Fabricio Estrada, el bloguero de Bitácora del párvulo [1] resume el discurso de un vendedor que usa un bus como recinto para sus ventas:
Permítanme amables viajeros interrumpirles su delicado sueño o la conversación que llevan con su acompanante o periódico. Sólo vengo a ofrecerles la salud que tanto buscan y que en laboratorio para el que trabajo han encontrado, de forma barata, para que usted llegue feliz a casa con un regalo para usted mismo y su familia.