Serbia: Madre coraje

Hace unos cuantos meses, la blogger serbia Krugolina Borup publicó (serbio) una serie de posts titulada “¿Por qué los serbios tenemos que morir de la “plaga blanca»? en un blog de B92. Se trataban de su propia mala experiencia al dar a luz, acerca de comportamiento nada amigable y trato inhumano del personal médico, acerca de corrupción en el hospital de maternidad. Cientos de lectores desde Serbia y desde fuera comentaron sobre sus posts y muchos de ellos compartieron sus propias experiencias.

Poco después de publicar estos textos, Krugolina Borup empezó una iniciativa civil llamada “Madre Coraje” y creó un sitio web con el mismo nombre. Su idea principal es animar a todas las mujeres (madres) a describir sus experiencias, independientemente de cuándo dieron a luz.

Docenas de historias personales (así como unas cuantas fotos) ya se han publicado. Las mujeres están publicando anónimamente: su seudónimo conjunto es “Kengurica” (‘canguro hembra’ en serbio) y solamente las figuras después de él son diferentes.

En la sección de biografías del sitio web “Madre Coraje”, Krugolina Borup escribió:

Mi nombre es Branka Stamenkovic. Di a luz en el 2004 en el hospital en Zvezdara [Belgrado], y hoy, cuatro años y medio después, sigo alterada y comienzo a llorar cuando recuerdo lo que experimenté[…]

Reacciones de los lectores […] me inspiraron a hacer un poco más, es decir, empezar a reunir historias de mujeres que dieron a luz y publicarlas en este sitio web. No sé si mi esfuerzo tendrá éxito en cambiar algo […].

ahora, es una iniciativa muy seria y masiva.

Según la confesión de Branka, su historia quedó registrada como Kengurica 001. Esto fue lo que escribió acerca de la terrible experiencia de su parto:

[…] Mientras daba a luz, el aparato de aire acondicionado se cayó al piso. Por suerte, y no estaba cerca. Me pregunté, si hubiera estado ahí, ¿qué habría pasado? […]

[…] Cuando me transfirieron a la unidad de cuidados intensivos después de la sección C, yo estaba desvariando. No me podía levantar y recuperar mi respiración normal. Debido a eso, me olvidé de ponerme un aparato intrauterino y sangré en toda la ropa de cama. Después, una enfermera estaba gritándome y se negaba a cambiarla. […]

Recién al cuarto día le di de lactar a mi bebé por primera vez porque no me permitieron hacerlo antes pues tenía que estar en la unidad de cuidados intensivos. […] Por supuesto, había problemas con ocasión de dar de lactar porque nadie vino a enseñarme cómo sacarme la leche y me dio inflamación en los pechos […].

[…] Durante la entubación, el anestesiólogo me golpeó el diente. Tal vez ese sea el procedimiento normal, no lo se, pero me gustaría saber por qué no dice nada de eso en mis papeles de alta. Además, ¿por qué nadie me informó si yo tenía el derecho a compensación por daños? Y si no tenía derecho a eso, ¿por qué no lo tenía?

Sobre la corrupción, Branka Stamenkovic dijo:

El costo oficial de la anestesia epidural es 10,000 RSD. No obstante, tuve que darle ilegalmente 200 euros al anestesiólogo para que me diera anestesia. […]

Kengurica 268 escribió:

Yo di a luz en 1977 y todavía recuerdo cada detalle. Los recuerdos y el miedo regresaron en el 2007, inmediatamente antes del parto de mi hija. Di a luz en Novi Sad y esperaba que algo cambiaría después de 30 años y también que dar a luz en el hospital de maternidad de Belgrado “Narodni front” seria algo mejor de lo que yo había experimentado. Desafortunadamente, cuando llegué a “Narodni front,” tuve la impresión que el tiempo se había detenido […].

Agregó:

[…] Brevemente, la salida de mi bebé duró de las 14.00 a las 17.30. Doctores, enfermeras y estudiantes se pararon alrededor de mí. Me sentía como una maravilla nunca vista. Cuando la bebé nació, la parte inferior de su cuerpo era azul como la tinta y la parte superior era blanca como un papel. Me mostraron a mi bebé y salieron. Me cortaron y me dejaron ahí echada. Se fueron a traer café. Después de media hora, el doctor vino a coserme el vientre. Después de eso, una enfermera me ordenó que saliera de la cama y me dijo que bajara al piso inferior. […]

[…] Lamento que el parto de mi hija haya despertado estos recuerdos después de 30 años. Es muy bueno que las madres de hoy no permitan que ocurra algo como mi experiencia. Esta iniciativa me da la esperanza que me olvidaré absolutamente de mis recuerdos cuando mi nieta esté dando a luz.

Kengurica 057, que dio a luz en el 2004 en Backa Topola, un pequeño pueblo en el norte de Serbia, comenta sobre el comportamiento de la partera:

[…] Tras un chequeo médico, le pregunté a la enfermera si avanzaba con abrir, pues había estado conectada a la inducción durante seis horas. Ella me preguntó muy insolentemente: “¿Por qué te apuras? ¿Vas a ir a la peluquería? ¡Tengo una noche entera para ti!” La situación fue desagradable y ya pueden adivinar cómo me sentía […]

[…] En esta historia quiero alabar a mi doctor. fue profesional, a la vez muy cercano a nosotros, personas comunes. Durante dos días, mientras no me podía levantar, me trajo la comida a la cama y me visitaba más allá de las visitas normales. […]

Kengurica 047 (2008, hospital de maternidad Narodni front, Belgrado):

[…] Completé las formalidades que estaban relacionadas a entrar al hospital desde las 6.30am hasta la 1.30pm. Me dijeron que tuve suerte porque algunas mujeres esperaron una cama durante 17 horas. […]

[…] A pesar de mis pedidos de que me examinaran algunos de los doctores, las enfermeras se portaron como si fueran seres superiores, me mandaron a CTG, me gritaban, me dijeron que era una engreída y que nunca daría a luz. […]

Kengurica 070 (Narodni front, Belgrado, 2008):

[…] El doctor y el anestesiólogo actuaron muy bien conmigo porque les deslicé dinero en sus bolsillos. Ya que solamente hay una enfermera en la unidad de lactancia para 30 mujeres, también deslicé dinero en su bolsillo. Tal vez tengan una experiencia muy interesante si llevan una billetera. […]

Pero, todas las cosas mencionas están relacionadas con la clínica ginecológica “Narodni front” en Belgrado, no sé cómo es en otras clínicas. […] De otra manera, ¿sabes que no te van a poner una anestesida epidural, cuyo costo normal es de 10,000 RSD, si no deslizas dinero en las «manos» de los anestesiólogos – independientemente del hecho que ya pagaste por anestesia epidural en la cuenta del hospital? […]

Kengurica 123 (Narodni front, Belgrado, 2008):

[…] Los dolores eran más y más fuertes. […] Yo jadeaba, no podía llamar a nadie. Todo el tiempo miraba en dirección al pequeño cuarto donde todos estaban sentados y fumando. Tenía la esperanza de ver a alguien salir de ese cuarto para llamarlo. Llamé, grité pero me ignoraron. Los dolores eran más y más fuertes. Lo admito, empecé a gritar al tope de mis pulmones. Mi teléfono vibró. No pude agarrarlo. Alguna enfermera se apareció y me dijo: ¿Por qué estás gritando? ¿Qué quieres? Te dijimos que llamaras cuando terminaras con el nacimiento, estúpida perra. Yo estaba gritando cada vez más fuerte, sobre todo para que alguien viniera, pero también para destrozarles los nervios. Los dolores eran más y más fuertes. Miré a ambos lados. Vomité. Estaba mareada como si me hubieran disparado a la cabeza. Empecé a gritar de nuevo. Escuché la voz de un hombre: “¡Díganle a esta vaca que deje de rugir!” “Malditos sean todos,” Dije en respuesta. Estaba vomitando. Pensé que moriría. Empecé a llorar por los dolores. Nadie vino a ayudarme. Estaba empezando a perder la conciencia. Traté de darme una cachetada. De repente, un doctor vino y dijo: “Hola, ¿cómo estás? ¿Empezó ya la labor de parto? Veamos… Oh, ¿por qué no nos llamó? […]

Kengurica 163 (Narodni front, Belgrado, 2008):

[…] Escuchando diferentes historias relacionadas con el nacimento, concebía como algo no deseable ir al hospital de maternidad si no conocía a nadie ahí. La tarifa de los anestesiólogos está entre 100 y 150 euros (si no pagas, no vienen). Nadie sabe cuánto cuestan los doctores. Finalmente, una partera es lo más importante y ella también tiene su tarifa, porque, oh Dios mío, todos vienen al hospital de maternidad por tu bien fuera de sus horas de trabajo. […]

Kengurica 193 (Pancevo, 2003):

[…] Se llevaron mi placenta, y después empezaron a saltar sobre mí. Oigan, aunque han pasado cinco años, todavía no puedo entender qué pasó entonces. Pensaba que era una pesadilla. Un doctor estaba saltando sobre mí, otros se trepaban sobre mi barriga y pecho, yo perdía conciencia. Creí que me atoraría. […]

Kengurica 026 (Narodni front, Belgrado, 1997):

[…] El personal del hospital es antipático, no te dan ningnua información, no sabes a dónde debes ir, no sabes cuál es el siguiente paso. Solamente puedes pararte en el pasadizo y rezarle a Dios que alguien te examine antes que el bebé se caiga al suelo. Tengo contracciones cada 5 minutos, estoy parada en en el pasadizo sin ropa interior y estoy manchada con diferentes fluidos. No tengo información de a dónde debo ir, qué debo hacer. Después de media hora, viene un doctor y dice: “Vamos a inducir, tengo que tomar un avión esta tarde.” […]

[…] El agua se desbordaba del lavadero. Al día siguiente adquirí un químico y desatoré el lavadero. Hay un baño por cada 70 mujeres. Se ve horrible. Después, cuando vine a casa y mostré mis fotos, nadie me creía que había estado en un hospital de maternidad. […]

[…] Cuando la enfermera me trajo a mi bebé al segundo día, estaba totalmente vestido a pesar que hacía más de 40 grados. Cuando le saqué el pañal, una cucaracha cayó. Si, grité, lo admito. Se lo anuncié a la enfermera y ella me respondió que tenían problemas con cucarachas […]

Kengurica 269 ha tenido cinco partos. Dio a luz cuatro veces en Novi Sad (1979, 1985, 1990, 1996), y una vez en Bonn, Alemania, en 1994.

[…] La estadía en el hospital de maternidad en Novi Sad’ fue dolorosa, especialmente hace casi 30 años. Nada ha cambiado hasta ahora. […]

[…] Las sábanas estaban sucias y gastadas. La ropa de cama no la cambiaron en todos los días de mi estadía ahí. […]

[…] En uno de mis cuatro partos en Novi Sad, yo jadeaba y tenía mucha sed. Era agosto y estábamos sobre los 30 grados. Pedí un vaso de agua. La respuesta fue: “Esto no es una pastelería”. […]

[…] Los protocolos son medievales. Si mencionas presencia del padre durante un parto, cada vez escucharás que los padres serbios no están interesados en eso. […] Principalmente, a los padres los traen al hospital de maternidad en secreto. ¿Por qué en secreto? El bebé es mío y de él, no del inventario del hospital. […]

Y acá está cómo fue en el hospital de maternidad en Bonn:

[…] Tuve un salón de preparación personal, un salón de operación personal, una partera personal en el hospital de maternidad de Bonn. Todo el tiempo mi esposo estuvo a mi lado. Y cada diez minutos una muy cordial partera me preguntaba si tenía dolor y si quería un analgésico. Le mencioné que no quería anestesia epidural, aunque era gratis. Eso (y todo lo mencionado arriba) es algo que lo provee el seguro social y de salud. Recuerdo que en el salón de operación la ropa de cama era amarillo claro, había bastantes flores en el antepecho de la ventana, cigüeñas rojas colgaban del techo […] los cuartos tenían dos camas. Había televisor, baño, teléfonos cerca de las camas, botones de alarma. Cerca de la cama había una caja de bebé. Si yo quería salir del cuarto y dormir, por ejemplo, podía tocar el timbre y una enfermera venía y se llevaba al bebé para cuidarlo. El personal fue muy cordial así que me sentía tímida de tocarles el timbre. […]

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