En un momento crucial la discusión de la situación política de Puerto Rico

Por vez primera, un congresista de los Estados Unidos oficialmente describe la relación política entre ese país y Puerto Rico como una relación que «socava la fuerza moral» de los Estados Unidos en el mundo.

Así lo dijo Ron Wyden [en], senador Demócrata del estado de Oregon, quien preside el Comité de Energía y Recursos Naturales del Senado estadounidense. Este comité tiene jurisdicción sobre todos los asuntos en el Senado que conciernen a los territorios de los Estados Unidos, entre ellos, Puerto Rico. En la audiencia celebrada por el comité el 1 de agosto, el senador dijo lo siguiente, que puede escuchar en el video [en] a continuación, en el minuto 0:25:

After 115 years, it is clearly time for Puerto Rico to determine what political path it will take. The question of whether Puerto Rico should become a state or a sovereign nation, or whether there are other options, defines much of the political debate today on the island. Puerto Rico faces huge economic and social challenges. Per capita income is stuck at about half that of the poorest U. S. state and the violent crime rate is well above the national crime rate, and rising. The lack of resolution of Puerto Rico's status not only distracts from addressing these and other issues, it contributes to them. […] Puerto Rico must either exercise full self-government as a sovereign nation or achieve equality among the states of the Union. The current relationship undermines our country's moral standing in the world.

Luego de 115 años, claramente es tiempo de que Puerto Rico determine qué vía política tomará. La cuestión de si Puerto Rico debe convertirse en un estado o en una nación soberana, o si existen otras opciones, define gran parte del debate hoy en la Isla. Puerto Rico enfrenta retos sociales y económicos enormes. El ingreso per cápita está estancado más o menos a la mitad del del estado más pobre de los EEUU y la tasa de crímenes violentos está muy por encima del promedio nacional, y aumenta cada vez más. La falta de resolución del estatus de Puerto Rico no solo distrae de atender estos y otros asuntos, sino que contribuye a ellos. […] Puerto Rico debe autogobernarse totalmente como un estado soberano, o lograr la igualdad entre los estados de la Unión. La relación actual socava la fuerza moral de nuestro país en el mundo.

La audiencia del Comité que preside el senador Wyden se celebró con motivo del plebiscito de estatus llevado a cabo el 6 de noviembre de 2012.

Emblemas de alternativas de estatus político.

Emblemas que representaron las distintas opciones de estatus político utilizadas en la papeleta del plebiscito del 6 de noviembre de 2012. La estrella con el número 51 representa la inclusión de Puerto Rico como el estado número 51 de Estados Unidos. El pitirre, un ave nativa, representa la libre asociación. El archipiélago puertorriqueño representa la nación independiente.

El plebiscito resultó en el rechazo al estatus político actual, el llamado Estado Libre Asociado (ELA), con un 53.97% de los participantes votando a favor de un cambio. Pero en cuanto a la pregunta de qué fórmula de estatus prefieren los electores, el resultado no es tan claro. Una mirada superficial indica que entre las tres opciones de estatus —estadidad (anexión), independencia y libre asociación—, ganó la estadidad con el 61.16% de los votos, frente a la libre asociación con 33.34% y la independencia con un 5.49%. Sin embargo, si a ese resultado se le añaden las 498,604 papeletas que algunos electores dejaron en blanco como señal de protesta por la forma en que se diseñó la consulta, los resultados son muy distintos. La estadidad baja dramáticamente al 44.4%, la libre asociación al 24.2% y la independencia al 4%. Para que se tenga una idea de la cantidad que representan esos votos en blanco, la libre asociación obtuvo 454,768 votos. La opción del Estado Libre Asociado, en su forma actual, fue excluida de la papeleta.

El presidente Obama no envió un representante de su administración a la audiencia del comité del Senado. Cabe señalar también que de los 22 senadores que componen el comité, solamente 3 asistieron a la audiencia. Al parecer, la respuesta de la administración Obama fue la que se esperaba del gobierno estadounidense desde un principio. Se puede decir con toda seguridad que el presidente Obama decidió ignorar los resultados del plebiscito de noviembre, tal como opina Charles R. Venator Santiago, escribiendo para Latino Decisions [en]:

President Obama’s request to fund a federal plebiscite for Puerto Rico sends a clear message that he does not recognize the outcome of the 2012 plebiscite […]. This position is consistent with earlier statements by President Obama indicating that he would only support an outcome that reflected a substantive majority of the vote (presumably at least a two-thirds majority).

La petición del presidente Obama de financiar un plebiscito federal para Puerto Rico envía un mensaje claro de que no reconoce el resultado del plebiscito de 2012 […]. Esta posición es consistente con declaraciones anteriores por el presidente Obama que indican que solo apoyaría un resultado que reflejara una mayoría sustancial de votos (presumiblemente al menos una mayoría de dos tercios).

Otras propuestas sobre la mesa incluyen una consulta impulsada por el Comisionado Residente de Puerto Rico (el representante de Puerto Rico sin voto ante el Congreso), Pedro Pierluisi, del Partido Nuevo Progresista, en donde se les presente a los puertorriqueños la oportunidad de votar SÍ o NO en cuanto a la estadidad, y la propuesta de celebrar una asamblea constitucional de estatus impulsada por algunos sectores del Partido Popular Democrático y el Partido Independentista Puertorriqueño. Ninguna de las dos propuestas cuenta hasta ahora con el apoyo contundente del gobierno estadounidense.

Emilio Pantojas García, en su análisis para la revista 80 grados, opina que, dado el historial del Congreso estadounidense de no tomar acción en cuanto al estatus de Puerto Rico cada vez que se celebra un plebiscito, tampoco se debe esperar nada distinto en esta ocasión:

Es improbable que el Congreso apruebe alguna de estas medidas. Si nunca ha actuado sobre las propuestas radicadas, y las iniciativas presidenciales siempre han estado enmarcadas en cambios importantes en las relaciones interamericanas, por qué van a actuar ahora. Por qué pensar que la mayoría republicana en la Cámara va a considerar y aprobar un proyecto de estadidad. Los republicanos tradicionalmente se oponen a la estadidad para Puerto Rico, primero, porque la Isla es culturalmente una nación latinoamericana cuyo vernáculo es el español (apenas 10 por ciento de los puertorriqueños residentes en la Isla son bilingües). Segundo, la Isla es un bastión demócrata que añadiría dos senadores y cinco o seis congresistas para ese partido. A esto se añaden razones transitorias como que el gobierno de Puerto Rico está al borde de la bancarrota fiscal, la economía pasa por una contracción severa y el desempleo provoca la emigración masiva de los trabajadores/as más diestros/as. Puerto Rico sería un estado mendigo, una carga para un gobierno federal que tampoco está en su mejor momento. A la luz de la experiencia histórica, nada va a pasar con las iniciativas de status [sic], pero los que no conocen la historia están condenados a repetirla.

Xavier «Xavi» Luis Burgos, escribiendo para la revista digital Gozamos en ocasión de la celebración del plebiscito en noviembre, dice que la pregunta realmente es si los Estados Unidos honrarán su retórica de democracia:

[T]he real debate is not whether Puerto Ricans voted for statehood and whether the United States is going to “allow” that to happen. Instead, we must beg the question: What is the responsibility of the United States in living up to its rhetoric of democracy? This is not to say that the U.S. government must address the problems it created with religious paternalism, like it does when it brings “democracy” to places like Iraq and Afghanistan. Democratic processes are about having people engaged in determining their futures, through discussion, debate, and consensus. Puerto Rico was never offered this. Puerto Ricans have never been seen as full human beings in need of true self-determination. Therefore, in order for the United States to strive for a democratic potential, it must recognize its imperial stains and be a sincere and dedicated companion to reconciliation.

El debate real no es si los puertorriqueños votaron por la estadidad y si los Estados Unidos «permitirán» que eso suceda. En cambio, debemos hacernos la pregunta: ¿Cuál es la responsabilidad de los Estados Unidos en hacerle honor a su retórica de democracia? No se debe entender que el gobierno estadounidense debe atender con paternalismo religioso los problemas que creó, como hace cuando le lleva la «democracia» a países como Irak y Afganistán. Los procesos democráticos tratan sobre tener a la gente comprometida con la determinación de sus futuros mediante la discusión, el debate y el consenso. A Puerto Rico nunca se le ofreció esto. A los puertorriqueños nunca se les ha visto como seres humanos completos necesitados de verdadera autodeterminación. Por lo tanto, para que los Estados Unidos trate de alcanzar su potencial democrático, debe reconocer la mancha del imperialismo y ser un compañero sincero y dedicado a la reconciliación.

Puede ver la audiencia completa aquí (comienza alrededor del minuto 22:45).

Foto de portadilla tomada de video.

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