Contar las consecuencias para las víctimas del conflicto armado en Colombia puede ser extremadamente difícil. Los sobrevivientes y refugiados han tenido que huir de su propia tierra y cruzar la frontera venezolana para garantizarle seguridad a sus familias. Sin embargo, incluso entonces, la situación a menudo no mejora mucho. Problemas de inmigración, desempleo, pobreza y otras formas de inseguridad han dañado la calidad de vida de estas familias.

Dentro de estas comunidades, los niños a menudo pueden ser los más vulnerables, ya que tienen un inmenso potencial por desarrollar. El grupo Ancla2, sobre el que fue escrito un artículo en Global Voices el año pasado, reconoció esta oportunidad y dió un taller a un grupo de niños refugiados en un pueblo llamado El Nula ubicado a lo largo de la frontera Venezuela-Colombia. Los hermosos paisajes de la región fueron el telón de fondo del taller, el cual le enseñó a los niños cómo acercarse y apreciar los detalles de la vida diaria y tener un sentido de comunidad. Ellos comunicaron esto a través del uso de la fotografía y la escritura creativa.

Así, el blog El Nula por la Paz muestra la experiencia y los resultados de estos talleres contando la historia de una comunidad a menudo ignorada por los principales medios de comunicación. Como dice en la descripción del sitio:

Detrás de las hermosas formaciones geográficas que se observan desde que se entra a El Nula, se crean una serie de preguntas, ya que la imagen que se tiene desde la capital y otras provincias venezolanas no es muy positiva del todo, ¿cómo vive la gente del pueblo?, ¿por qué esa imagen negativa de sus habitantes?, ¿cómo se entretienen los niños?, ¿cuáles son las ventajas de sobrevivir en esta controvertida población?

Por medio de la fotografía y la redacción de algunos textos que acompañan a las fotos podemos notar cómo los niños van más allá de lo que comúnmente puede verse en el pueblo, pues el contacto humano y la querencia de un pueblo en paz nos sirve para darnos cuenta en cómo la luz de sus miradas traducen el universo ideal que está dentro de sus visiones futuras.

Algunos de los participantes de los talleres son mostrados en el blog. Cleida, 13, elige fotografiar y escribir sobre las vacas que ve alrededor de su comunidad:

Foto de Cleida y usada con permiso

Yo voy a escribir sobre las vacas. Las vacas dan leche y de la vaca que estoy escribiendo la vi cuando íbamos para La Playita y la vaca tenía un becerrito recién nacido, y un perro se estaba comiendo la placenta de la vaca. Le tomé la foto y nos fuimos del lugar donde estaba la vaca y el becerro, y me gustó ver el becerrito tan lindo que tenía.

Álvaro, de 14 años, tomó una imagen de su mamá y tituló el post “mi mamá es como una rosa”:

Foto de  Álvaro y usada con permiso

La foto la tomé porque es mi mamá y porque yo la quiero mucho. La otra foto se la tomé a mi vecina porque es muy amable con las personas y le enseña a los de tercera edad y a los niños, por eso me gusta tomarle a mi mamá a la vecina y a los animales, a las cosas, y a las personas que fueron para el curso de fotos. Al profesor Álvaro y a las personas de la calle y a los conocidos, a Ingrid. La foto que más me gustó fue la de mi mamá y la de Ingrid.

Foto de Ancla2 y usada con permiso.

El proyecto también atrajo la admiración de otros en la comunidad de los medios de comunicación ciudadanos. David Sasaki, publicó un post [ingl] sobre este proyecto que agrega más contexto sobre el conflicto actual y los refugiados:

Lo que me gusta de este proyecto es que no sólo representa a El Nula como una zona de guerra como lo hace cualquier otra referencia a la comunidad que vayan a encontrar online. No, muestra a El Nula a través de los ojos de aquellos que viven allí. Cuando la tragedia los golpee de cerca, los jóvenes de El Nula sabrán cómo usar las herramientas online para crear conciencia y buscar ayuda. Pero hasta entonces, también saben cómo crear conciencia sobre todo lo bueno en sus vidas.