Una poeta que abre los ojos en la urbe: Juana M. Ramos en Nueva York

Juana Ramos. Foto usada con permiso.

Juana Ramos. Foto usada con permiso.

Es imposible que la ciudad de Nueva York no sea experimentada en toda su magnitud, particularmente si uno viene de otra parte del mundo. Entre el alud de personas que pueblan constantemente los trenes, las calles y avenidas, el gentío se desplaza en muchas ocasiones como si llevara el balón y la jugada necesaria para anotar el gol ganador.

Pero en medio de esa carrera desenfrenada, vertiginosa, agresiva, hay quienes se detienen en medio de la gran urbe para abrir los ojos. No de otra forma pueden entonces comprender la metrópolis y entenderse a sí mismos en medio del exilio.

Esa fue la impresión que recibimos de la poeta salvadoreña Juana Ramos, profesora de español y literatura en York College, de la universidad pública de la Ciudad de Nueva York, tras una

conversación acerca de lo que representaba vivir esas cercanías perdidas y distancia ganadas, experiencia que manifiesta en su libro «Multiplicada en mí», del que Artepoética Press acaba de publicar una segunda edición, ampliada y revisada, el pasado febrero.

Carlos Esteban Cana (CEC) -Hablemos de «Multiplicada en mí», ese libro que publicaste con Artepoética Press, editorial del también poeta y gestor cultural Carlos Aguasaco. En primer lugar… ¿Por qué «Multiplicada en mí»? ¿A qué se refiere la escritora cuando nombra su poemario de esa manera?

Juana Ramos (JR): El título del poemario lo “encontré”, “me llegó”, tan pronto terminé de organizarlo. Me di cuenta de que, por una extraña razón, le había dado un orden cronológico a los poemas. Y digo extraña porque no era esa mi intención original. La primera edición de Multiplicada en mí consta de cuatro partes. La primera abre con poemas que escribí en los años 90. La última parte cierra el libro con los poemas más recientes hasta ese momento. Al leer de nuevo el texto, precisamente en busca de un título, me embistió, de súbito, la frase multiplicada en mí, porque pude ver a lo largo del libro diferentes voces de un mismo sujeto poético. Si te fijas bien, en los once poemas de la primera parte hay una voz bastante fragmentada, incluso caótica, que insiste en los adverbios, en calificar de alguna manera “la acción” que se pasea por cada poema. Es una voz más visceral porque el tema que recorre esos versos así lo requiere. Conforme te adentras al poemario, la voz va cambiando, va buscando otros espacios en los que les da cabida a otras cuestiones. En la primera parte del poemario me visualizo enredada en lo más profundo de mí.

CEC: La impresión que me dejó su lectura fue de estar leyendo tres cuadernos diferentes o conPortada Multiplicada en Mi_Juana Ramos perfiles bien definidos. A rasgos generales: un primer cuaderno que invoca y conjura la despedida, en medio de, digamos, turbulencias que arrecian cuando el amor y el desencuentro tropiezan; otro marcado por la distancia, la patria y el exilio dentro de una urbe vertiginosa; y un tercer cuaderno que como el sol en la mañana anuncia, mediante otro encuentro, una epifanía… ¿Qué me puedes decir al respecto?

JR: Sí, esta impresión que te dejó la lectura del poemario es precisamente lo que te decía anteriormente, a propósito del título, el cual anticipa el contenido del libro. La primera parte es una manera de lidiar con la pérdida que provoca que el sujeto poético se desmorone y ese desmoronamiento es del que habla el aparente caos de imágenes acumuladas y, a veces, herméticas, y la impotencia ante ese “otro”, a quien la voz apostrofa en reiteradas ocasiones. Una vez solventadas las despedidas, la pérdida, la impotencia; aparece “la niña”, arremetida por el abandono. Ahora bien, el exilio, de diversas naturalezas, es una constante en el libro, y es por tanto, consecuencia de la pérdida de espacios familiares, no solo espacios físicos, sino emocionales, espirituales. Como espacio físico, ya lo dijiste, la patria. Es interesante cómo esta gran urbe, Nueva York, me abrió los ojos y me hizo verme, también multiplicada al concebirme salvadoreña, centroamericana, latinoamericana. El exilio representa, además, una toma de conciencia, una recuperación de la memoria histórica, porque la “cuestión identitaria” no es simplemente una mera nostalgia por la comida, los amigos y la lengua. El libro es muchas voces que se desprenden de una sola y que buscan unidad y unicidad. Es, diríamos, el resultado de un proceso dialéctico, la voz poética que recorre el libro está hecha de esas voces que representan etapas que van cerrándose, pero que no se quedan en la nada. Lo aprendido en cada uno de esos “tramos” se incorpora al siguiente. Estamos hechos, en realidad, de fragmentos de lo que hemos sido.

CEC: La focalización de esa mirada, crítica, escrutadora, con respecto a la historia oficial o a conceptos institucionalizados, tiene también su lugar en la textura poética de «Multiplicada en mí»… Sin esa mirada sospecho que tampoco la poeta existiría…

JR: No, no existiría. En realidad, era necesaria, como necesario era salir de allá para poder tomar conciencia y, paradójicamente, mirar a mi país y su historia muy de cerca desde la distancia.

CEC: ¿Cómo ves a la distancia, a casi un lustro, Multiplicada en mí? Esas poesías, las que contienen las páginas de ese poemario, ¿te siguen representando? ¿Aún representan a la poeta Juana Ramos?

JR: Después de casi cinco años lo sigo viendo como cuando lo di a luz, como el primer paso de una larga caminata en la que todas esas que he sido, acompañarán a la que soy ahora. Y sí, cada uno de esos poemas sigue representando a esa que era en el momento en el que los escribí, por tanto, son una parte de mí. Claro está, la voz se afinca, encuentra una textura, un punto en el que se siente cómoda y desde donde me permite hablar de todo lo que me rodea. A propósito de la relevancia que el poemario sigue teniendo en mí, en febrero de 2014 salió una segunda edición, revisada y ampliada. Tiene una sección nueva que consta de 32 poemas cortos. Artepoética quiso sacar esta segunda edición en vista del recibimiento generoso que tuvo la primera.

CEC: Y para finalizar: ¿Cómo llega Juana Ramos a la poesía? ¿Cómo llega a ser la escritora que hoy es?

JR: Empecé a escribir a los 12 años. Escribía todo aquello que no me atrevía a decir, sobre la situación familiar que estaba viviendo. Soy de muy pocas palabras, nunca he podido “hablar”, decir a bocajarro lo que siento, por lo que la escritura ha sido terapéutica, un ejercicio catártico. Pero más allá de ello, tomo conciencia de la escritura misma, de la necesidad de decir, trabajar y decantar la palabra. Tiendo a ser muy económica con el lenguaje, a expresarme en pocas palabras, las justas, las necesarias; tal vez por ello es que me siento más cómoda con la poesía.

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