¿Tiene derechos de autor el Carnaval de Trinidad y Tobago?

En los últimos años se ha hecho popular que los fotógrafos (profesionales y también aficionados) publiquen sus fotos de las distintas actividades del Carnaval de Trinidad y Tobago en Internet, especialmente en los sitios de medios de comunicación social como Facebook. Pero ahora, la Organización para la Recaudación de Derechos de Autor de Trinidad y Tobago [en] (TTCO, por sus siglas en inglés) considera que esto puede ser una infracción a los derechos de autor:

‘Si usted toma estas fotos y las publica en Facebook, lo que hace es darle a alguien la posibilidad de llevarlo a la gráfica,’ dijo el Presidente de TTCO Richard Cornwall a Trinidad Newsday. ‘Pueden sacarse esas imágenes y reunirlas en una revista que luego podría usarse para obtener una ganancia comercial.

‘Si eso pudiera rastrearse hasta su sitio web, usted podría ser considerado responsable como la fuente de la infracción.’

No obstante, Wired 868 no considera que esas amenazas sean serias [en]:

Si alguien se toma en serio una amenaza de una organización que, en 2013, no tiene un sitio web oficial o página en Facebook es otra cosa. Y hasta el Newsday mencionó su nombre y acrónimo en forma equivocada, ya que se refirió incorrectamente al organismo como la “Organización para la Recaudacion de Derechos de Autor de Trinidad y Tobago (TTCCO).»

La Organización para los Derechos de Autor Musicales de Trinidad y Tobago (COTT), declaró que no tiene conexión con la TTCO, la que, segun las noticias sirve los intereses de la Fundación Nacional para el Desarrollo del Carnaval [en].

Kejan JJ Haynes, ex-periodista multimedia en la Red Caribeña de Comunicaciones en Trinidad y actualmente estudiante de la Universidad de Columbia en New York, investigó la legalidad del asunto [en]:

Definitivamente, las calles de Trinidad y Tobago constituyen un «espacio público».

Recuerden, la cuestión planteada no es la publicación de sus fotos en Internet. Es si sus fotos se toman sin permiso y luego se utilizan para obtener una ganancia. Ese es el motivo por el cual muchos fotógrafos incluyen su marca al agua en sus fotos antes de publicarlas. Es para prevenir que la gente se las robe. Por lo tanto, a menos que usted, voluntariamente, le diera a alguien material notoriamente protegido por derechos de autor, sabiendo perfectamente que iban al lucrar con él, usted está actuando bien.

Dicho esto, si usted puede probar que otra persona ha usado sus fotos para obtener una ganancia, usted tiene más posibilidades de ser recompensado porque su propiedad intelectual fue robada.

Philip Edward Alexander criticó la posición adoptada por Cornwall y TTCO [en]:

¡Tonterías! Cualquier abogado poco profesional estaría encantado de enfrentar a esta ‘organización’ en un tribunal donde se apliquen las reglas de la prueba y desafíen su autoridad o su reclamo. El hecho es que el Carnaval de Trinidad tiene lugar en el espacio público QUE ES PROPIEDAD de los contribuyentes y no puede limitarse de forma tan rigurosa como estas personas desean hacerlo. El Carnaval es parte de la cultura de Trinidad y Tobago y cualquier monetización debe ser compartida con el pueblo del que vienen las dádivas o nada. Tal vez llegue un día en el que los directores de las bandas, a cambio de asegurar su arte, sean forzados a pagar un buen rescate para disfrutar del espacio público en el que su arte se transforma en dinero contante y sonante. Para citar a un doctor amigo que es una luminaria jurídica – ‘Si los directores de las bandas quieren disfrutar de la protección de los derechos de autor, déjenlos financiar todo el festival y que utilicen locales privados para su presentación. Ya que estoy financiando al carnaval como contribuyente y mi calle se está utilizando para el desfile, todos los derechos a las imágenes son cedidos por los directores de orquesta y participantes del baile de máscaras.

Alexander sintió que la TTCO estaba tratando de controlar lo que debería ser un evento púbico:

Este es un intento descarado de gravar a la gente por el disfrute de su propia cultura en su propio país a posteriori y debería ser resistido con todo patriotismo y orgullo nacional. La legislación bajo la cual esta organización TTCO pretende aplicar mano dura a la gente debe ser derogada; la organización debe disolverse y Cornwall y el resto del elenco de reparto que intentó este robo cultural deben irse por donde vinieron.

Nigel A. Campbell respondió a Alexander [en] declarando que la situación es más complicada de lo que parece:

Como lo definen nuestras leyes, ‘»work of mas» (obra de «mas») es una producción original destinada a ser representada por una persona o un grupo de personas en la que una obra artistica bajo la forma de un adorno o imagen presentada por la persona o personas es el elemento primario de la producción y en el que tal adorno o imagen puede estar acompañado de palabras, música, coreografía u otras obras, sin tener en cuenta si la producción es representada en un escenario, plataforma, calle u otro lugar.’

Es irrelevante insinuar eso porque el «mas» se interpreta en la vía pública, «cualquier monetización debe ser compartida con el pueblo del que vienen las dádivas o nada.’ La ley es específica en la definición de obra de «mas» y la exhibición y representación pública es un derecho reconocido por la ley. No obstante, hay una falta de especificidad en la ley en cuanto a brindar más detalles sobre la infracción a los derechos de autor con respecto a obras de «mas» en contraposición a las obras audiovisuales, registros sonoros y literatura. Más allá de las declaraciones de que una obra de «mas» no puede reproducirse y que el productor de la obra de «mas» es el dueño, hay una vaguedad que confunde la interpretación como usted ha comenzado a hacer.

Campbell continuó:

Esta falta de especificidad queda clara en el artículo 8(1) que prohibe ciertos actos de reproducción, pero no identifica si una reproducción fotográfica es lo mismo, teniendo en cuenta que una obra de «mas» es un objeto (‘adorno o imagen presentada por la persona o personas’) ¡llamado disfraz! Me imagino que es como tomar una foto del lado apto para reproducir un CD ¡en lugar del lado de la gráfica y cubierta que tienen derechos de autor! Y, sin duda, la ley parece estar más interesada en la explotación comercial cómplice sin licencia que en la reproducción normal en los medios de comunicación social.

El periodista e historiador cultural Kim Johnson sintió que el debate era «surrealista», considerando los desafíos mayores de cara al Carnaval [en]:

El barco se está hundiendo y la gente está sentada a la mesa discutiendo quién debería servirse el último trozo de torta. ¿Están locos? Este país se está muriendo por la codicia de muchas personas, un aspecto de lo cual es la idea estúpida e infantil de que hay que reclamar un dólar a cualquiera que obtiene algo de la fuente pública de las imágenes. Todos ustedes deberían estar contentos de que alguien produzca libros y revistas que incluyan fotos del Carnaval; y si pudieran hacer de eso algo provechoso, deberían darles premios nacionales. ¿Ustedes realmente creen que hay arte original en los bikinis y trajes de mostacillas? ¿O los viejos y cansados bailarines de máscaras tradicionales se arrastraban cada año para los turistas? ¿O ese Carnaval es el «espectáculo más grande del mundo»? ¿No pueden ver en esas ideas una ilusión que es psicótica en sus dimensiones?

Taran Rampersad reflexionó [eng] en el sentido de que aplicar restricciones demasiado rigurosas a los derechos de autor lastimaría al Carnaval:

El actual sistema de derechos de autor ha tomado la mayor parte de lo más malo de los Estados Unidos para TyT, sin tomar lo mejor. Los guardianes son lapidados con su propio poder. La gente que hace arte en el género del Carnaval realmente merece protección, pero la protección draconiana hace que la vela cueste más que el funeral y HABRÁ un funeral.

Jacqueline Morris reflexionó acerca de la conveniencia de poner más énfasis [eng] en el valor cultural de las creaciones más que en el valor monetario:

La actual implementación con el involucramiento de la TTCO apesta. Pero subsisten los principios. No es tan difícil lograr una mejor implementación si nos ponemos de acuerdo en que toda obra artística tiene un valor que debería proporcionar beneficios monetarios a los creadores. Pero no lo hacemos. Aquí, a menudo el argumento es sobre el valor en el contexto de un espacio económico nacional, no del valor intrínseco de la creación o del producto artístico en sí mismo.

Taran Rampersad pone objeciones al afirmar [en]:

Otra vez con el ‘valor’. No estamos de acuerdo en que la obra artística tiene valor; podemos estar de acuerdo en que se considere que algunas obras artísticas tienen valor monetario, como ha sido demostrado en el mercado pseudo-libre relativo al ‘mas’. El principio subyacente es que si algo tiene *valor*, debería tener un costo asociado y disponer de protección. Ese tipo de pensamiento conduce al sistema de derechos de autor que hoy tiene TyT. No obstante, no todo lo que se ha creado con un costo tiene valor. Por lo tanto, no puede protegerse todo lo que tiene un costo porque no todo lo que tiene costo tiene valor. Esta atadura al gobierno parece una extensión del derecho colonial en vigor. Todos sabemos que el Carnaval es un montón de dinero para unas pocas personas y estas personas lo han estado haciendo sin tener en cuenta las supuestas infracciones, desde insignificantes a severas. Parece que ellos entienden que cuando la gente comparte trabajos, eso es un agregado a su *marca*. Y la marca, por si misma, tiene valor pero no está directamente protegida por la ley de otro modo que a través de las marcas de comercio, derechos de autor y patentes. ‘Mas’ es probablemente uno de los ejemplos más interesantes de la Cultura Abierta – Cultura Libre, ¡sus verdaderas RAICES! quedando encerrado por gente de mente muy cerrada.

El ingeniero e innovador del tambor metálico, Profesor Brian Copeland, realizó una intervención sobre la cuestión del «valor» [en]:

Se puede elegir medir ese valor de cualquier forma. No obstante, si hay que elegir una sola medida, ésta debería ser la financiera. El «mas» ‘se desarrolló’ a lo largo del tiempo, en buena medida gracias a los premios consistentes en dinero. Panorama ayudò a mitigar un problema social, que sólo hoy tiene rival en las pandillas armadas. ¡Hay un estudio costo/beneficio por allí! Nada es gratis… de una u otra forma se paga. Hay todo un desafío en la administración de este ‘costo’ que equilibra el potencial de ganancias resultantes para seguir alimentando otra serie de actividades, mientras se protege el caos que es tan esencial para la creatividad real. Veo que el rol del GORTT (Gobierno de la República de Trinidad y Tobago) es el de utilizar los recursos públicos para asegurar el crecimiento y desarrollo de las artes -de todas las artes- a corto y largo plazo para el bien de todo el pueblo. Esta es la razón por la que debe ser valorado.

Rampersad respondió:

En el contexto de los derechos de autor, no toda producción artística tiene valor. Usted señala correctamente que «el valor monetario se basa en lo que es vendible» y eso es exactamente de lo que se trata el derecho de autor. La protección de la inversión y de las ganancias derivadas (y a decir verdad, de las deudas) de los creadores. La distinción entre creadores y artistas es sencilla. Esta mañana hice popó, una obra derivada de lo que comí. No fue algo que pudiera llamar arte, aunque algunos podrían discrepar. Cuando se comienza a hablar de artistas, se comienza a hablar de la definición de arte. Es una trampa demasiado tonta para quedar atrapado en ella. Hablemos de los creadores y del derecho de autor, del valor (monetario) que se supone que ese derecho de autor protege y todo eso. Complicar la discusiòn no contribuye a que el arte sea mejor.

El fotógrafo y periodista Mark Lyndersay abordó algunos de los temas involucrados en la utilización de imágenes en publicidad [en]:

Tradicionalmente se espera que los publicistas negocien los derechos de cualquier persona o propiedad identificable utilizada en sus proyectos. Hay derechos de los modelos así como derechos de propiedad que deben negociarse antes de dicha utilizaciòn. La cuestión de las obras de «mas» agrega una vuelta de tuerca a tales limitaciones y es una de las razones por las que la mayoría de las agencias usan piezas ‘originales’ creadas para los avisos, cuando necesitan un disfraz de Carnaval. A menos que haya un ejercicio de marca compartida en juego.

Sin duda, la discusión en Internet en torno a esta cuestión, continuará.

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