Cuba: besada por la diversidad y la igualdad

«Ven con algo rojo y besa a alguien, ¡porque todas las formas de amor importan!» Esta fue la convocatoria lanzada el pasado jueves 28 de junio por el proyecto Arcoiris, un grupo cubano que se autodefine como «colectivo LGBT anticapitalista e independiente» y exige el reconocimiento legal a las familias homoparentales y la despatologización de la transexualidad, entre otras demandas.

La invitación para la «Besada por la diversidad y la igualdad» cerca de la Plaza de la Revolución en La Habana, replicada por varios blogs, proponía:

Es 28 de junio: nuestros besos serán homenaje a quienes murieron y mueren por el odio a lo diferente. Nuestros besos son el voto porque un día el 17 de mayo y el 28 de junio ya no signifiquen nada.

La cita, que logró reunir a más de 20 personas, conmemoró el aniversario de los disturbios de Stonewall Inn en Nueva York en el año 1969, que desencadenaron el movimiento a favor de los derechos de la comunidad LGBT y devino en el Día del Orgullo LGBT.

Besada por la Diversidad y la Igualdad en La Habana, Cuba. (Foto: Cortesía de Jorge Luis Baños)

Besada por la diversidad y la igualdad en La Habana, Cuba. (Foto: Cortesía de Jorge Luis Baños)

Según los organizadores:

Besarse es una muestra de cariño cotidiana, pero para muchos ojos constituye escándalo público si ocurre entre personas no heterosexuales. Al besarnos todos y todas, por amor o fraternidad, ejercitamos nuestra igualdad ciudadana y ponemos en evidencia los dobles raseros morales que generan la homofobia, el sexismo, las lógicas discriminatorias que marcan las raíces de nuestra cultura y debemos cambiar.

Sobre los retos para la repetición de este tipo de iniciativas desde la ciudadanía en Cuba, la bloguera cubana Yasmín Silvia señaló:

¡Por supuesto que el resultado fue excelente! Había gente que no era del Observatorio Crítico, ni de Bloggers Cuba, y sumamos más de veinte. Esa modesta cantidad se logró a través de mensajes de texto, correos electrónicos, invitaciones de FB y llamadas por teléfono. Se logró saltando sobre el obstinado silencio institucional que no puede —¿por naturaleza o falta de deseos?— reconocer que las sexualidades no son monopolio del Estado, sino tema que corresponde a la sociedad toda (…) La cosa perturbadora está en quienes sabían y no fueron.

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