Se culpa al extremismo religioso por los disturbios en Myanmar

Las revueltas en Meikhtila, en Myanmar central, que se extendieron también a otros pueblos, han resultado en la muerte de más de 40 personas y han incrementado el temor de que empeoren los enfrentamientos religiosos y étnicos en el país. Hay sospechas de que los disturbios fueron provocados para sembrar pánico y distraer la atención pública. Muchas personas tambien analizaron las fuentes de la violencia, en particular, el aumento del extremismo religioso que ha causado división y odio en muchas partes de Myanmar.

El presidente U Thein Sein dio un discurso por televisión para advertir a los ‘oportunistas políticos y extremistas religiosos’ [en]:

Estoy muy triste de enterarme que una simple disputa privada se convirtió en un enfrentamiento mortal y que algunos instigadores revoltosos, aprovechándose de la hipocresía del público, intentaron propagar los disturbios a otras partes del país.

Deseo advertir a los oportunistas políticos y extremistas religiosos que explotan las nobles enseñanzas de estas religiones y tratan de sembar odio entre la gente de distintas creencias para apoyar sus propios intereses.

No dudaré en usar la fuerza como último recurso para proteger las vidas y salvaguardar las propiedaes del público en general.

A destroyed shop owned by a Muslim in Sitkwin. Photo by Thet Htoo, Copyright@ Demotix (3/29/2013)

La destruida tienda de un musulmán en Sitkwin. Foto de Thet Htoo, Copyright@ Demotix (3/29/2013)

Kyaw Zwa Moe desea que el gobierno investigue [en] e identifique a la gente que comenzó los disturbios:

A pesar de que se ha apuntado el dedo en distintas direcciones, casi todos en Burma parecen estar de acuerdo en que alguien, o algún grupo, es responsable por instigar los recientes disturbios. Ahora el gobierno tiene la responsabilidad de investigar y actuar en contra de los oportunistas políticos o los extremistas religiosos detrás de este levantamiento.

Pero Tomas Quintana, enviado especial de derechos humanos de la ONU en Myanmar, sospecha [en] que fuerzas gubernamentales estuvieron involucradas:

…(hay) instancias donde la milicia, la policía y otras fuerzas de seguridad pública se mantienen observando mientras se cometen atrocidades frente a sus propios ojos, incluyendo aquellas perpetradas por muchedumbres budistas ultra-nacionalistas bien organizadas.

Esto puede indicar un involucramiento directo de algunos sectores del estado o una colusión implícita y apoyo a dichas acciones.

May Ng asintió [en] a esta observación. Mientras tanto, Min Ko Naing [en], un ex-prisionero político y líder del grupo Estudiantes de la Generación del 88, también fue testigo de la inoperancia de las fuerzas de seguridad durante los enfrentamientos:

En el camino hacia Meiktila, vimos a un motociclista armado con un machete causando estragos en una estación de gasolina. La policía y personal de seguridad simplemente estaban ahí parados observándolo. De hecho, en este tipo de situaciones no necesitan esperar órdenes de sus superiores.

Andrew Selth dio un repaso a la historia de los musulmanes en Myanmar, quienes suman el 4% de la población. Resalta que la intolerancia religiosa [en] no es nueva en el país:

…la intolerancia religiosa no es nueva en Burma. De hecho, antes del 2011 al parecer el régimen incentivó enfrentamientos anti-musulmanes para desviar la atención de sus propias falencias.

…el problema no es sólo la táctica de las fuerzas de seguridad, sino también las políticas discriminatorias y las actitudes de la comunidad en Burma que alimentan la tensión anti-musulmana. Estos son temas que pocos políticos burmeses están dispuestos a tomar seriamente en cuenta.

Benedict Rogers visitó una aldea y entrevistó [en] a musulmanes quienes le dijeron que han estado conviviendo pacíficamente [en] con sus vecinos budistas por más de 200 años:

El lunes pasado visité una aldea a dos millas de Naypyitaw, donde una comunidad de 260 musulmanes ha convivido pacíficamente con budistas por más de 200 años. Me dijeron que nunca tuvieron un problema, y mantuvieron buenas relaciones con sus vecinos budistas hasta el pasado 22 de marzo. Esa noche, una muchedumbre de budistas atacaron la mezquita y la madraza aledaña. Los musulmanes huyeron a tiempo pero la mezquita fue dañada y profanada y la madraza completamente quemada. Fue una escena de miedo y miseria latente.

Francis Wade piensa que el reciente disturbio es otra prueba del “Golpe de islamofobia” [eng] en el país:

…esta última ola de ataques hacia musulmanes es preocupante porque involucra a civiles que habían sido hasta ahora tolerantes con las creencias cristianas de sus compatriotas.

La violencia en Meikhtila debe ser vista como la manifestación más reciente de un histórico golpe de islamofobia en Burma. Claro que los reportes de civiles y monjes coludiéndose con fuerzas de seguridad en los enfrentamientos de la semana pasada son una ironía amarga;

Matt Schissler hizo referencia al aumento del ‘nacionalismo budista anti-musulmán’ [en]. Mencionó la colocación de calcomanías y letreros ‘969’ en algunas tiendas budistas:

…desde septiembre de 2012, un esfuerzo concertado para apoyar a las tiendas budistas y desincentivar que los budistas sean clientes de los establecimientos que pertenezcan a musulmanes y eviten venderle a musulmanes.

El 969 [en] es una referencia a los 9 atributos especiales de Buda, los 6 mandamientos budistas y los 9 atributos de los monjes budistas.

Maung Zarni culpa a la violencia con lo que llama “racismo budista genocida” [en]:

… han escogido generar un nacionalismo destructivo basado en el miedo de perder propiedades, tierras y la pureza racial y religiosa.

También hizo una observación sobre la proliferación de discursos de odio en la red:

El estado burmés ha movilizado la islamofobia de su sociedad a través de varios mecanismos, incluyendo medios de comunicación y redes sociales estatales, la página de Facebook de la oficina de la presidencia entre ellos. Las redes sociales en lengua burmesa que proliferan fuera del ámbito de influencia de los medios internacionales están contaminados con discursos de odio.

Aung Zaw culpa a los líderes militares por el surgimiento de los ‘budistas facistas’ [en] y ‘los budistas extremistas’:

A pesar de presentarse como budistas devotos, los líderes militares burmeses no mostraron compasión alguna a quienes no bajaron la cabeza ante ellos.

El resultado es que ahora tenemos un sinnúmero de “budistas extremistas” en Burma. Tristemente, están por todos lados. Se encuentran en las calles y sentados en el parlamento, usan uniformes militares, trajes de empresarios y túnicas de monjes.

Así que el aumento de «budistas» facistas en Burma no es una sorpresa para quien haya sido testigo de las maquinaciones de los líderes del país por más de medio siglo. Su presencia en las calles de Meikhtila no es más que un retroceso a los días más oscuros del régimen militar, y uno que no será fácilmente exorcisado.

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