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Japón: ¡Cacería de matrimonios!

Categorías: Asia Oriental, Japón, Arte y cultura, Juventud, Mujer y género

Desde otoño del año pasado, en Japón, un nuevo término ha estado flotando en el aire. Es konkatsu 婚活 (una abreviación de kekkon katsu結婚活動), basado en la popular frase shûkatsu [1] (就活 cacería de trabajo), podría ser toscamente traducido a ‘cacería de matrimonio’.
Konkatsu no es apenas una palabra nueva, es un fenómeno social que ha emergido últimamente hasta el punto que los japoneses han sentido la necesidad de ‘darlenombre’ y reconocerlo, también de representarlo en muchas series de TV [2] [ja] y shows [3] [ja].

By Flickr user Kalandrakas [4]

Del usuario en Flickr Kalandrakas

Conocido como uno de los países con la tasa de natalidad más baja [5] del mundo, Japón también ha estado enfrentando otro problema, probablemente debido a un estilo de vida más acaudalado: la creciente cantidad de gente soltera, que no tienen intención de abandonar sus ambiciones laborales y caprichos personales para crear una familia.

De acuerdo a una encuesta sobre ‘el estado del país’ [6] [ja] del Instituto Nacional de Población e Investigación del Seguro Social, de hecho, entre las décadas de 1970 y 2000, el porcentaje de mujeres solteras (de entre 20 y 30 años) se ha triplicado del 18% al 54% y, de forma similar, el porcentaje de hombres solteros (de entre 30 y 40 años) ha aumentado del 12 % al 43%.

Por lo tanto, la cacería de matrimonios parece ir en contra de la tendencia pero, quizás debido a la crisis económica o quizás debido a la presión social que hoy en día aún pesa sobre los solteros, especialmente las mujeres, relativamente más hombres y mujeres maduros parecen haber decidido en este punto de sus vidas enrollarse las mangas y encontrar alguien con quien vivir.

Konkatsu@net [7], un sitio web especializado en konkatsu explica las guías para una ‘cacería de matrimonio’ exitosa:

Durante una temporada de ‘cacería de trabajo’, no sólo es importante tener contactos con la compañía que quiere trabajar para participar en sus ‘reuniones explicativas de la compañía’ y entrevistas. Otras actividades preliminares como obtener una calificación, entender sus propios puntos fuertes y débiles, recolectar información y prepararse para el exámen escrito promedio también son importantes.

De la misma forma, la ‘cacería de matrimonio’ consiste en muchas actividades diferentes.
Los hombres ‘entrenarán su cuerpo’, ‘mejorarán su gusto al escoger ropa’, ‘aumentarán su número de temas de conversación’ e ‘irán a salones estéticos’. Las mujeres también ‘se harán tratamientos estéticos en sus cuerpos y uñas’ y ‘aprenderán a cocinar’. Todas estas medidas son consideradas como necesarias para el konkatsu.
Sin embargo, lo más importante es ‘aumentar el número de posibilidades para conocer gente’.

Chii, una oficinista de 37 años, cuenta en su propio sitio web [8] sobre su experiencia como cazadora de matrimonio suscrita a una ‘agencia de consultoría matrimonial’.
En las líneas introductorias, explica por qué decidió enlistarse en un programa de konkatsu. En particular, ella demuestra un sentido del humor en la página [9], donde analiza y dibuja una imagen de algunos de los extraños personajes que la agencia de consultoría matrimonial le presentó y quienes la han decepcionado en su esperanza por encontrar al ‘indicado':

Tuve un novio de los 27 a los 32 años. Pero desde que me dijo que quería terminar conmigo he seguido mi vida como soltera, pensando que de alguna forma las cosas mejorarían.
He estado trabajando en una oficina por más de 10 años y, en cierta forma, yo soy LA oficinista pero la mía es sólo una ‘pequeña carrera’ comparada con todos aquellos que son las figuras líderes de mi compañía.
Así que, para evitar el riesgo de resistir más que ellos (nunca los superaría…) decidí unirme a la ‘agencia de consultoría matrimonial’.

[…]

Me presentan todos los días a alguien nuevo, quienes reúnen las condiciones estipuladas.
Pero… aún así algo parece estar mal.
Al mirar sus números (edad, salario, psique) están bien.
Pero, pero… algo anda mal.
Particularmente, no tengo altas expectativas. Quiero a alguien normal.
Sí…  a alguien normal.

Hoy en día, los anuncios de las agencias de consultoría matrimonial aparecen también en las oficinas públicas, como Bon [10] nos lo hace saber:

Estuve en la oficina municipal y un anuncio de consultoría matrimonial llamó mi atención.
Hace unos días, un mes luego de haber visto ese anuncio y, mientras preparaban una copia del registro familiar, sin pensarlo mucho, tomé una copia del anuncio.
Entonces los llamé.
La semana entrante iré a registrarme.

Pero a pesar de ese tipo de agencias y del fenómeno en general, palabras de crítica [11] vienen de una madre japonesa que escribe, en inglés:

¿Deben ir a hacerse entrevistas y tomar exámenes para conocer a su pareja? ¿Deben arreglarse y pretender que son buenas personas?
Los que inventan estas nuevas palabras deben tener un plan. ¡Intentan que los jóvenes sientan la urgencia de casarse y los persuaden a unirse a las agencias matrimoniales [12] [ja]!
¡No se engañen, damas y caballeros! ¡No se apuren y no se mientan ustedes mismos!