Amazonía, una historia de destrucción

Baje aquí el libro Amazonía Pública

El libro Amazonia Pública está disponible para descarga [en portugués] vía este link.

Este artículo fue publicado originalmente [pt] en el sitio web de Agência Pública el 17 de diciembre de 2013.

Debajo de una carpa levantada especialmente para llevar la Amazonía a una plaza pública en Sao Paulo, especialistas sobre la Amazonia en las áreas de energía, medio ambiente y comunicación, además de representantes de movimientos y organizaciones no gubernamentales que actúan en la región debatieron sobre los dilemas de la misma – entre las necesidades de preservación (esencial para la calidad de vida de la población local) y la presión por el desarrollo.

Un público de 100 personas estuvo presente en el debate. Todas las personas asistentes recibieron un ejemplar del libro Amazônia Pública [pt]. El libro reúne tres series de reportajes sobre los impactos de grandes proyectos en la Floresta Nacional de Carajás y en el río Tapajós (Pará) y el Río Madeira (Rondonia). Toda la investigación fue hecha en el campo por seis reporteros.

Antes del debate fueron exhibidos tres videos realizados por los equipos reporteriles. Testimonios de personas que nacieron o viven en la Amazonía -como el escritor Milton Hatoum o el cineasta Aurélio Michelis, ambos de Manaos- quienes hablaron sobre su relación con la ciudad y la selva y expusieron sus expectativas para la región.

Debate abierto en la Plaza Roosevelt, São Paulo, 14 de diciembre de 2013.

Debate abierto en la Plaza Roosevelt, en Sao Paulo. Foto: Agência Pública (14/12/2013).

Cuestión energética

El debate comenzó con la pregunta que se hace desde que los brasileros conocieron sobre la construcción de la hidroeléctrica de Belo Monte [pt]– que tuvo gran repercusión por las protestas de los ribereños e indígenas de Xingu: al final, ¿vale la pena construir hidroeléctricas en la Amazonía?. Quien se beneficia de esa energía no vive en Xingu, sino más bien en Rio Madeira (con las hidroeléctricas Jirau y Santo Antônio y en lugares planificados en los proyectos de hidroeléctricas en el Tapajós, el lindo río azul de ribereños y mundurukus en el oeste de Pará.

El profesor Célio Bermann, integrante del Instituto de Energia e Ambiente de la USP (IEE/USP), fue contundente:

É mentira a necessidade de energia elétrica para o desenvolvimento.

Es mentira que sea necesaria la energía eléctrica para el desarrollo.

Bermann añadió que la presión energética no viene de las necesidades de consumo de las nuevas clases medias de Brasil. Según el académico, 30% de la energía generada del país es consumida íntegramente por seis sectores industriales: siderúrgica, metales no ferrosos, aleaciones, petroquímica, papel y celulosa y cemento. Refiriéndose a la prioridad dada a la producción de energía en detrimento de los recursos naturales, dice:

Nós estamos vivendo no país uma autocracia energética,

Estamos viviendo en Brasil una autocracia energética,

Asegura Bermann, quien desde hace 20 años trabaja en temas energéticos en la Amazonía, señaló alternativas contenidas en un estudio de IEE/USP, que muestra la posibilidad de suplir la demanda de la población brasileña por 10 años con la construcción de 66 usinas eólicas de 30 megawatts de potencia, más limpia y menos impactante -desde el punto de vista territorial- que las hidroeléctricas. Además de eso, explicó el profesor, esas usinas pudieran ser ubicadas cerca de las ciudades para evitar la pérdida de potencia en el transporte de energía por líneas de transmisión. Refiriéndose al hecho que las contratistas serán las grandes beneficiarias de las obras y las grandes donantes electorales, dice:

[A usina hidrelétrica de] Belo Monte não está sendo construída para gerar energia elétrica. Está sendo construída porque em cinco anos as empresas que hoje dominam o governo vão embolsar R$ 17 bilhões

 [La usina hidroeléctrica de] Belo Monte no está siendo construída para generar energía eléctrica. Está siendo construída porque en cinco años las empresas que hoy dominan el gobierno se embolsarán 17 billones de R$ (reales).

El profesor criticó también la ausencia de consulta preliminar por parte del gobierno y empresas a la academia -para discutir la necesidad y mejor manera de realizar las obras- y a las comunidades tradicionales e indígenas, quienes ahora serán las más afectadas y todavía no tienen su derecho de veto asegurado sobre estos megaproyectos:

As consequências sociais e ambientais são irreversíveis. Mitigação é um belo nome para dizer nada.

Las consecuencias sociales y ambientales son irreversibles. Mitigación es una bella palabra para decir nada.

Marcelo Salazar, del Instituto Socioambiental (ISA) de Altamira, donde se encuentra la usina de Belo Monte –para él, “el mayor símbolo de ´defecto socioambiental´” – relató lo que está sucediendo en la región, donde vive desde 2007:

O que estou vivenciando em Altamira é um verdadeiro rolo compressor. A pressão social parece não ter força.

Lo que estamos viviendo en Altamira es un verdadero problema opresor. La presión social parece no tener fuerza.

Salazar explicó que además de los impactos en las comunidades próximas a las obras de la hidroeléctrica, el megaproyecto genera conflictos que superan su área de acción propiamente dicha. Destacó el aumento de extracción ilegal de madera en la región y del lado urbano, el encarecimiento del costo de la vida y el crecimiento alarmante de la violencia urbana. También reveló:

Uma em cada três pessoas tem um parente ou conhecido que foi assassinado.

Una de cada tres personas tiene un pariente o conocido que fue asesinado.

Salazar também criticó la postura del gobierno en relación con las comunidades indígenas. “El gobierno no otorga recursos para la Funai y usa a Eletrobrás y Eletronorte para hacer la política indígena de la región”, afirma refiriéndose a las compensaciones financieras que deben pagar las empresas por los impactos causados sobre la población indígena y que deberían ser conciliadas por el organismo encargado de protegerles.

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