Todavía devastados: ocho meses después del tifón Haiyan

Nota de Rising Voices: Este post es parte de una serie de actualizaciones de los proyectos de nuestros becarios de la comunidad de Rising Voices. En este artículo, Hope Hervilla comparte algunos antecedentes de las circunstancias que llevaron al lanzamiento del proyecto Víctimas de Esperanza en Estancia, Filipinas. 

We are losing hope waiting for the fulfillment of the government’s promises for our livelihood and repair of our damaged houses. Almost all of us are already heavily indebted. We are homeless, jobless, and hungry. We can’t return to our community because have been evicted by the government from our own residential places due to its ‘No Dwell Zone policy’.

Dionesia – Typhoon Haiyan Survivor

Estamos perdiendo la esperanza aguardando que el gobierno cumpla las promesas de contribuir con nuestra subsistencia y reparar nuestras viviendas dañadas. Casi todos nosotros ya tenemos gran cantidad de deudas. No tenemos viviendas, ni empleos y tenemos hambre. No podemos volver a nuestra comunidad porque hemos sido desalojados por el gobierno de nuestras residencias debido a su ‘política de zona no habitable’.

Dionesia – sobreviviente del tifón Haiyan

Tifón Haiyan: El peor de nuestra época

Ocho meses después del tifón más fuerte que golpeó a las Filipinas, los sobrevivientes del tifón Haiyan (Yolanda según el nombre local) en la isla de Panay aún están luchando por recuperarse de los estragos que causó esta fatal tormenta. El 8 de noviembre de 2013, el tifón Haiyan azotó la zona central de Filipinas dejando como resultado más de 10,000 víctimas fatales, afectando a 16.1 millones de personas en nueve regiones y provocando 4.1 millones de desplazados.

Según un informe del Banco Mundial difundido en marzo de 2014, los cálculos iniciales del gobierno señalan la cifra total de daños en bienes públicos y privados en 424 mil millones de pesos filipinos (aproximadamente 9.7 mil millones de dólares norteamericanos), o 3.7 por ciento del PBI. Las tareas de recuperación y y reconstrucción costarán 361 mil millones de pesos filipinos, o 3.1 por ciento del PBI, de los cuales alrededor de 125 mil millones de pesos filipinos (1.1 por ciento del PBI) serían financiados por el gobierno en 2013 y 2014

El 8 de julio de 2014, exactamente ocho meses después de la devastación causada por el tifón Haiyan, 100 sobrevivientes de la isla Panay en la región central de Filipinas se reunieron en la ciudad de Iloilo para discutir su difícil situación y compartieron sus padecimientos y desesperación. El grupo se autodenomina “Kusog sang Pumuluyo” o Fuerza del pueblo. Se convirtió en una alianza entre los sobrevivientes del tifón Haiyan y las personas que los apoyan que exigen los servicios sociales básicos y el apoyo del gobierno para las tareas inmediatas de recuperación del desastre. 

Durante sus intercambios, todos los participantes compartieron sus propias experiencias y opiniones acerca de la negligencia del gobierno. La disponibilidad de medios de subsistencia y refugios fueron sus principales inquietudes, así como también discutieron asuntos que afectan a la educación. Los edificios escolares todavía requieren reparaciones. Los niños están afrontando la experiencia de educarse en un ambiente inadecuado para el aprendizaje tales como carpas provistas por donantes extranjeros. 

Tent school. Photo by Hope Hervilla

Escuela en una carpa. Fotografía por Hope Hervilla

Los padres temen que sus hijos se enfermen debido a la congestión dentro de las carpas. En la temporada de lluvias, los niños son vulnerables a padecer enfermedades en las vías respiratorias altas. Las carpas vuelan por los fuertes vientos y los niños quedan casi completamente desprotegidos a merced de las lluvias. Las tormentas se suceden una tras otra.

Habiendo transcurrido ya ocho largos meses de sufrimiento muchas personas sienten que el gobierno no les ha brindado el apoyo necesario para las tareas inmediatas de recuperación. 

Estancia: Un pequeño paraíso desmoronado

Estancia es conocida como la “Alaska de las Filipinas” debido a sus ricos recursos pesqueros. Su belleza panorámica adornada por adorables pequeñas islas y las prístinas aguas azules del Mar de Bisayas encanta a todos. Comidas apetecibles como pescado grillado, mariscos, y camarones son manjares irresistibles.

Estancia es una comunidad pesquera y el hogar de más de 25,000 habitantes principalmente dedicados a la pesca. Su puerto pesquero es un lugar que nunca duerme. Un descanso de largas noches de pesca y también un santuario para los pescadores y un lugar para anclar barcos de las islas vecinas durante los tifones. 

Esta pequeña isla paradisíaca fue el municipio del norte de Iloilo que más padeció el impacto del tifón. La localidad fue severamente golpeada y resultó devastada. Cuando el tifón Haiyan azotó la isla, sus habitantes pensaron que no sobrevivirían. Los relatos de los sobrevivientes provocan escalofríos al escuchar su lucha por superar los estragos de la tormenta más mortal del mundo de la que fueron testigos. Según el Sistema Global de Coordinación y Alerta ante Desastres, Estancia experimentó las consecuencias de la ola de tormenta más alta, de 21.8 metros de altura en comparación con otras áreas afectadas en el país.

La terrible experiencia de los sobrevivientes

Esta es la historia de Mary Ann, una sobreviviente y madre de cuatro hijos.

My two year-old daughter was sick and had just gone for a medical check-up when Typhoon Haiyan hit us. In the morning of November 8, I told my eldest daughter to cook some food in preparation for the typhoon. The wind began to blow hardly starting 8:30 in the morning and by 11 o’ clock, our plates from the kitchen were blown and our house received the strong winds. I was afraid and crying holding my 2 year old baby. My husband told me to transfer to another house for safety. Braving the storm, I wrapped my daughter with blankets going out with my husband and other children.

Sadly, the house we went to collapsed, as did the next house. My daughter was shivering, so we looked for a tarp to cover her. My husband was hit by a hard wood injuring his head. By 3 o’clock in the afternoon, our kids were crying because they were hungry and cold. We had no food left for the rest of the day and upcoming night. The next day, we took some fresh coconuts for breakfast.

Until now, our house is not done, we got some sheets for roofing, but we don’t have other materials for the house, the whole house needs to be rebuilt. We had a boat, but it’s missing. My husband was a fisherman, but now we have no income. We used the trees that fell to make charcoal, and sold it to buy food.

Mi hija de dos años estaba enferma y habíamos ido a un control médico cuando el tifón Haiyan nos alcanzó. En la mañana del 8 de noviembre de 2013, le dije a mi hija mayor que cocinara algo para estar preparados para el tifón. El viento comenzó a soplar con fuerza a las 8:30 de la mañana y a las 11 en punto los platos volaron en nuestra cocina y nuestra casa recibió los fuertes vientos. Tenía miedo y lloraba con mi bebé de 2 años en brazos. Mi esposo me dijo que por seguridad nos fuéramos a otra casa. Enfrentando a la tormenta envolví a mi hija en frazadas y nos marchamos con mi esposo y los demás niños. 

Desafortunadamente, la casa a la que fuimos colapsó, al igual que la próxima. Mi hija temblaba, por eso buscamos una lona para cubrirla. A mi marido le cayó una rama en la cabeza y le causó una herida. A las 3 en punto de la tarde, nuestros hijos lloraban porque tenían hambre y frío. No teníamos comida para el resto del día ni para la noche. Al día siguiente, tomamos unos cocos frescos como desayuno. 

Hasta ahora nuestra casa no ha sido reparada, tenemos algunas láminas para el techo, pero no tenemos otros materiales para la casa, toda la casa requiere reparaciones. Teníamos un bote pero desapareció. Mi esposo era pescador pero ahora no tenemos ningún ingreso. Usamos los árboles caídos como carbón y lo vendemos para comprar alimentos.


Voces de Esperanza: De víctimas a activistas 

Mary Ann es sólo una más de las 25,000 víctimas y sobrevivientes del tifón Haiyan en Estancia cuyas voces continúan sin ser escuchadas. Muchos consideran que el gobierno no ha mostrado ninguna empatía con su sufrimiento ni ha escuchado sus pequeñas e ignoradas voces.

Voces de Esperanza: De víctimas a activistas, es un proyecto entusiasta que persigue empoderar a las comunidades afectadas por el tifón Haiyan para que recuperen sus voces y puedan transformarse para enfrentar la negligencia e insensibilidad estatal. Como opción frente a la situación de victimización está el activismo por los derechos humanos. El mundo necesita conocer sus historias y obligar al gobierno a escuchar las demandas de sus ciudadanos y brindar soluciones a las necesidades del pueblo. Necesitamos que surjan periodistas ciudadanos en las comunidades que difundan nuestras historias colectivas, propongan soluciones y logren ser escuchados. 

El proyecto Voces de Esperanza movilizará y les brindará a los habitantes las herramientas necesarias para convertirse en periodistas ciudadanos. Se trata de capacitar en periodismo ciudadano a 15 líderes para que puedan difundir las historias de valentía y esperanza en el marco de la devastación provocada por el tifón Haiyan, el derrame de petróleo y la negligencia gubernamental. El proyecto persigue mejorar nuestro programa de radio comunitario empoderando a las comunidades afectadas de Estancia, Iloilo para superar la situación y hablar en defensa de la justicia política, económica y ambiental. Las historias serán publicadas en línea a través de Facebook, YouTube y un blog colectivo. Creemos que el proyecto creará una fuerte oleada de voces que van a impulsar respuestas positivas a las necesidades urgentes de los sobrevivientes de las comunidades de Estancia, Iloilo.

Estamos muy entusiasmados por los talleres y por todo el programa en general. Los quince participantes del entrenamiento, entusiasmados también, vinieron el 18 de julio de 2014 para asistir al taller. Ya habíamos preparado el encuentro y las personas estaban listas para colaborar con el taller. Desafortunadamente, el tifón Glenda (Rammasun) golpeó el país el 17 de julio de 2014 y provocó que se pospusiera nuestro taller. Según lo publicado por el corresponsal del Boletín de Manila, Chito Chavez, el tifón Glenda dejó como saldo al menos 64 muertos en Luzon y Metro Manila. Luego de que transcurrieron 48 horas del impacto del tifón Glenda, el tifón Henry (Matmo) entró al país mientras las víctimas aún estaban recogiendo los escombros que había dejado el tifón Glenda.

Es conmovedor ver las imágenes de personas que son víctimas de los tifones una y otra vez. Es por eso que el equipo de Voces de Esperanza cree firmemente en la necesidad de llevar adelante el proyecto, pese a los obstáculos, para posibilitar que el grupo de sobrevivientes puedan exigir justicia y los servicios sociales esenciales, tanto antes como después de los desastres naturales. Los talleres deberán ser reprogramados, pero mientras tanto estamos trabajando en los preparativos y en la planificación y hemos comprometido a algunos medios amigos para que apoyen el proyecto. Uno de ellos es el director de noticias de un programa de TV matutino que va a colaborar con nosotros en el taller. Ya hicimos la reunión de orientación a la que concurrieron los quince participantes y que contó con el apoyo de toda la comunidad. 

Voices of Hope volunteers. Photo by Hope Hervilla

Voluntarios de Voces de Esperanza. Fotografía por Hope Hervilla

Esperamos con ansiedad que surjan nuevos periodistas ciudadanos que puedan amplificar las voces de los sectores menos privilegiados de nuestra sociedad, en comunidades destruidas por el desastre como Estancia. Agradecemos el apoyo de Rising Voices que ha contribuido a preparar el espacio para difundir la radio y ha hecho posible que todo el mundo conozca cuáles son nuestras necesidades y que nuestras preocupaciones tengan alguna respuesta a su debido tiempo. Llenos de esperanza solicitamos el apoyo de la comunidad internacional en nuestra demanda por justicia y supervivencia. 

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