La película cubana «Conducta» resalta el poder de la educación y la solidaridad

Escena del filme "Conducta" de Ernesto Daranas. Foto de cubadebate.com.

Escena del filme «Conducta» de Ernesto Daranas. Foto de cubadebate.com.

El más reciente filme de Ernesto Daranas, «Conducta», trata sobre la relación de solidaridad y respeto entre una maestra, Carmela, y su estudiante Chala, un niño de 11 años que vive en La Habana en un entorno de violencia y precariedad. La película no ha pasado desapercibida entre los blogueros cubanos. 

«Conducta», según la página en la enciclopedia cubana Ecured,

se concibió como una película-taller para un grupo de alumnos de la Facultad de Medios Audiovisuales del ISA, quienes fueron parte activa de la obra desde la elección del tema, la investigación paralela al guión y la selección de los niños de la película.

Desde su espacio personal, el bloguero y periodista Salvador Salazar reflexiona sobre el argumento central del filme:

La historia se desarrolla en una de las zonas más humildes de La Habana, el territorio desgraciado que circunda la terminal de ferrocarriles. Allí el Chala (Armando Valdés), un niño de once años, sobrevive entrenando a perros de pelea mientras su madre (Yuliet Cruz), alcohólica y drogadicta, vive en un limbo de prostitución y barbarie. Sólo la maestra de la escuelita del barrio hace algo por romper el esquema de marginalidad y ruina que aplasta al Chala.

Con décadas de experiencia docente, Carmela (Alina Rodríguez) sabe que sólo el amor puede ser capaz de transformar una vida condenada de antemano al infortunio. Su familia acaba de abandonar el país, ella misma ha sufrido un infarto cardiaco, los funcionarios del ministerio de educación la quieren pasar al retiro debido a su actitud contestataria; pero Carmela se impone, sigue luchando, y su lucha es la de los habaneros en pos de toda la felicidad posible (…).

Por su parte, el intelectual cubano, Enrique Colina, considera que

La producción y exhibición pública [de la película] es un buen síntoma de desahogo, que suma participación colectiva a la reflexión sobre nuestro presente y futuro nacional con una invitación tácita a imitar, por la producción de la película en sí misma y por el personaje de la maestra de su historia, la conducta de civismo público de la que tanto estamos necesitados.

El bloguero Juan Antonio García narra que la película fue «elegida para reabrir el cine Casablanca,Conducta exactamente 66 años después de inaugurado este coloso de la cultura camagüeyana», una provincia ubicada al este de la capital cubana. 

Ver Conducta en una sala repleta, donde la risa del vecino de luneta inevitablemente nos contagia, o el silencio expectante nos prepara para el desenlace, hace que el filme funcione de otra manera. Y muy a su favor (…) [Esta] es una película que estremece, pero que evita todo el tiempo los peligros del melodrama simplista en que pudo caer. Una película, en fin, que puede ayudarnos a que seamos mejores personas.

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