de la ley la convierte en una herramienta extremadamente potente para controlar el disentimiento ya que nadie puede predecir con certeza cuáles serán las consecuencias. Esto bien podría conducir a incertidumbre y autocensura, lo cual siempre es peor que los groseros filtros automáticos o las listas negras, dado que este mecanismo aniquila las ideas antes de que hayan sido expresadas.

De este modo, el mayor peligro que conlleva la ley blogger es que podría cambiar la noción de lo que significa ser bloguero en Rusia, ya que la gente se daría cuenta de que no puede escribir lo que se le ocurra sin pensar en las consecuencias. Si te vuelves muy popular, serás controlado y si no te comportas, puedes sufrir consecuencias no específicas.

Algunos ciudadanos dejarían de tomar el uso de Internet y la libertad que conlleva como un hecho, mientras que otros podrían decidir que es simplemente muy molesto memorizar todas las instrucciones en RPV y demás tecnicismos. Es decir, que leerán lo que esté disponible y se guardarán sus opiniones para sí mismos porque es lo que debe hacerse según las autoridades.

Por el momento es demasiado temprano para decir de qué lado se inclinará la balanza. Vadim Yelistratov, editor de uno de los sitios de noticias más populares en Rusia llamado TJournal, piensa incluso que esta presión, junto con la prohibición al ingreso de alimentos extranjeros y otras leyes restrictivas, podría conducir eventualmente a una gran agitación reclamando libertades políticas.

Esto sería aún más probable si la ley blogger se aplica como la interpreta el gurú y bloguero ruso Anton Nossik.

Según Nossik, el bloqueo de los blogs que no se registraron cuando fueron notificados no sucederá a nivel individual, sino a nivel de plataforma, ya que la ley dice explícitamente que toda limitación al acceso a Internet se aplica solo a «los responsables de distribuir la información en la red».

Desde esta perspectiva, LiveJournal y Facebook podrían terminar siendo bloqueados por completo en Rusia porque uno o más blogs no se encuentren registrados, dice Nossik.

Sin embargo, la pregunta fundamental no es cómo se aplicará la ley, sino cuán necesaria es la libertad en Internet para los rusos. Si las leyes que terminan con el anonimato y con la libertad de expresión en línea son verdaderos inconvenientes para los ciudadanos éstos podrían rebelarse. De lo contrario, una minoría eludirá discretamente la legislación, mientras la mayoría se adapta a las nuevas reglas.

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