Una enfermera alauita en un hospital suní en Siria

Como parte de nuestra colaboración con Syria Deeply [en] publicamos una serie de artículos sobre los civiles atrapados en el fuego cruzado junto con los puntos de vista de autores del mundo entero sobre el conflicto.

Viajando a través del sector rebelde de la provincia de Latakia, en la región de Jebel Turkman, nos encontramos con Umyara, una enfermera alauita de 34 años que trabaja en un hospital de campaña. En Latakia, un bastión del Presidente Bashar al-Assad, suníes y alauitas han convivido durante siglos. Ahora, con intensos combates entre el régimen alauita y la armada libre Siria de mayoría suní, muchos temen que la hostilidad podría extenderse a la población civil a través de la división religiosa.

La enfermera que nos pidió no revelar su nombre ni su foto, nos habló desde la escalera fuera de la nueva sala de cirugía del hospital, construida con donaciones de dos ONG norteamericanas. Se reunió con nosotros junto con el Dr. Mohammed, el cirujano ortopédico suní quien es su jefe y el jefe del hospital.

El hospital ha sido abierto hace sólo 20 días; la unidad de cirugía está ubicada, por seguridad, en el subterráneo ya que el área es fuertemente bombardeada y objeto de disparos por las fuerzas del régimen.

Pero el hecho sigue siendo que si Assad es sacado del poder los civiles alauita como Umyara podrían ser objeto de represalias de suníes enojados. «Temo mucho por mi seguridad después de que Assad caiga» dice la enfermera, a pesar de la seguridad dada por líderes locales de la FSA (NdeT: Ejército sirio libre).

Por ahora, dentro del hospital, el Dr. Mohammed no percibe ninguna distinción.

“La mayoría de nuestros pacientes son sunitas pero no es un problema para nosotros si viene un alauita … es por esto que ella vino a trabajar con nosotros.”

Dice que cada día su personal ve 20 a 35 pacientes, la mayoría heridos en la guerra. Hace pocos días trató a un paciente con cáncer y ha visto a otros con diabetes e hipertensión. Pero el hospital no tiene los medicamentos o recursos para tratar en forma apropiada estos pacientes – en parte lo que él describe como una crisis en atención especializada que afecta actualmente casi a cada ciudad siria.

Cuando lo encontramos, el doctor había operado recién a un joven rebelde cuyas palmas habían sido prácticamente destrozadas en un accidente de explosivos.

La enfermera dijo que, como un rebelde suní, su tratamiento en el mejor de los casos, podría habría sido diferente en su antiguo hospital apoyado por el régimen. “Estoy ahora trabajando aquí para ayudar a la gente, a toda. Allá el tratamiento era solo para alauitas.”

En el Hospital Assad (donde trabajaba) podrían tratar suníes “pero luego las fuerzas de Assad venían y los recuperaban y se los llevaban fuera. Esto sucede desde el comienzo de la revolución, desde marzo del año pasado. Ahora me siento mejor» trabajando aquí.

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