Ruanda: Quince años después del genocidio

Hoy 14 de abril marca el fin de la semana nacional de luto en Rwanda que recuerda los 15 años desde el genocidio que mató a 800.000 personas. El 7 de abril, se organizaron ceremonias en la capital, Kigali y en Nyanza, donde más de 5.000 personas fueron asesinadas. En el estadio de Kigali, miles de velas escribieron la palabra «esperanza» en tres idiomas.

La blogger de Ruanda Negrita's Chronicles pidió a sus lectores que se unieran a la vigilia a la luz de las velas en honor a las victimas a través de su blog:

Han pasado 15 años desde el Genocidio que cambió para siempre mi hogar y mi gente.

El mundo quedó en silencio mientras los llantos de ayuda quedaron en letra muerta.

Por favor, acompáñenos a encender una vela en memoria de aquellos a quienes sus vidas fueron arrebatadas como señal de esperanza ,de paz, justicia y verdadera reconciliación en el futuro.

En posts sucesivos, Negrita publicó un  video de la campaña Velas por Ruanda y la canción ‘Never Again’ escrita y grabada en conmemoración del Genocidio. La canción fue compuesta por el cantante de gospel de Ruanda Jean Paul Samputu en Kinyanrwanda, pero los coros están cantados en diferentes idiomas (Inglés, Francés, Swahili, Kirundi y Kiganda) por varios músicos regionales populares.

Kigali Genocide Museum (Photo by Elia Varela Serra)

Fotografías de niños víctimas del genocidio en el Kigali Memorial Center (Fotografía de Elia Varela Serra)

Martin Leach, la cabeza de DFID (Departamento Británico de Desarrollo Internacional) en Ruanda asistió a las ceremonias en Nyanza, las que describió en su blog:

Cientos de personas se dirigieron hacia la colina de Nyanza, muchos de ellos usando algo púrpura, una bufanda, un chal e incluso una pulsera púrpura. El color púrpura es el color de luto en Ruanda y ayer, 7 de Abril, fue el 15 aniversario del Genocidio. En la cima de la colina, me uní a una gran multitud en la ceremonia de conmemoración. Metido entre dos embajadores, escuché los relatos conmovedores de los sobrevivientes de la masacre que ocurrió en el mismo lugar donde estábamos sentados, sin nadie que los protegiera de los brutales ataques de la milicia.

Pero fueron los jóvenes los que más me conmovieron: niñas vestidas en púrpura y blanco recitando poemas en Kinyarwandan sobre la necesidad de tener valor para el futuro a pesar de la pena y el dolor, y un coro de jóvenes con «Nunca Más» escrito en sus camisetas y cintas del cabello cantando con emoción acerca de la importancia de nunca olvidar el genocidio. Y fue emocionante. Incluso los ministros del gobierno estaban derramando lágrimas, recordando las experiencias y sus seres queridos perdidos. No puedo imaginarlo – un millón de personas asesinadas en 100 días: como  la alcaldesa de Kigali dijo: «un mal indecible» se había apoderado del país.

Michael Abramowitz del museo del Holocausto estuvo en  Kigali para las ceremonias. En su blog World is Witness, Abramovitz recordó el testimonio de un sobreviviente del genocidio llamado Venuste que conmovió a la audiencia durante la ceremonia:

Venuste, que aparentaba estar en sus 50 0 60 años, con un comportamiento digno, procedió a decirle al público silencioso cómo su familia y vecinos decidieron refugiarse en la Escuela Técnica de Oficiales cercana, pensando que quizás fuera seguro refugiarse allí a causa del pequeño contingente de soldados belgas de las Naciones Unidas que se encontraban allí. Pero cuatro días después, para su gran sorpresa, la pequeña fuerza de la ONU partió, diciéndoles a aquellos reunidos en la escuela que los «gendarmes» los rescatarían. Los soldados de la ONU ignoraron las súplicas desesperadas de no dejarlos a merced de la multitud amenazante de soldados del gobierno y la milicia armada que rodeaba las puertas de la escuela

Después de la salida del último de los soldados de la ONU, Venuste y otros 5.000 que estaban reunidos en la escuela fueron forzados a caminar a través de un corredor formado por la milicia Hutu, soldados y civiles con machetes, pistolas y otras armas. Algunos de los que sobrevivieron describieron lo vivido como un «corredor de muerte». Venuste perdió su brazo derecho, arrancado de cuajo por uno de los torturadores. Los caminantes llegaron a esta pequeña colina, donde fueron rodeados por una pandilla de asesinos y atacados con granadas, machetes y palos. En pocas horas, Venuste dijo, «estábamos echados en piscinas de sangre».

De los 5.000 que buscaron refugio con la ONU, apenas 100 sobrevivieron, según Venuste. Él sobrevivió únicamente porque se mantuvo inmóvil debajo de pilas de cadáveres, y fue pasado por alto por los asesinos que buscaban señales de vida en medio de la carnicería.

Impresionado por el desarrollo económico de Ruanda, Abramowitz no ve marcas de las atrocidades vividas 15 años atrás:

Como visitante por primera vez a Ruanda, es difícil no ser sorprendido por el desajuste entre los feroces eventos de sólo 15 años atrás, y la aparente calma y prosperidad de Ruanda, que aspira a ser el centro económico de una África del Este vibrante. A medida que nos dirigimos fuera de la ciudad a una de las iglesias donde todavía se pueden ver los cráneos pertenecientes a los Tutsi asesinados, pasamos por un grupo de trabajadores cavando cunetas a los lados de la carretera para instalar nuevas líneas de fibra óptica. Un recién llegado piensa: ¿Cómo puede ser que este hermoso país, rutinariamente descrito por los mismos africanos como uno de los países que mejor funcionan del continente, haya experimentado tal salvajismo?

Ugandan fishermen pulling bodies out of Lake Victoria that had traveled hundreds of miles by river from Rwanda (Photo by Dave Blumenkrantz, used under a Creative Commons license)

Pescador de Uganda, sacando cuerpos del Lago Victoria que viajaron cientos de millas por el río desde Ruanda. (Fotografía de Dave Blumenkrantz, usada bajo licencia de Creative Commons)

Colette Braeckman [Fr], una periodista Belga, y autora de varios libros sobre África Central, también estuvo presente en la ceremonia del aniversario en Kigali sobre la cual escribe:

De las multitudes reunidas en frente del «jardín del recuerdo» y el memorial del genocidio, están saliendo llantos que interrumpen los discursos oficiales. Todo el tiempo, cuerpos con convulsiones o desmayados son sacados por las ambulancias. Cuando Venuste Kasirika llega al escenario y cuenta sobre su calvario, su historia es puntuada por sollozos que sacuden a la audiencia.

Paseando en el moderno Kigali, Braeckman hace una observación similar a la de Abramoqitz sobre la desconexión con el horrible pasado:

En esta ciudad moderna y ambiciosa, donde los barrios de bajos ingresos han sido arrasados y sus habitantes llevados mucho más lejos; en medio de estos edificios con bancos, tiendas y oficinas, viendo estas camas de flores perfectamente cuidadas y los espacios verdes que parecen jardines ingleses, ¿cómo podemos creer que quince años atrás, camiones de basura estaban reuniendo cadáveres por cargas y depositándolos en el hospital, como pilas de basura?. Viendo estas personas tan bien vestidas, todos usando zapatos citadinos (ir descalzo ha sido prohibido) ¿Cómo podemos recordar la mirada lunática de los asesinos, borrachos de cerveza, de marihuana y de odio, adornados con amuletos, portando armas y largos machetes y aullando como animales, mientras sus vecinos Tutsi eran forzados a ocultarse en los cielos rasos, en las cunetas y en los arbustos?.

Yves Zihindula [Fr], un blogger congolés en Goma, recuerda el genocidio, visto desde el otro lado de la frontera:

Exactamente 15 años atrás, cientos de personas (refugiados) pasaron a la República Democrática del Congo. Esta fecha nos trae imagenes de mujeres y niños debilitados por el hambre en las calles de Goma. Recuerdo haber visto cadáveres en el lago Kivu, arrojados del lado de Ruanda y traido por las olas al lado Congolés. En esa época, vi camiones de basura trasportando cadáveres humanos y arrojándolos en fosas comunes.

Para nada son buenas memorias. Todavía se siente raro darse cuenta de la tragedia. Humanos mátandose los unos a los otros. Incluso entre animales esto rara vez ocurre. Me arriesgo a creer que esto no pasará de nuevo y que toda el África (y todo el mundo) ha aprendido la lección.

Para un tasfondo sobre el genocidio en Ruanda, ver los posts en el blog Stop Genocide: False History, Real Genocide: The Use and Abuse of Identity in Rwanda y Genocide in Rwanda: “A Distinctly Modern Tragedy”.

7 comentarios

  • richar

    hola, tengo que realiar un trabajo sobre el genocidio en ruanda para derechos humanos alguien puede ayudarm,e

  • richar

    mi direccion de correo es riki787@hotmail.com

  • Norma De La O

    Por qué pasó eso en Ruanda, asesinar a la misma gente? no puedo comprender esto?

  • Norma De La O

    Que ha sido peor, lo de Alemania o lo de Ruanda?

  • E.Z.L

    A decir verdad…no sabía que había pasado algo así en África, no hasta que en mi instituto con la materia de «ético-cívica» nos pasaron la película. Es muy impactante…pensar que en otro lugar pasó una tragedia como esa y no obstante mucha gente ni sabía que eso estaba ocurriendo. Es muy triste ese echo el cual me parece tonto. Matar a casi toda una raza solo por miedo a ser esclavizados de nuevo, aun cuando estuvieron viviendo juntos, coexistiendo desde tiempo atrás. Se podría haber solucionado dialogando, digo yo. Bueno esa es mi opinión.

  • lolo de la g

    que tristesa enterarme de este suceso tan cruel y carnicero y que las autoridades correspondientes no hayan actuado rapido en su momento me entere por medio de la pelicula y senti rabia y coraje de tanta impotencia solo deseo que ei gobierno de ese pais ponga mas atencion a su poblacion porque la gente de color son nuestros ermanos y tienen los mismos derechos que nosotros porque todos somos hijos de dios

  • Norma

    Actualmente todos tienen los mismos derecjos?

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