El Tribunal Europeo confirma: cárceles clandestinas de la CIA operaban en Polonia

Oficialmente, el secreto se ha revelado: Las cárceles clandestinas de la CIA operaban en Polonia. A principios de este verano, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) publicó un fallo que confirma la existencia de dichas cárceles en territorio polaco. Mientras que algunas organizaciones internacionales de derechos humanos han elogiado el fallo, algunos funcionarios y periodistas polacos opinan que es injusto para Polonia. Otros dicen que esta revelación oficial podría ser una oportunidad para Polonia para resolver algunos de sus problemas actuales de gobernación.

El TEDH determinó que Polonia violó un gran número de artículos del Convenio Europeo de Derechos Humanos que consagra la prohibición de la tortura y del trato inhumano de los prisioneros, el derecho a la libertad, a la seguridad y a un juicio justo. Dos hombres – Abu Zubaydah y Abd al-Rahim al-Nashiri – que fueron detenidos y torturados en el centro de detención de Polonia, presentaron el caso ante el Tribunal Europeo. En compensación, el tribunal le adjudicó a Zubaydah y a al-Nashiri €130,000 ($170,700 USD) y €100,000 ($131,200 USD), respectivamente.

La evidencia señala que las cárceles secretas operaban en una vieja base militar en Stare Kiejkuty entre 2002 y 2003. El trabajo de investigación de The Washington Post y Human Rights Watch reveló la existencia de las cárceles clandestinas en 2005, y luego algunos agentes norteamericanos y polacos del servicio de inteligencia filtraron anónimamente aún más detalles a la prensa. Los gobiernos de Estados Unidos y Polonia todavía continúan negando la existencia de centros de tortura de la CIA en Polonia.

La Fundación Helsinki, una importante ONG defensora de los derechos humanos en Polonia, celebró el fallo del TEDH que apareció en los titulares de Europa y Estados Unidos. De manera similar, Amnistía Internacional aclamó el veredicto como «histórico» y «emblemático».

Un emblemático fallo revela la participación de Polonia en las detenciones y en las torturas secretas de la CIA. 

El fallo también ha causado diversas reacciones entre funcionarios y políticos polacos, dichas reacciones varían entre expresiones de vergüenza a expresiones de rechazo y enfado. Por ejemplo, el presidente polaco Bronisław Komorowski dijo que el fallo es «embarazoso para Polonia» y podría perjudicar la economía y la reputación internacional del estado. Leszek Miller, el actual líder de la Alianza de la Izquierda Democrática (SLD) y ex Primer Ministro, llamó al fallo «injusto y poco ético.» La cuenta oficial de Twitter de SLD publicó:

Respetamos el fallo del TEDH sobre la CIA, estamos esperando las evidencias. Polonia debería apelar ese fallo.

Las reacciones en los medios de comunicación polacos también han sido diversas. Tomasz Lis, el jefe de redacción de Newsweek Polska, se niega a condenar la existencia de las cárceles clandestinas de la CIA en el territorio polaco sosteniendo que los políticos necesitan sus «zonas grises». La periodista Janina Paradowska reclamó que Estados Unidos se lavó las manos con respecto a los centros de tortura y ahora solamente Polonia parece asumir la responsabilidad. Por otro lado, la columnista Ewa Siedlecka, culpó a los funcionarios polacos por haber fracasado en la defensa de los derechos humanos elementales.

El fallo del tribunal produjo, sorprendentemente, escasas reacciones en Internet y desapareció rápidamente de los titulares de los periódicos. Los comentarios de los lectores publicados en Internet reflejaron el enfado y la desconfianza que causó el fallo a varios políticos. Muchos insinúan que la alianza entre Estados Unidos y Polonia es un acuerdo unilateral, donde Estados Unidos obtiene todos los beneficios.El usuario Paweł Karpiński señaló que la mejor manera de describir la relación entre ambos países sería compararla con la existente entre un señor feudal y sus vasallos.

Varias voces también sugerían que el entonces presidente Aleksander Kwaśniewski y Leszek Miller deberían ser llevados a juicio, ya que el funcionamiento de las cárceles clandestinas se llevó a cabo con su conocimiento y consentimiento. El punto de vista de Józef Pinior, uno de los líderes del Movimiento Solidario de la década del 80, es tal vez sintomático del divorcio entre la sociedad civil polaca y el gobierno. En su observación sobre el veredicto destacó el fracaso del tema de las cárceles ilegales de la CIA en generar un reclamo público lo suficientemente fuerte para presionar al gobierno a brindar una respuesta seria. Según sus palabras, el veredicto del TEDH continúa siendo «un desafío para los políticos, comentaristas y defensores de los derechos humanos en Polonia».

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