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¿Por qué no nos gustan los turistas en el carnaval francés?

Categorías: Brasil, Francia, Italia, Arte y cultura, Medios ciudadanos

Un video que presenta a un grupo de festejantes enmascarados de Carnaval [1] en Dunkerke, Francia, coreando “Les touristes on n'aime pas ça” (“No nos gustan los turistas”) tiene a algunos lamentando la cantidad de visitantes que llegan años tras año, sin estar preparados para la locura del festival.

Dunkerke organiza una de las celebraciones de Carnaval [2] [fr; con subtítulos en inglés] en Europa, en términos de la cantidad de participantes y duración (tres meses completos). La oficina de turismo registra cerca de 1,000 huéspedes de hotel durante la parte más animada de la celebración, los tres días conocidos como los Tres Alegres, mientras otros turistas, muchos de los cuales conocen el Carnaval de Dunkerke por los lugareños y regresan cada año para la celebración, se alojan con amigos.

Carnavaleux dans la Bande de Dunkerque

Carnavaleros en la Banda de Dunkerque. Foto del autor.

Con casi mil marcas de ME GUSTA en Facebook, el video  [3][fr] se grabó durante el Carnaval de Dunkerke el 10 de febrero de 2013. Según los comentarios [3] [fr], es menor la molestia por la presencia de turistas que el fastidio por la falta de preparación de los participantes para la locura del carnaval, y especialmente la falta de respeto a sus códigos, prohibiciones y tradiciones.

Jules Verge explica:

sans touristes le carnaval de Dunkerque ne serait pas ce qu'il est aujourd’hui. Je ne veux pas dire qu'il disparaîtra  parce qu'il y a toujours cette belle bande de vrais piliers carnavaleux dunkerquois, mais quand même un peu d'accueil pour nous les touristes ! Moi j'en suis un et je viens de Douai et j’ai une très grande admiration pour cette fête alors s'il vous plait, les Dunkerquois accueillez-nous comme il se doit !

respectbande

Extracto del estatuto del carnavalero respectuoso [4] [fr] editado por la Mairia de Dunkerque.

Sin turistas, el Carnaval de Dunkerque no sería lo que es ahora. No quiero decir que va a desaparecer, porque siempre está esa bella banda con verdaderos pilares carnavaleros dunkerqueses, ¡pero si [haría bien] un poco de acogida para nosotros los turistas! Yo soy uno y vengo de Douai y tengo gran admiración por esta fiesta, así que por favor, dunkerqueses, ¡acójannos como se debe!

Julien Vandemoere agrega:

je ne suis pas de Dunkerque mais de Lille, cela va faire 10 ans que je fais les 3 Joyeuses,  j'ai été très très bien initié dés le début par des Dunkerquois,  j'ai observé,  j'ai écouté, je me suis renseigné sur le pourquoi du comment du carnaval dunkerquois, et en 10 ans de carnaval, je me suis vite vu évoluer dans le bon sens»

Yo no soy de Dunkerque, sino de Lille, ya van a ser 10 años que hago las Tres Alegres. Desde el comienzo me iniciaron dunkerqueses, yo observé, escuché, me informé sobre las razones y el cómo del carnaval dunkerqués, y en diez años de Carnaval, fui rápido en evolucionar en el buen sentido.

Ya en 1998 [5] [fr], los carnavaleros lamentaban la pérdida de los códigos y los referentes entre las generaciones jóvenes. Siguió un amplio movimiento sostenido por las asociaciones carnavalescas y la municipalidad para acompañar a los novicios en su aprendizaje «del exceso en el respeto»: estatuto de carnaval, sensibilización en los colegios, acogida de turistas, advertencia de las prohibiciones [6] [fr].

Los sitios de Internet dedicados a los debutantes han tomado la posta hoy en día, y permiten prepararse a los futuros carnavaleros: preparación del disfraz, revisión de los cantos, explicación de los diferentes tiempos del Carnaval (bailes, bandas, antes de las bandas, después de las bandas, camarillas, contradanza…). Visiten por ejemplo el sitio mincoin.fr [7] [fr].

La situación en Dunkerque no es única. En Niza, los «puros y duros» lamentan una cierta forma de estandarización del Carnaval, marcada por la influencia del Carnaval brasileño.

El periodista comunista Le-patriote se lamentó [8] [fr]:

Planche à billet. Ce carnaval ne consisterait-il pas à, seulement, aligner des billets pour s’asseoir gentiment sur des gradins hors de prix ? Plus personne ne se moque de personne. On se contente de s’asseoir sur les gradins, de regarder passer les chars ou de marcher tranquillement sur un chemin délimité par des barrières à moitié déguisé sous l’œil attendri des policiers et en souriant poliment aux touristes venus voir Nice et son plus beau carnaval du monde. »

Generar dinero. Ese Carnaval, ¿no consistiría solamente en alinear los billetes para sentarse tranquilamente en las gradas de precio exorbitante? Nadie se burla de nadie. Uno se contenta con sentarse en las gradas, con ver pasar los carros o de desfilar tranquilamente por un camino delimitado por barreras a medias camuflado bajo el ojo enternecido de policías y sonriendo educadamente a los turistas llegados a ver Niza y su Carnaval más bello del mundo».

Char de l'école de samba Beija-Flor lors du défilé 2013

Carro de la escuela de samba Beija-Flor en el desfile de 2013. Foto del autor.

En Río también. El desamor también les gana a los the “foliões [9]” (nota del editor: carnavaleros). Zeca Pagodinho, célebre cantor de pagode brasileño entrevistado por la Folha São Paulo lamenta [10] [pt] que el alma popular del Carnaval se haya disuelto bajo la influencia de la llegada en masa de turistas y de la apertura internacional de las grandes escuelas de samba:

Não tem Carnaval. Vou gostar de quê? Não tem nada. Roubaram tudo, sumiram com tudo. Acabaram com tudo o que é da cultura. Tudo. Não sei que doideira deu nesse mundo aí.

No hay Carnaval. ¿Qué me va a gustar? No hay nada. Se han robado todo, se han llevado todo. Han acabado con todo lo que es la cultura. Todo. No sé qué frenesí se ha apoderado de ese mundo.

Entonces, ¿por qué el Carnaval, símbolo de fraternidad, de compartir, de simpatía y de calor humano provoca tanto mal humor? ¿Temor a las mezclas? ¿Una nostalgia por el pasado? ¿Miedo a perder las tradiciones para siempre? ¿Una respuesta ante la globalización y a los intercambios?

Probablemente, un poco de todo. El Carnaval, composición viva que nos viene de la noche de los tiempos [1], se ha enriquecido siempre con el agrado de los lugares, de las épocas y de las corrientes. Ahora se ha convertido en el símbolo de división de tradiciones locales en un mundo globalizado. Es un desafío a asumir, pero con humor y creatividad, ¡el Frenesí solamente puede ganar!