Patriotismo ruso a toda marcha en Sochi

Comparación entre Hans Woellke (izquierda) y Julia Lipnitskaia (derecha). La respuesta la pone el meme de Ashley Wagner. (Imagen compuesta por Kevin Rothrock.)

Comparación entre Hans Woellke (izquierda) y Julia Lipnitskaia (derecha). La respuesta la pone el meme de Ashley Wagner. (Imagen compuesta por Kevin Rothrock.)

Puede que la Unión Soviética derrotara a Hitler, pero en la Rusia moderna, la guerra contra el fascismo sigue siendo rentable. Solo en el mes pasado, las autoridades rusas han utilizado su batalla contra «la rehabilitación del nazismo» como pretexto [ru] de los ataques a tres distintas webs de noticias.

A finales de enero, la única cadena de televisión independiente de Rusia se buscó un buen problema al hacer público un sondeo en el que se preguntaba a los espectadores si la URSS podría haber salvado más vidas de haber abandonado Leningrado a los alemanes. El 7 de febrero de 2014, un senador ruso pidió [ru] que se suspendiera oficialmente la emisión de la CNN, después de que la cadena publicara una historia (que después eliminó [en]) donde se decía que el memorial de la II Guerra Mundial de la Fortaleza de Brest, en Bielorrusia, era «uno de los monumentos más feos del mundo».

Más recientemente, ha habido problemas en Eco de Moscú, la principal emisora liberal de radio (y uno de los centros neurálgicos de la distribución en la red de material de apoyo a la oposición), cuando el humorista Victor Shenderovich (conocido por crear un programa político de marionetas en los 90) publicó un controvertido artículo en su blog [ru] sobre la política que rodea la celebración de las Olimpiadas de Invierno en Rusia.

En una alocución ante el parlamento, Vladimir Vasilyev [ru], vicepresidente de la Duma rusa, pidió que el Eco de Moscú se disculpe por el artículo de Shenderovich. (Curiosamente, Vasilyev solo mencionó al Eco de Moscú, aunque el texto se publicó originalmente [ru] en la web Ezhednevnyi Zhurnal, de menor alcance). Al editor jefe del Eco, Alexey Venediktov, le faltó tiempo para negarse a pedir disculpas [ru], señalando que el texto de Shenderovich nunca se emitió en la radio y solo apareció en su blog (alojado en la web del Eco). (Shenderovich también ha rechazado disculparse [ru]).

El artículo en cuestión, titulado «Guerra olímpica: Putin y las patinadoras», describe cómo los opositores liberales sufren de una cierta «esquizofrenia» durante las olimpiadas, esforzándose en reconciliar su amor por los logros históricos de Rusia (Tolstoy, el arte constructivista, etc.) con la aparente explotación de esas hazañas por parte de Vladimir Putin para engrosar su propia popularidad. Lo más memorable es la comparación que hace Shenderovich de la actuación de la patinadora de 15 años Julia Lipnitskaia esta semana en Sochi con el triunfo del alemán Hans Woellke [en] en lanzamiento de pesas durante las Olimpiadas de 1936 en Berlín. «No obstante, algo nos impide hoy disfrutar de la victoria [de Woellke]», añade Shenderovich, advirtiendo de los peligros de sentirse orgulloso de los atletas olímpicos en un estado autoritario.

Aunque indudablemente hay muchas cosas que nos disuaden hoy de celebrar las victorias de Woellke (en la guerra sirvió como capitán de las Waffen-SS, y su asesinato precipitó la masacre en 1943 de todo un pueblo [en] en Bielorrusia), la comparación de Shenderovich resulta controvertida para muchos rusos. Aunque el experto en Internet puede verlo como un simple ejemplo de la ley de Godwin, la equiparación que hace Shenderovich del nuevo tesoro nacional ruso —ni más ni menos que una encantadora adolescente— con un deportista nazi, no podría ser más inoportuna.

Con las Olimpiadas de Invierno de Sochi en marcha, Rusia está (comprensiblemente) en modo patriótico a toda vela. Eso significa que a cualquiera que intente jugar con la narrativa de la II Guerra Mundial —hasta el momento, el mito unificador más sagrado de Rusia— le conviene tener cuidado. La encuesta de TV Rain sobre abandonar Leningrado a su suerte se pasó de la raya. La burla de la CNN de la fortaleza de Brest fue demasiado lejos. Shenderovich parece haber cometido un pecado aún mayor insultando a la joven y bonita Lipnitskaia, pero es posible que cualquiera de estas tres ofensas hubieran pasado como trifulcas menores si no fuera por la adrenalina olímpica que circula actualmente por las venas del país.

1 comentario

  • s pedro

    La gran mayoría de seres humanos tenemos dentro de nosotros que nos intenta destruir e intentará destruir cualquier cosa que tenga alguna virtud y en general es muy visible cuando vemos el mundo en retrospectiva y especulando.
    Para un país que puede perseguir un sueño de independencia que lleva mas de 20 años e que no lo logra ni lo logrará pues siempre se cae en alguna manera en un abismo que nuca se logra saber si es la mejor decisión.
    No creo que halla algo mejor en este momento en que Rusia está en la mirada del mundo que se refuerce el patriotismo. Sin embargo, es imposíble esperar que ésto no moleste a grupos de poder. Los riesgos de un enfrentamiento con Europa son claros en Ucrania.
    Veo con preocupación que las declaraciones de Putin sobre la comunidad gay sean el arma de occidente en contra de éste y con ello, fortalecen su figura con la gente seria y tradicionalista del mundo, los que conservan los principios religiosos y los fundamentos, de manera que creo que es una política herrada…
    Que haría Putin si fuere el presidente europeo??
    Contra quien sería su pelea. Trataría de independizar Europa de los los rusos y comerle terreno a la antigua Unión Soviética o sería contra los mercados especulativos?

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