Rusia: Los BAMenses

El fotógrafo ruso Oleg Klimov ha estado de viaje desde el 23 de junio y esto fue lo que escribió (RUS) acerca de la ruta que se trazó para atravesar Rusia.

De acuerdo con los cálculos más aproximados, planeo tomar nueve trenes, dos transbordadores, tres aviones de carga, uno que otro bote de la guardia militar y un solo avión para mi regreso a Moscú. Tengo que visitar más de 20 ciudades y asentamientos, encontrarme con cientos de personas… y cubrir la distancia de alrededor de 20.000 km. Todo en aproximadamente 90 días. No es mucho tiempo, considerando que viajar en el Lejano Oriente es extremadamente complicado.

El 10 de julio, Klimov publicó este apunte (RUS) desde la Línea Principal de Baikal-Amur (BAM):

[foto]([TYNDAKOMSOMOLSK-ON-AMUR]). BAM – La Línea Principal de Baikal-Amur. Una idea estratégica de Stalin (BAMlag) y Brezhnev (construcción Komsomol). Un proyecto «brillante» de los años soviéticos.

Hoy, BAM es «[la lavandera con la tabla rota ]», un cuento de hadas en el que había un viejo y un pez dorado. Sueños que no se cumplen.

Cuando uno pregunta a los locales acerca de los «voluntarios komsomol» de la era de Brezhnev, simplemente sonríen en con un cierto dejo de vergüenza. Ya saben, la clase de sonrisa que expresa vergüenza, la que se usa cuando nos sentimos incómodos al admitir que nos han engañado. Se siente algo similar cuando tratan de engañarlo a uno con alguna [estafa] moderna. […]

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Hay dos tipos de «BAMenses»: aquéllos que se han ido y aquéllos que se quedaron en BAM para siempre. Los primeros tienden a recordar romanticamente «la construcción del siglo» desde lugares como Moscú o Leningrado, mientras que los segundos, en el mejor de los casos, «sonríen de modo incómodo» desde el punto medio entre Tynda y Komsomolsk-on-Amur.

Aquéllos que tuvieron el dinero y el lugar adónde ir, se fueron. El resto se quedó; y una de las razones fue que continuaban creyendo que aquella construcción gigantesca no podía ser abandonada así nomás.

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Al principio, BAM fue contruida por prisioneros, quienes, después [de la Segunda Guerra Mundial] fueron ayudados por los prisioneros de guerra japoneses. Aquí se cuentan historias increíbles. La gente estaba, en su mayoría, muriendo de hambre, de frío, de insuficiencia cardíaca o de ataques al corazón.

Enterraban a los muertos junto a la vía del tren, no muy profundo por el terrible frío. Cuando los komsomol [voluntarios] continuaron lo que comenzaron los prisioneros y los japoneses, encontraron muchas tumbas abiertas. Lo extraño era que muchos de los cadáveres que descubrieron tenían el cráneo roto. Más tarde, resultó que los guardias al no estar seguros de si el prisionero-obrero estaba muerto o si se fingía muerto, solían romperle el cráneo con una pala, sólo para estar seguros. […]

Quizás estoy hablando mucho acerca de los campos de trabajo y las prisiones, pero así son las cosas -fuera de Moscú y hacia el Este, hay dos tipos de campos y prisiones: los de antes y los de ahora. Asentamientos, represiones. En todas partes. Si lo pensamos mucho, nos volveremos locos pensando en qué clase de país vivimos.

BAM es también una «máquina del tiempo». Cafeterías auto-servicio existen aquí todavía, en las que se pueden conseguir una chuleta, puré con una gruesa salsa marrón y un vaso de compota Navy Style. Hay [Presnya Roja] y [Arbat] en Tynda, la capital de BAM. A lo largo de la vía del tren, es fácil reconocer los edificios de las 15 repúblicas soviéticas en la estación del tren que fueron construidos por sus representantes. La gente aquí es desconfiada, le preguntan más de una vez a quien tome fotos si tiene permiso para ello en BAM. ¿Un permiso expedido por quién? es la pregunta que desconcierta incluso a la policía. Simplemente no saben quién da permisos ahora para tomar fotos en BAM. Ni siquiera están seguros de si BAM existe aún.

Slava, de 37 años, es un «BAMense» de nacimiento cuya madre vino aquí en 1974 desde la región de Jerson, en Ucrania. No puede volver a esas tierras cálidas porque el clima marítimo de Ucrania es malo para su esposa asmática.

«Tynda tiene el mejor clima para la gente que sufre de asma» dice Slava. Especialmente si has nacido aquí. Todos los que han venido y han vivido aquí más de 30 años no pueden regresar a Rusia porque sus cuerpos se han adoptado el clima local. Sé de muchos ejemplos en los que la gente que abandona este lugar muere a los dos años -de ataques al corazón y de insuficienca cardíaca. Todo el mundo lo sabe y a todos les da miedo irse, aún cuando haya adónde ir. Es muy importante hacerlo antes de llegar a los 40; se hace muy peligroso después.

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No he encontrado corroboración médica para esta historia, pero es fácil de entender el aspecto humano de ella. Insuficiencia cardíaca [en ruso, el sigificado literario es «corazón insuficiente»] es el diagnóstico para lo que sufre nuestro país.

Escrito por Veronica Khokhlova.

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