África: Sorteando la maldición de los recursos

Muchos africanos consideran que la llamada «maldición de los recursos» es tanto ominosa como inexorable. También ofrecen una explicación lógica para justificar la absurda e intolerable paradoja que aqueja a tantos analistas: «¿Por qué naciones africanas dotadas de abundantes recursos naturales, como la República Democrática del Congo, Nigeria o Madagascar —por nombrar solo algunas— se encuentran también plagadas de una pobreza endémica?»

La maldición de los recursos es un concepto complejo que intenta explicar los mecanismos que orientan las economías de países ricos en recursos naturales hacia una pobreza a largo plazo. Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía, escribió recientemente un artículo en el que proporciona la siguiente guía básica para comprender el concepto de maldición de los recursos:

En promedio, los países ricos en recursos naturales progresaron menos que los países sin recursos. Su crecimiento fue más lento y con mayores inequidades —exactamente lo contrario a lo esperado— […]. Tres de los ingredientes económicos de la maldición son ampliamente conocidos:

  • Los países ricos en recursos naturales tienden a poseer monedas fuertes, lo cual obstaculiza las exportaciones de otros productos;
  • Dado que la extracción de recursos naturales requiere de una escasa creación de puestos de trabajo, aumenta el desempleo;
  • La volatilidad de los precios torna inestable al crecimiento, y esto se agrava con la actuación de los bancos internacionales, que al aumentar el precio de las materias primas entran en acción y cuando dichos precios bajan se esfuman (hecho que refleja el consagrado principio según el cual los banqueros solo ayudan a quienes no necesitan su dinero).

Más aún, generalmente, los países ricos en recursos naturales no aplican estrategias de crecimiento sustentable. No logran comprender que, de no reinvertir los beneficios obtenidos gracias a sus recursos en alternativas productivas que eviten el deterioro de los mismos, están en realidad volviéndose más pobres. La disfuncionalidad política agrava el problema, ya que los conflictos por el acceso a las rentas que proporcionan los recursos naturales favorecen el desarrollo de gobiernos corruptos y poco democráticos.

Land construction in Madagascar. Photo by Foko Madagascar, used with the author's authorization

Preparación del terreno en Madagascar. Fotografía por Foko Madagascar, utilizada con permiso del autor.

En la lista se describe la situación de una gran cantidad de países, la mayoría de los cuales se encuentran en el continente africano. Y la pregunta que se formulan muchos ciudadanos y estudiosos del tema es ¿cuáles son las soluciones? 

Nigeria

El territorio de Nigeria cubre 923.768 kilómetros cuadrados y posee tanto reservas de petróleo estimadas en 35.000 millones de barriles (5,6×109 m3) como reservas de gas natural que superan ampliamente los 100 billones de pies cúbicos (2.800 km3).

Nigeria es el socio comercial más importante de los Estados Unidos en el África subsahariana y provee un quinto del petróleo que utilizan los estadounidenses (el 11% de las importaciones de petróleo). Actualmente, Nigeria está experimentando un fuerte crecimiento económico, pero durante varios años se trató del país más pobre del mundo debido al mal uso de sus recursos naturales.

En el libro The Political Economy of Poverty, Equity and Growth: Nigeria and Indonesia [en], los economistas David Bevan, Paul Collier y Jan Willem Gunning analizan [en] los divergentes destinos económicos de Indonesia y Nigeria desde la década de 1950 hasta finales de la década de 1990:

Los autores enfatizan varios factores relacionados con las respectivas estructuras económicas, políticas y sociales de estos países. En primer lugar se analiza el hecho de que entre 1950 y 1980 Indonesia fue más vulnerable que Nigeria a las fluctuaciones de los precios mundiales de los alimentos, dado que sus importaciones de arroz eran mayores. Como consecuencia, el gobierno indonesio se dedicó más a promocionar el desarrollo agrícola que el gobierno nigeriano. En segundo lugar, el gobierno indonesio resultó más sensible a la pobreza dado que el ejército de dicho país cumplía una «doble función»: poseía una responsabilidad tanto militar como socio-política. En tercer lugar, los miembros de la elite comercial de Indonesia pertenecían principalmente a etnias chinas, factor que los tornó políticamente vulnerables, mientras que la elite comercial de Nigeria provenía del sur del país: la región de mayor oposición a la clase dirigente. Esto significó que las elites gobernantes de ambos países implementaron iniciativas diferentes en cuanto a la liberalización económica.


El economista Paul Collier explica las consecuencias de la exportación de recursos naturales para el África. Video por Carnegie Council [en]

Hoy la economía de Nigeria se encuentra liberada y se prioriza el desarrollo del sector privado con el fin de reactivar la economía nacional, la cual, en los últimos seis años ha presentado un incremento constante del 8%. Sin embargo, muchos recursos naturales, como gas natural, carbón, bauxita, tantalita, oro, estaño, mineral de hierro, piedra caliza, niobio, plomo y zinc se encuentran aún subexplotados.

Ciertamente, la liberalización per se no puede resolver la maldición de los recursos. Para favorecer un aprovechamiento adecuado de los recursos naturales es necesario considerar otras medidas [en], tal como lo afirman los académicos Subramanian y Sala-i-Martin:

  • Una participación equitativa de los réditos que genera el petróleo para todos los habitantes de Nigeria.
  • La creación de un Fondo especial o una distribución de las rentas públicas actuales.
  • La reducción o la condonación de la deuda externa.
  • La cooperación de las compañías petroleras extranjeras.

 

Madagascar

Madagascar es uno de los países más pobres del mundo y, a pesar de sus abundantes recursos naturales (que incluyen rafia, pesca y silvicultura), es más famoso por el mal manejo de sus tierras cultivables. En un reciente artículo (julio de 2012), Marc Bellemare escribió acerca de los derechos sobre las tierras en Madagascar:

Dado que las tierras sin título de propiedad y las tierras no cultivadas pertenecen legalmente al Estado, hay medio millón de solicitudes de propiedad a la espera (…) La agencia de gobierno encargada de administrar los títulos de propiedad se encuentra colapsada. El sistema de titulación de las tierras está en quiebra y una gran cantidad de terratenientes se sienten inseguros en sus propias tierras. A esto se suman los frecuentes conflictos por la posesión de tierras, ya que conseguir un título de propiedad sin tener que sobornar a algún alto funcionario es prácticamente imposible, y aparentemente quienes ya son propietarios no reciben incentivos para invertir en sus propias parcelas.

Un sistema con tales características es susceptible a la corrupción, uno de los factores centrales para favorecer el desarrollo de la maldición de los recursos. En el año 2007, la EITI (Extractive Industry Transparency Iniciative, Iniciativa para la transparencia de las industrias extractivas) analizó las posibles soluciones para prevenir la maldición de los recursos [en]:

Madagascar se comprometió a garantizar la transparencia en el manejo de las ganancias provenientes de sus recursos naturales. El gobierno de Madagascar enfatizó su permanente interés en combatir la corrupción y garantizar la transparencia con el fin de alcanzar los objetivos tendientes al desarrollo. Representantes de cinco empresas mineras realizaron «declaraciones» públicas oficiales para el EITI: Rio Tinto / QMM (ilmenita); ExxonMobil (petróleo en alta mar); Dynatech/Sherritt (niquel/cobalto); Madagascar Oil (petróleo continental) y KROAMA (cromo). Al responder una pregunta en particular, uno de los representantes explicó que los pagos declarados por las empresas y las ganancias declaradas por los gobiernos serían sumadas y comparadas por parte de una institución independiente.

El cambio de régimen en 2009 puso un alto a todas aquellas resoluciones y la garantía de transparencia sobre el manejo de las riquezas minerales de Madagascar dejó de existir. En 2010, un informe del Banco Mundial afirma que los niveles de transparencia de los acuerdos mineros siguen siendo endebles [en], en particular desde la llegada al poder del gobierno de transición:

Aparentemente, bajo el mando del gobierno de transición el catastro minero ha perdido su función principal y son los políticos quienes deciden, a discreción, la asignación de los nuevos permisos. Dado que la demanda de derechos mineros en Madagascar se encuentra en pleno crecimiento, es muy probable que dicha práctica se afiance. Si tal búsqueda de rentabilidad se expande, las inversiones en exploración y, consecuentemente, la valoración del potencial minero de Madagascar a largo plazo se verán perjudicados. [..] Existe el riesgo de que las elites políticas intenten incumplir el marco fiscal establecido para las empresas que practican minería a gran escala. Dado que las coaliciones dominantes de elites gobernantes son flexibles y mutables, se recomienda el desarrollo de una estrategia de «supervivencia» a corto plazo. Al encontrarse bajo presión fiscal, particularmente, las elites políticas podrían desviar sus intereses de corto plazo a la búsqueda de ganancias por medio de las empresas mineras, relegando el objetivo a largo plazo de atraer inversiones futuras a cambio de compromisos creíbles.

Para que el África logre sortear la corrupción y la maldición de los recursos, será necesario que varios actores centrales, tanto del sector público como del privado, apliquen numerosas medidas y realicen esfuerzos sostenibles. Por más frágil que pueda parecer el crecimiento, resulta muy tangible para algunas naciones africanas ricas en recursos naturales, tales como Nigeria. Se trata de un ejemplo a partir del cual naciones menos desarrolladas, como Madagascar, podrían inspirarse.

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