Bahréin, Omán: Las vidas de los trabajadores migrantes

Los trabajadores migrantes, la mayoría del sur de Asia, forman una gran parte de la población en los países del Golfo. En este post escuchamos la experiencia de dos personas que han venido al Golfo a trabajar.

Mohammad Iqbal es un indonesio que vive en Bahréin. Nos cuenta la historia de un trabajador que conoció:

Hace poco conocí a un bengalí [bangladesí] que trabaja para un hotel como encargado eventual de mantenimiento. En realidad es encargado del Área Pública, el que se encarga de todas las áreas públicas en un hotel, limpiar ventanas, o barrer los pisos del vestíbulo. No está a cargo de los cuartos de los huéspedes. No arregla los cuartos. ¿Qué es lo que no es justo? Gastó BD1,500 (US$3980) para sacar la visa de trabajo en Bahréin. Tiene derecho a un permiso de dos años. Le pagan BD10 (US$26) al día, significa que gana BD240 (US$636) al mes. ¿Está bien pagado? ¡Esperen..! Tiene que pagar su departamento, agua, electricidad, comidas y, por supuesto, mandar dinero a casa.

Calculemos. En vivienda, tiene un departamento compartido en digamos BD50 (US$132) al mes. Luego agua y electricidad serían unos BD10 (US$26) adicionales, y después comida por BD40 (US$106) al mes. No se olviden, como tiene un casero o agente que arregló su trabajo, incluido puestos de trabajo en diferentes lugares, debe pagar la cuota del agente de al menos BD25 (US$66). Entonces, el total que se lleva a casa sería solamente BD115 (US$305) al mes. En un año (12 meses), puede ahorrar BD1,380 (US$3660). Esta cantidad sigue sin ser suficiente para devolver la “visa” o “cuota de ingreso” que es de BD1,500 (US$3980). No tengo idea si esta cantidad sea legal o no, pero una cosa que realmente no entiendo es que al cabo de dos años solamente puede ahorrar BD1,260 (US$3340) netos. Como conclusión, gasta 1,500 (US$3980) y sacrifica sus dos años trabajando muy duramente por solamente BD1,260 (US$3340). Para extender otros dos años de “visa de trabajo” tiene que volver a invertir BD1,000 (US$2652). Esto significa que al cabo de dos años, solamente tiene BD260 (US$690) netos para ahorrar y sigo sin tener idea de cómo paga su pasaje aéreo. ¡Realmente no lo entiendo porque no es justo!

Francine Burlett, una escritora francesa radicada en Bahréin, tuvo una conversación con una mujer india llamada Yasmina en un vuelo de Mascate a Bahréin en mayo. Esta es la historia de Yasmina:

“No es fácil la vida en Chennai (India), donde vivo, tú sabes. Tengo dos hijas en el colegio. Un días, ellas serán doctoras. Pero para empezar hay que pagar, pagar y volver a pagar. […] Tú sabes, vengo de vivir casi dos años en Salalah, en Omán. Ayer dejé mi trabajo ahí. Estaba con una familia omanesa. La señora tenía 10 hijos -8 niñas y 2 niños- y en mayo va a tener su bebé número 11. ¿Te das cuenta? 11 niños… Es bonito eso. Pero yo no estaré ahí para ver si es niño o niña. Debo partir. Es duro dejarla sola, sin ayuda, tan cerca de su alumbramiento, pero yo no me puedo quedar.

Todas las noches, su marido venía a mi cuarto. Todas las noches yo le decía: “Yo soy tu empleada, no tu esposa. Regresa a tu casa, tu mujer te necesita. Regresa a tu cama. Tú no tienes derecho de hacerme esto. Déjame descansar, estoy cansada…”. ¿Te imaginas? Diez hijos, el trabajo de la casa, la cocina, lavar cada día toneladas de dishdashas y de abbayas para planchar, las toallas, los pañales de tela, las servilletas… Pero tu sabes, no me importa trabajar. Yo no sé hacer otra cosa. Soy valiente. No tengo miedo del trabajo pesado. Pero en la noche, él no tenía derecho de hacerme eso. Tocarme, molestarme. No logré que dejara de hacerlo. No me puse lo suficientemente fuerte… Tuve que decidirme a hacer algo. Rápido.

Tú ves, los empleados de casa como yo que vienen de la India, de Sri Lanka, de Somalia o de las Filipinas, tienen dos meses de prueba y después ya no pueden anular su contrato, regresarse. Nuestros pasaportes están en manos de nuestros empleadores y si ellos no quieren dejarnos ir, no podemos hacer nada. Debes honrar tu contrato de dos años antes de poder regresar a casa. Es la ley. Yo les dije que quería partir antes del fin del periodo de prueba, que era mi derecho. A pesar de todo, el señor no quería.

Entonces, inicié una huelga de hambre. Durante 5 días, no salí de mi cuarto, no comí, ni bebí, no me lavé. Llamaron al médico. y fue él quien llamó a la policía. Listo. Me acompañaron hasta el aeropuerto. El señor debió pagar mi pasaje de avión hasta casa, devolverme mi pasaporte. Es la ley. Pero el señor estuvo furioso hasta el final, tú sabes. Yo no sé leer. En mi pasaje yo no podía saber qué decía. Fue acá, en el embarque, que la aeromoza de Gulfair me dijo que yo partía hacía Ramanathapuram, y no a Chennai, mi ciudad. ¿Puedes creer eso? Me negué a embarcar. ¿Para ir a dónde? ¿A una ciudad que no conozco, sin dinero, sin nadie, a 600km de casa… Felizmente, la policía pagó el pasaje de Ramanathapuram a Chennai. El señor deberá reembolsar. Han sido correctos, esos policías, tú sabes. Eran 60 Rials (120€) adicionales… ¡un mes de mi sueldo!

Ya tengo 5 años en Dubáï donde he hecho un “jump” (hacer un un “jumping”: partir de la casa del empleador, dejándole el pasaporte, para aceptar un puesto en otro lado, más lucrativo pero ilegal). Trabajé dos años en Arabia Saudita, dos años en Omán antes. Hablo árabe fluidamente. Si necesitas a alguien, no dudes en llamarme a Chennai. Yo iré. Me caes bien. Pero no tan rápido. Primero quiero ver a mis hijas y descansar un poco… ”.

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