Siria: El amor en los tiempos de la tiranía

Esta publicación es parte de la serie de artículos especiales de la bloguera y activista Marcell Shehwaro, que describen la realidad de la vida en Siria durante el conflicto armado en curso entre las fuerzas leales al régimen actual y los que buscan deponerlo.

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Juegos del corazón. Imágen de deviantART usuario ZedLord-Art (CC BY-SA 3.0)

Desde el primer día me dijeron que su marido estaba en la cárcel, y que las canciones que suelo cantar podrían desencadenar su tristeza. No estaba especialmente emocionada por eso. Nos hemos acostumbrado a oir hablar de las familias de los presos, como si fuera algo normal en la Siria de Assad, estar encarcelados, y que aquellos fuera de la cárcel—o que se consideren a sí mismos como tales—sean la excepción.

Durante la cena, tal vez sólo para conocerla mejor, le pregunté en privado: «¿Cómo fue encarcelado tu marido?»

«Fui detenida en el punto de control de la 4.ª División Acorazada en el camino de Daarya a Damasco. Cuando se lo dije a mi marido, el loco condujo su coche al punto de control para preguntar por mi, y también fue detenido,» me dijo, ahogada por la tristeza.

Suspira, luego continúa: «No asumas que lo hizo sólo para demostrar su hombría. Mi marido me quiere mucho. El nuestro es un matrimonio por amor.» Sus ojos brillan con melancólica timidez.

Me encontré forzada a preguntar sobre la fuerza de un amor que puede hacer que un hombre conduzca hasta el punto de control de la 4ª División Acorazada, que está liderada por Maher Al Assad, el hermano menor del presidente, y que es famoso por su brutalidad y dureza.

Intenté ocultar mis emociones cuando le pregunté si tendrán alguna posibilidad de verse después de esto.

Ella respondió con una sonrisa, entendiendo mi adolescente curiosidad: «No fui consciente de que él también había sido detenido hasta que lo vi un mes después. Terminamos en el mismo vehículo mientras nos trasladaban detenidos a otro lugar. Presentaba señales evidentes de tortura. A pesar de que el guardia le prohibió hablar conmigo, él valiente y desafiante me preguntó cómo estaba. Yo apenas pude asentir con la cabeza para indicar que estaba bien, cuando el guardia le gritó de nuevo. Desde ese día, hace nueve meses, no he vuelto a verle o saber nada de él. Ni siquiera sé donde está.»

Creo que he aprehendido todo el peso de su amor, cuando me sorprende diciéndome: «Después de sufrir siete meses de prisión y tortura, durante los cuales sólo pensé en él y en mis hijos, una vez me libereraron, sin solicitar el asesoramiento de nadie, me fui en secreto a la Jefatura de Seguridad de la Fuerza Aérea en Damasco.

Aterrorizada por su declaración, no pude resistirme a gritarle: «¿La Fuerza Aérea? ¿La rama del Aqsa? ¿Por qué hiciste eso? ¿Estás loca?»

Sus ojos se empañaron en lágrimas. Ella continúa: «Escuché que mi marido podría estar allí, por eso tuve que ir y preguntar por él. Les exigí que lo sacaran. Pregunté por él. Grité. Pero me amenazaron con arrestarme, así que pensé en nuestros hijos y volví a casa. Cuando mi familia descubrió lo que había hecho, estaban muy preocupados por mi y me presionaron para que me trasladara a Líbano con mis hijos.»

«Pero no sería capaz de vivir en Beirut. Está muy lejos de Damasco. Vivir cerca de la frontera haría que mis ojos vivieran en la espera de mi regreso a casa. Reza por él, Marcell. Reza para que siga vivo y sobreviva a todo esto.»

En broma pregunto: «¿Nos invitarás a la fiesta?»

Ella responde, con esperanza en su voz: «Por supuesto.»

Donde quiera que miro entre los detalles de la violencia, la sangre y la muerte en Siria, me encuentro con historias de amor locas, valientes como una rosa obstinada creciendo, a pesar de las malas hierbas y las espinas que intentan impedirlo. Hay muchas historias de amor en las calles, desafiando a los francotiradores que dividen la ciudad en dos. Hay historias de amor entre la ciudad y los campos de refugiados, y los pueblos en la frontera turca. Y hay rebeldes armados del Ejército Sirio Libre con novias que no pueden ver hasta que caiga el régimen.

Esto es lo que significa vivir al límite. Tocas la muerte y la ridiculizas a medida que te aferras a la vida, mientras le das sentido buscando las sonrisas de tus seres queridos.

Mi amiga, la heroína, me nota soñando despierta mientras juego con un collar que me regaló el hombre que amo. Interrumpe mis pensamientos: «¿Cuál es su historia?» Y le contesto con sinceridad: «Creo que merece alguien mejor que yo. Por lo menos se merece una chica que no sueñe que ha sido secuestrada por la muerte o es perseguida por la ansiedad. Merece una chica que tenga optimismo y estabilidad para el mañana, sobre la que construir una familia.»

Ella se ríe de mi por la estupidez de mi pensamiento: «¿Crees que mi marido me hubiera querido más si hubiese sido menos revolucionaria?» me inquiere. Me sentí avergonzada para contestar a una pregunta para la que no tengo respuesta.

Sólo el amor nos apega a nuestra tierra, nuestro futuro y nuestra libertad. De otra manera, nuestras vidas serían incluso más difíciles, sólo llenas de odio y de venganza.

Con nuestro amor por Siria y el optimismo por el mañana, vamos a superar la tiranía de la opresión. Ganaremos.

Marcell Shehwaro bloguea en marcellita.com y tuitea en @Marcellita, los dos principalmente en árabe. Lee otras entradas de la serie aquí, aquí, aquí, aquí, y aquí.

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