Abjasia, Georgia: “En casa”

“Hay muchas casas como esta en Sujumi. Un eco de la guerra. [fuente de la imagen]

Ahora que parece que todo el mundo está hablando (rus) acerca de una guerra inminente sobre Abjasia, a pesar de los mejores esfuerzos de Alemania (ver las últimas noticias acá o acá), decidí finalmente traducir este post de hace unos cuantos meses (rus) del blogger de LiveJournal cyxymu (el nombre del blog usa letras del alfabeto latino para deletrear el nombre de Sujumi, la capital de Abjasia, como se ve en cirilíco), un georgiano que pasó su infancia en Abjasia y que ahora vive en Tbilisi, con lo que se ha convertido en una “persona desplazada internamente” (IDP, por sus siglas en inglés) durante las hostilidades a comienzos de los años noventa.

Acá el post de cyxymu, titulado “Casa“:

Anoche soñé con la casa de mi abuelo. No había soñado sobre esto en mucho tiempo, y fue increíble encontrarme de nuevo en mi niñez..

La mayor parte del tiempo que pasé en Sujumi viví en esa casa, conocía todos sus rincones y ranuras, tenía lugares secretos para esconderme y lugares para estar solo y soñar…

Soñé que subía las escaleras hacia el ático, y era tan agradable escuchar la lluvia caer allá arriba. Mi hermano y yo íbamos mucho arriba y escuchábamos las tormentas, podías oír las ramas golpeando contra el techo corrugado, la lluvia aporreando las tejas y cayendo por la alcantarilla.

También me gustaba esconderme en el garage, mi hermano y yo teníamos nuestro centro de operaciones ahí, el garage tenía un techo de metal y la lluvia lo golpeaba de verdad muy fuerte…

A veces cuando el Besletka [río] aumentaba durante una tormenta, empezaba a inundarse. El agua entraba al sótano, y entonces teníamos que poner nuestras provisiones a buen recaudo. El heroísmo se recompensaba con la mermelada hecha por la abuela.

En el sótano teníamos escondites donde ocultábamos toda clase de cosas, incluso antes de irnos escondí una mira óptica que encontré ese mismo día. Detrás de la casa había un gallinero, y un gallo nos despertaba cada mañana cuando convocaba al sol para que saliera. A veces, las ratas se metían en el gallinero, y yo las cazaba con un Geco de bajo calibre. Para eso quería la mira.

En el jardín crecía todo lo necesario para la vida humana: dos clases de pera, manzanas (champagne y winter), caquis, ciruelas verdes de primavera [tkemali], ciruelas, [feijoa], [nísperos], higos y dos clases de cerezas. Yo planté los duraznos con mis propias manos. Y tomates, pepinos, frambuesas, fresas (aunque las fresas eran feas, pues teníamos tierra muy húmeda). A los pepinos les gustaba trepar sobre las frambuesas, y a veces perdíamos un pepino, porque a veces no podíamos verlos en el follaje, y crecería hasta ser un pepino grande, amarillo. Entonces el abuelo decía, “Bueno, está bien, lo usaremos para semillas el próximo año.”

Cada primavera comenzaba con las semillas primero en latas, después las replantaba en cajones de madera, y recién ahí en invernaderos de vidrio. Y cuando los tomates crecían, el abuelo y yo colgábamos redes encima, para que las peras no se cayeran sobre los tomates cuando maduraban.

Durante [la guerra], cuando un obús abjasio cayó en la casa del costado, un pedazo de metralla se llevó abajo el árbol de manzanas champagne tan grueso como un brazo, algunos otros árboles también perdieron ramas, y yo decía que eran los árboles los que nos protegían…

Después la metralla cortó toda la casa, los pedazos entraron por la ventana del cuarto donde el abuelo y la abuela dormían, millagrosamente no los tocó, montones de pedazos entraron por las paredes, desgarraron el techo, tiraron abajo todas las ventanas de la casa… Pero no nos mudamos a una casa abjasia, en cambio pusimos nuevos vidrios y arreglamos el techo (parchamos los huecos). Pensando en más adelante, pegamos cruces de papel adhesivo blanco en las ventanas…

Me duele el corazón por esa casa más que por ninguna otra, a pesar que tuvimos casas y departamentos más agradables en Sujumi. Mi corazón se quedó en esa casa.

Y más que nada no puedo perdonarme por dejar atrás a mi abuelo y mi abuela -cuando saqué a mis padres fuera de Sujumi, esperaba regresar en un par de días.

Y nadie de mi familia pudo ir a Sujumi para los funerales de mi abuelo y mi abuela. Simplemente no se nos permitió regresar.

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