Myanmar: Aún se necesita ayuda

Hace cinco meses, el ciclón tropical Nargis golpeó Myanmar, matando a más de 80 mil personas y dejando a 50 mil desaparecidos y 20 mil heridos. Fue el peor desastre natural que ha devastado la parte meridional de Myanmar.

La junta militar gobernante en Myanmar fue inicialmente criticada por el lento trabajo de socorro y por rehusarse a pemitir la entrada de grupos internacionales de ayuda. Gracias a la presión internacional, la junta acogió los esfuerzos de asistencia de otros países. Muchos meses después, grupos de ayuda notaron la situación de improvisación en Myanmar, con respecto a la coordinación de la asistencia humanitaria. Un reporte de Refugees International:

«Agencias de ayuda reportan hoy un nivel sin precedentes de acceso y movilidad en el Delta Ayeyarwady, el cual es un premio a la exitosa lucha de Naciones Unidas, la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático -ASEAN en inglés- y los Estados Unidos por el acceso humanitario. Pero los beneficios de entregar suministros de socorro, recojer información acerca de necesidades y apoyar comunidades locales, están en riesgo sin el compromiso constante de brindar seguridad alimentaria, medios de sustento y rápidas actividades de recuperación de infraestructura.»

El reporte también enfatiza la necesidad de mantener la ayuda:

«Aunque una gran mayoría de las víctimas del ciclón han recibido algún tipo de asistencia, y muchos están recibiendo suministros alimenticios regularmente, el proceso de transición de la ayuda a la auto-suficiencia requerirá ayuda internacional hasta bien entrado el 2009 y quizás más allá. La comunidad internacional debe continuar financiando la ayuda humanitaria y comenzar a crear medios de sustento y otras tempranas actividades de recuperación de infraestructura que permitirán un gradual retiro de la ayuda de emergencia.»

Pero «aislacionistas radicales» continuan bloqueando la ayuda extranjera:

«Sin embargo, aislacionistas radicales están aún determinados a evitar mayor implicación internacional en los asuntos birmanos. Este obstruccionismo ha levantado muros a las operaciones de socorro, tales como el intento fallido de imponer estrictas pautas a las agencias internacionales.»

Estos «aislacionistas radicales» pueden ser los líderes cautelosos con la implicación de Estados Unidos en el proceso humanitario pues temen que EE.UU. derroque la junta. Un documento del gobierno fue revelado, que acusaba a los EE.UU. de sólo entregar agua potable, fideos instantáneos y medicina en los campos de refugiados.

Es bueno leer noticias de recuperación:

«La resistencia de aquellos que han sido más afectados, es inspiradora. Una sorprendente alto proporción de los campos de arrozales del Delta han sido plantados a pesar de la destrucción causada por el ciclón Nargis. Aún cerca de un millón de personas dependerán de la asistencia alimentaria en muchos meses por venir. En áreas como agricultura, pesca, salud y educación, una enorme tarea de recuperación y reconstrucción recae sobre la población afectada así como en aquellos que buscan ayudarlos.»

Oficiales educativos están doblando esfuerzos para ayudar a los estudiantes. Artistas internacionales están recolectando dinero para las víctimas.

Asistencia sanitaria fue proporcionada a las víctimas del ciclón por la llegada de donaciones y doctores voluntarios. Esto fue validado por la Organización Mundial de la Salud, la cual reconoció el rol crucial de médicos, enfermeras y parteras gubernamentales al brindar tratamiento médico urgente a los sobrevivientes del ciclón. Una sugerencia interesante de la OMS:

«Una de las lecciones de Nargis debería ser la introducción de clases de natación para mujeres, y entrenamiento para evacuación familiar diseñado para estimular a los hombres a atender a los niños más grandes -los cuales requieren mayor fuerza- mientras las mujeres cuidan de los bebés.»

El optimismo de la OMS no fue compartido por la Red Internacional de Esperanza Global (GHNI por su siglas en inglés):

«La mayoría de los lugares más golpeados del delta Ayeyarwaddy aún le niegan la entrada a extranjeros. Es un lugar peligroso para trabajar. Nuestros equipos de trabajadores nacionales continuan arriesgando su libertad y sus vidas para ayudar a los desesperadamente sufridos. La gente está perpetuamente hambrienta y no están recibiendo suficiente comida para mantenerse sanos. Meses después que el ciclón Nargis devastó Myanmar, la situación permanece nefasta y peligrosa.»

Otras noticias perturbadoras: algunos líderes locales están extorsionando con dinero a los aldeanos. Precios de productos, como la sal, aún están altos. La escasez de comida y arroz podrían empeorar por el mercado ilegal de arroz en las fronteras de Myanmar. Cerca de 5 mil refugiados fueron expulsados (reubicados) de campos humanitarios hace unas semanas.

Sólamente 112 huérfanos están oficialmente registrados en los orfanatos administrados por el gobierno. Sin embargo, el estimado inicial de las Naciones Unidas de niños que quedaron huérfanos fue de cerca de 2 mil. ¿Dónde están los otros huérfanos? Se teme que muchos huérfanos hayan sido reclutados al Tatmadaw, las Fuerzas Armadas de Birmania.

New Mandala entrevistó a un trabajador de la ayuda que nos proporcionó una versión creíble y concreta sobre Myanmar. La parte más fuerte de la labor humanitaria:

«La comunicación entre las agencias y el campo fue el problema más difícil que encaramos. La infraestructura comunicativa era mínima, altamente regulada y controlada. Fue muy difícil obtener una idea clara del tipo y la extensión del daño sufrido. En muchas ocasiones la única manera de transferir información era viajar a las oficinas y recojer copías en físico o pasarlas directamente a las computadoras. La falta de confianza de las agencias de ayuda con el gobierno y de este para aquellas creó un ambiente de secreteo donde mucha gente estaba muy reticente a compartir información acerca de sus actividades.»

Una experiencia inspiradora:

«Nunca me sentí indeseable en ningún momento durante la respuesta. Generalmente el recibimiento era positivo aunque culturalmente la población es cautelosa de comentar o quejarse abiertamente acerca de cualquier «asunto». Pienso que una de las cosas más maravillosas comenzando la respuesta fue las reacciones y el compartir entre la población afectada… El compartir suministros entre los hogares para asegurarse que todos recibirían apropiada asistencia, fue también alentador.»

Kyimaykaung reflexiona sobre la serie de tragedías que han golpeado Myanmar:

«Observo que las crisis birmanas se están haciendo más seguidas y más severas, que toma sentido desde el punto de vista, o ceguera preferiblemente, que la junta militar aumentó la opresión y los problemas estructurales adjuntos, que va de la infraestructura, a la burocracia, a un ejercito enorme, hasta la degradación medioambiental.»

Fotografías de las comunidades de Myanmar afectadas y niños huérfanos.

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